Somos prisioneros de la trayectoria
circular de la fuerza centrífuga, esa que nos lleva hasta el abismo por donde
se precipita la basura del mundo y nos acaba depositando en un lugar muy
parecido a la ingravidez; un estado donde sólo el peso de nuestro cuerpo nos
deja sin capacidad para evitar el choque definitivo y final. Sin embargo, aún
nos queda una última opción: disfrutar. Disfrutar antes de abalanzarnos sobre
el universo, esa es la premisa, porque el regreso al mundo real se torna como
una gran derrota; una sensación que nos invade cuando sobrevolamos el cielo
azul del planeta Tierra; pues ese viaje, hoy en día, es lo más parecido a negarse
el propio futuro. De ahí que toque reinventarse, y eso es lo que hacen Izal
con Agujeros
de gusano, su segundo larga duración tras Magia y efectos especiales, ya que a medida que avanza el disco,
sus canciones son más suyas, despojándose de esos ropajes sonoros que hasta
ahora los delataban como los alumnos aventajados de ciertas formas de enfocar
la música independiente más exitosa del panorama nacional. Esa introspección
que les ha hecho abatirse en su propio universo, les ha llevado a explorar
nuevos territorios que, como ellos mismos dicen, son una tercera dimensión.
Abatimiento espacial que nos proporciona buenos momentos impregnados de ritmos
entrecortados, con melodías suaves e impetuosas a partes iguales, que encajan a
la perfección con unas letras de largos versos que se comportan como renglones
de un discurso al que ellos quieren dar el matiz alternativo a través de una
esencia desnuda, sin falsos artificios. En esa premura por conquistar el blanco
más puro es donde Izal se revuelven sobre sí mismos y sus principios, y lo hacen hasta
llegar a conseguir grandes resultados, como por ejemplo en el tema Palos de ciego, donde la lírica musical
y de letra, alcanza altas cotas de simbolismo: "sacando la cabeza del agua para respirar, buceando para buscar
nuestra recompensa."; perfecta simbiosis de pensamiento que encaja muy
bien con la actual cultura hipster que
inunda a una parte de la música independiente.
Este viaje alternativo al centro
del universo se inicia en forma de Despedida,
pues así se titula el primer corte de este disco, un giño por parte de Izal
a su anterior trabajo, y una forma muy especial de decir adiós a su pasado
musical. El nuevo punto de partida se llama Asuntos
delicados y se torna tan oscuro como frenético, simbiosis perfecta en clave
de fiesta que nos revela las nuevas sensaciones que Izal son capaces de
provocarnos, con ecos que se resisten a la derrota, porque en sí mismas son una
declaración de la victoria de la música sobre el mundo: "y el que esté libre de culpa que espere para disfrutarte que yo
ni pido perdón, ni favor, ni me arrepiento ni olvido, ni me arrepiento ni
olvido". Perfecta intro para el tema que han decidido que lleve el
estigma de ser su primer single, Hambre,
título que en sí mismo encierra una amplia definición de lo que es y lo que
pretende ser este grupo, recién bautizado como grupo revelación de los Premios Rolling Stone, un apellido más
que añadir a la corta pero intensa carrera de una banda que está rompiendo
barreras a velocidad de vértigo. Hambre
es un tema que relativiza el poder de la intensidad sin medida para convertirse
en lo más parecido a una cuerda de arco que se tensa y tensa hasta que su
flecha sale disparada y directa hacia el objetivo (y no falla); pura fiesta
adornada de dosis de lirismo. Unas proporciones de ritmo que se apaciguan con Pánico práctico, un corte del disco que
nos devuelve a una versión poderosa del medio tiempo teñido por unos teclados
de órganos que se incrustan como un regalo mágico en el centro de nuestro
tsunami más visceral.
Agujeros de gusano, tema homónimo del disco, y que a modo de
estandarte, es como un viaje largo y cambiante que se refuerza con la ingenuidad
de la hija de José Caballero (técnico de sonido en los estudios NEO de Aranda
de Duero) al inicio del mismo con ese "one,
two, ready, go". Una nueva muestra de esa inocencia que Izal busca en el folclore más desnudo
con el que nos invitan a mostrarnos libres como los sueños exentos de maldad: "eres luz que se va llenando de espacio
hueco que se va encontrando...". Pulcritud de intenciones que casi se
fusiona con Palos de agujero, tema
profundo en su concepción, pues posee la naturaleza del alma salvaje que
necesita del viento para poder expresarse. No cabe una mayor capacidad a la hora
de enarbolar la bandera del éxtasis que nos conduce directamente a la felicidad: "¿y qué vas a hacer? Volver a ser el
que eras"; aquí el juego de cuerdas es majestuoso (guitarras,
piano...), un regalo perfecto para una gran canción. Un bucle sonoro que
desembarca en otra de las fiestas colectivas pensada para sus potentes
directos, Ockham, alternativa
fantástica a la proclama de libertad que atesora todo el disco, y que les sirve
de nuevo a Izal para retrotraernos a los primeros temas que compusieron
para este Agujeros de gusano,
donde el riff entrecortado de las guitarras se fusionan con tímidas incursiones
en el funk más blanco de la música cuando atacan unos acordes del clásico Long
train runnin de Los Doobie Brothers. Un viaje en el tiempo que nos
sitúa en un espacio pletórico de esas dosis de luminosidad y hedonismo que todo
grupo necesita y al que Izal han denominado A los que volveremos: "reviviremos buenos tiempos, aquellos
días tan perfectos de estar tumbados entre verde y azul, comprenderemos que no
han muerto", que de pronto regresan con una nueva reivindicación de
sonidos pregrabados y cuerdas de bajo subidas de tono que, a medida que avanzan,
se van desarrollando como la vertiente más ácida e industrial del grupo, donde
los matices sucios nos preparan para la hecatombe en clave de epílogo en tres
partes (La duda razonable, La caída del
imperio, Resurrección y venganza). Aquí Izal se convierten en
altavoces de su generación, pues se tornan apocalípticos a la vez que profetas
de los negros tiempos que nos está tocando vivir, aunque ellos lo hacen
disfrazados con notas musicales que desprenden rabia, cinismo y venganza con
grandes dosis de buena música, donde las teclas del órgano se rebelan contra la
injusticia y los desechos de esta sociedad que nos ahoga, porque Agujeros
de gusano es el abismo por donde se precipita la basura del mundo.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.
2 comentarios:
Los agujeros de gusano son la única opción teórica que tenemos los seres humanos para viajar efectivamente por el espacio. Mirad la explicación que da el prestigioso científico Michio Kaku: https://gabrielrosselloblog.wordpress.com/2017/03/06/agujeros-de-gusano/
Y el tema epílogo 1 la duda razonable, a que se refiere?
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