tag:blogger.com,1999:blog-41811810948324697492024-03-16T02:12:49.836+01:00FRAGMENTOS, el Blog del escritor Ángel Silvelo GabrielEn Fragmentos tienen cabida la literatura, la música, el cine, el teatro, el arte y, de vez en cuando, se cuela algún microrrelato.Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.comBlogger3584125tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-65091355672056740252024-03-13T11:34:00.000+01:002024-03-13T11:34:04.619+01:00DELPHINE DE VIGAN, NADA SE OPONE A LA NOCHE: LA MIRADA HACIA LA VERDAD Y SUS MÚLTIPLES VERSIONES<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSg2sfll-VAgAaZ-U484aKwr5toY_ldI0sx2F-fPTn7L0l-I5KdkL6vQnXnPD1jxKVqxn8EXF5qctyMuhrtxlzBJoUHmS_Rv01VRNTENBWdT7AwcGEbN6IkNqq1pV0vu3CNZs78OQJts1fMDGWnIfM9xepHMI0OslomUyS1FSdMmjZgnRfpNp6OOGTkdQy/s2599/9788433978424.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2599" data-original-width="1651" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSg2sfll-VAgAaZ-U484aKwr5toY_ldI0sx2F-fPTn7L0l-I5KdkL6vQnXnPD1jxKVqxn8EXF5qctyMuhrtxlzBJoUHmS_Rv01VRNTENBWdT7AwcGEbN6IkNqq1pV0vu3CNZs78OQJts1fMDGWnIfM9xepHMI0OslomUyS1FSdMmjZgnRfpNp6OOGTkdQy/w406-h640/9788433978424.jpg" width="406" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Cuáles son los límites que
bordean a la verdad en la necesidad de delimitar todas y cada una de las
experiencias que tenemos a lo largo de la vida. A esos hechos contrastados que
nos llevan a reinterpretar lo visto y lo vivido de una forma distinta
dependiendo de la persona que los haya experimentado. La verdad, entonces, se
convierte en algo relativo, dependiendo de quién nos la cuente, y <b><i>Delphine
de Vigan</i></b> en <b><i>Nada se opone a la noche</i></b>, nos lo demuestra al
abordar la vida y el recuerdo de su madre, <i>Lucile,</i> en una secuencia de
hechos, vivencias y tiempo que nos lleva hacia ese terreno donde debemos
aceptar que nuestro mundo gira entorno a la mirada hacia la verdad y sus
múltiples versiones. Esa multiplicidad que, en principio, parece perniciosa, es
sin embargo una perfecta herramienta que nos traslada hasta la multiplicidad y
los diferentes enfoques que una vida —o un hecho concreto de la misma— nos
llevan a pensar que no todo es lo que parece. De esa duda existencial es de la
que se nutren nuestros sentidos, y también nuestros sentimientos, lo que
desemboca en esa expiación que llevamos a cabo sobre los acontecimientos que
nos han marcado —y nos marcarán— el resto de nuestra existencia. El hombre,
como ser sensible que es, no es inmune a los destrozos y a las incertidumbres,
sobre todo, si afectan a nuestros seres queridos, pues esa es la señal genética
que nos distingue del resto.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><i>Nada se opone a la noche</i>
es una novela-búsqueda. De los otros, pero también de uno mismo a través de los
otros, y de nuestras propias experiencias. Esa mirada ambivalente es la que se
refleja en cada página de esta novela arriesgada por la temática que trata y profundamente
conmovedora por el modo en el que lo hace. El estilo directo en forma de diario
de investigación en el que se agolpan los recuerdos, los sentimientos
encontrados, y las verdades que permanecían ocultas, hacen de este relato familiar
un todo trasgresor de las buenas costumbres o comportamientos sociales, para
acercarse al horror de la barbarie que todos tenemos en nuestra cara oculta,
aquella que no dejamos ver salvo cuando perdemos la consciencia de la realidad.
Esa ambivalencia entre el exterior y el interior es la que le posibilita a <i>Delphine
de Vigan</i> escribir un fresco al natural de toda una familia, y lo que es sin
duda más importante, de toda una época en la que asistimos atónitos muchas veces
a los modos y costumbres que nos parecen testigos de un pasado muy lejano y,
sin embargo, no lo son. Su valentía a la hora de ofrecernos esta desgarradora
crónica de la vida de su familia posee el don de la multiplicidad, por ser ese
el elemento en el que la escritora basa su relato que, en el plano formal, está
escrito con brillantez por el reflejo de verdad que desprende, y articulado a
través de párrafos cortos o largos que la permiten dibujar múltiples matices de
cada uno de sus familiares en un mismo capítulo, y al lector, tener una visión
más amplia de lo narrado.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><i>Delphine de Vigan</i> afronta
esta novela con una gran dosis de arrojo a la hora de poner encima de la mesa
sus vísceras. Desnuda su alma, y confronta su confusión con el resto del mundo con
una intensidad encomiable, por lo que tiene de real, próxima y literaria, pues
el ritmo de sus palabras es siempre enérgico, a veces veloz y otras
innegociable por su carácter arrasador. Su verdad sobre la verdad es un
circunloquio de sueños perdidos y realidades ocultas que al salir a la luz se
transforman en universales, dado el pulso íntimo y humano que las acoge. <i>De
Vigan</i> disecciona, aparta, selecciona y nos ofrece el producto final de una
familia y sus consecuencias. De aquello que, con el tiempo, dejará de tener
interés, y que ella, con esta novela ha logrado que sea una historia de historias
que navegarán por las mentes de los lectores que se acerquen a ella durante
toda su vida. Y si no, sirva de ejemplo este texto que escribe su madre para
acercarnos la mirada hacia la verdad y sus múltiples versiones.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: arial;">«¿Conoces esa enfermedad
febril que se apodera de nosotros en medio de las frías miserias, esa nostalgia
del país desconocido, esa angustia de la curiosidad? Es un territorio que se te
parece, donde todo es hermoso, rico, tranquilo, honesto, donde la fantasía
construyó y decoró una China occidental, donde la vida es fácil de respirar,
donde la felicidad está casada con el silencio. ¡Allí hay que ir a vivir, allí
hay que ir a morir!»</span></i><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">Ángel Silvelo Gabriel.</span></i></b> <o:p></o:p></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-88637288063988585012024-03-05T16:41:00.002+01:002024-03-05T16:41:43.487+01:00TRUMAN CAPOTE, PLEGARIAS ATENDIDAS: EL ÚLTIMO CANTO DEL CISNE<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoKWvn48-rGNLIKXI21Jzn7IMP2821ie-s0E3SFLbMh2KBxEYDOGRATrWZm9O_-_urLTgW3f1b4F4BtAtBlGnS5l19NJiKh6FSEzvwUTkRv4J9eViBrDkBEgG1qQOtrBwQKgeDXN-00P6mviWZaKaJN5Oum_tzt0GXzwNJQ5Mbmqi8ESQV_eBBf7PpQY2b/s570/xthumb_23846_portadas_big.jpeg.pagespeed.ic.eDcoW7LfwD.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="570" data-original-width="360" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoKWvn48-rGNLIKXI21Jzn7IMP2821ie-s0E3SFLbMh2KBxEYDOGRATrWZm9O_-_urLTgW3f1b4F4BtAtBlGnS5l19NJiKh6FSEzvwUTkRv4J9eViBrDkBEgG1qQOtrBwQKgeDXN-00P6mviWZaKaJN5Oum_tzt0GXzwNJQ5Mbmqi8ESQV_eBBf7PpQY2b/w404-h640/xthumb_23846_portadas_big.jpeg.pagespeed.ic.eDcoW7LfwD.jpg" width="404" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Se suele decir que la realidad
supera a la ficción cuando nos acercamos, o nos acercan, hechos que
consideramos como insólitos o no creíbles por el poder que tienen de superar
con creces todas las situaciones posibles que hemos sido capaz de imaginar a lo
largo de nuestra vida. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Truman Capote</i></b> lo sabía mejor que
nadie y, quizá por eso noveló las vidas ajenas, para darles una forma más digna
y literaria a la realidad que vivían. Un privilegio de vida acomodada y
alcahueta —en el caso de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Plegarias atendidas</i></b>— que su novela
de no ficción <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">A sangre fría</i></b> le proporcionó. Esa subida a los altares que
tanto pretendió desde su malograda infancia tuvo en esta incompleta <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Plegarias atendidas</i> el último canto del cisne
que él deseaba comparar con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">En busca del
tiempo perdido</i> de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Marcel Proust</i></b>; una obra que debía
ser total y un ajuste con la vida que, en un principio nunca tuvo, y más tarde
malogró al no ser capaz de controlar su ego y sus excesos con el alcohol. Uno,
por su capacidad de no conocer límites a la hora de destruir las vidas ajenas
que él pretendía inmortalizar bajo su pluma; y otro, por la desmesura que lo
hizo cuando intentó asomarse al abismo de la autodestrucción. En este sentido, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Plegarias atendidas</i> —compuesta por tres
relatos: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Monstruos vírgenes, Kate McCloud
y La Côte Basque</i>— es la constatación de su ilimitada fortaleza cuando su
mundo gira entorno a la perversión, y donde su recreación se mueve alrededor de
la literatura y el arte de la seducción, basados ambos en la provocación como
materia prima. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Capote</i> parece decirnos
que si no hay límites no hay pecado, o posibilidad de sentirse herido si eres
el foco de su lujuria literaria, pues él, como buen falso e icónico dios, te
salvará del anonimato que por mucho dinero que tengas rodea a tu vida. Esta
crónica de crónicas tiene una última redención en el uso de la palabra.
Magistral, por otra parte, cuando el genio del escritor norteamericano se
muestra indolente con todos y consigo mismo. Esa ansia irrefrenable de querer
morir matando es una muestra más de su mordacidad y de la constatación de que
para él la literatura y su esencia están por encima de cualquier otra
consideración, porque en esta recopilación de relatos asistimos sin remordimiento
alguno al retrato espeluznante de unas vidas que el gran estilo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Capote</i>, a la hora de narrar historias, se
muestran como un narcótico que te posibilita disfrutar de aquello que estás
leyendo sin apenas ser consciente de su infinita crueldad. Irónico, a la vez
que soez. Observador e hipnotizador en sus diálogos y en las caricaturescas
caracterizaciones de sus personajes, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Capote</i>
vuelca sobre su escritura la maestría del fabulador que interpreta y
reinterpreta la realidad, y lo hace en un viaje que va desde el sur de los
EE.UU a Nueva York. Del anonimato al estrellato. De la inocencia perdida al
flirteo consciente de su fin. De la finalidad material de sus propuestas a la
ambición literaria que conllevan cada una de ellas. Ese mundo interior,
convulso por apasionado, y aterrador por destructivo, es el que sigue las
líneas generales de las narraciones presentes en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Plegarias atendidas</i>, un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">romance
á clef</i> en el que el verdadero y genuino personaje de todas es el propio escritor
tras la careta de su protagonista <i>P.B. Jones</i>.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">La técnica de convertir la
realidad en una literatura de testimonio no es nueva en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Plegarias atendidas</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Capote</i>
ya jugó con esta técnica en su conocido relato <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Un día de trabajo</i> donde acompaña a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mary Sánchez</i> —una mujer de la limpieza a la que él contrata algunas
veces—, en una de sus jornadas de trabajo. Departamento, tras departamento, la
brillantez y la sagacidad de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Capote</i>
nos hace una disección inteligente y ajustada a la realidad de las gentes de
Nueva York que, en este caso, él utiliza para hacer un mapa sociológico de la
misma y de las costumbres de las personas que la habitan. Historias de mujeres
y hombre infelices que, como el propio <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Capote</i>
buscan su redención a través de la necesidad de ser escuchados. Y, quizá, contra
ese silencio es de donde nazcan las mágicas y crueles palabras de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Capote</i> que, como una serpiente en
apariencia indefensa llega a enrollarse en ellas hasta conseguir asfixiarlas. ¿Qué
es el último canto del cisne sino el ajuste con toda una vida?</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">Ángel Silvelo Gabriel</span>.</i></b> <o:p></o:p></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-49082264478365044202024-03-04T18:36:00.003+01:002024-03-04T18:36:44.930+01:00VIVA SUECIA, FIN DE GIRA EN EL WIZINK CENTER DE MADRID: EL AMOR DE LA CLASE QUE SEA<div style="text-align: justify;"><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgo57LeO4MIA10Ckk5kgMxWinuXxHtmxRgwYV2OAugJ3OnB9-MX4obaZ4QVfbsx80dEtfJ87dh7HHYryxbKoxL0ql5J2BKBxeqlxKPMjI7O0jm09glV_virxQXoHI2zH4Yiv1JZSCHfM58exoqYeKOiV3Q0VXBhX2zXeU1dnf34BZVeeAJnVNR7lWrzJ-Q2/s1794/1709566363220.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1099" data-original-width="1794" height="392" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgo57LeO4MIA10Ckk5kgMxWinuXxHtmxRgwYV2OAugJ3OnB9-MX4obaZ4QVfbsx80dEtfJ87dh7HHYryxbKoxL0ql5J2BKBxeqlxKPMjI7O0jm09glV_virxQXoHI2zH4Yiv1JZSCHfM58exoqYeKOiV3Q0VXBhX2zXeU1dnf34BZVeeAJnVNR7lWrzJ-Q2/w640-h392/1709566363220.jpg" width="640" /></a></div><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Apoteósico fin de fiesta de un
grupo y una gira que siempre recordarán y, a buen seguro, les colocará en lo
más alto del escalafón del pop indie español. Había muchas ganas de divertirse
y pasarlo bien por parte de las 16.073 personas que abarrotaban el Wizink
Center capitalino acostumbrado ya al llenazo tras llenazo, lo que no fue impedimento
para que el grupo y los allí reunidos lo vivieran como esa apasionante e inolvidable
primera vez. Una primera vez que, como muy bien nos recordó el cantante de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Viva
Suecia,</i></b> <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rafa Val</i></b>, ha tardado diez años en llegar, igual que un largo
romance que por fin encuentra una salida a tanto éxtasis. Romance, éxtasis o
amor, sobre todo amor, pues ese fue el mensaje que, unido a la fuerza volcánica
del grupo, los ha llevado a ese lugar privilegiado de las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">stadium band </i>en el que desarrollarán su carrera en el próximo futuro.
Ya desde el inicio con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">No hemos aprendido
nada</i> se agarraron con al entusiasmo que demuestran en cada actuación, lo
que le permitió disfrutar de un concierto que esta vez fue un poco menos
acelerado que en otras ocasiones, lo que agradecieron tanto los componentes del
grupo como los espectadores, pues unos y otros pudieron reponerse y relamerse
con los interludios que se fueron produciendo a lo largo de una hora y cuarenta
minutos. Actos de una obra completa donde actores y público disfrutaron de una
perfecta comunión de afectos y ritmos entre los que se colaron las
colaboraciones de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dani Fernández</i></b> En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lo siento</i>,
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Valeria
Castro</i></b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hablar de nada </i>o <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Luz Casal</i></b> en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La parte difícil</i>, una canción que el
grupo interpretaba por primera vez en directo, y a la que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Luz</i> puso una serenidad y una firmeza dignas de encomio a pesar de
lo breves que fuesen.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Lejos queda aquella accidentada
actuación en la Sala Ocho y Medio como teloneros de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">McEnroe</i></b> donde a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rafa </i>se le estropeó su guitarra
eléctrica y tuvo que renunciar a ella. Un elemento tan importante en su sonido
y puesta en escena que, sin embargo, aquella noche suplió con una guitarra
acústica que cumplió a la perfección su cometido. Un gran salto en el tiempo y
en su música que les ha llevado a saborear las mieles del éxito más rotundo, a
pesar de que su último álbum no sea el mejor de todos, pues sus pasos iniciales
por Subterfuge están plagados de grandes destellos musicales. No obstante, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Viva
Suecia</i></b> ha sabido dar a sus canciones ese toque personal que los
distingue ante sus seguidores, y que brilla con luz propia como el sábado
pasado lo hizo la magnífica y estética infografía que acompañó a su canciones y
que, sin duda, envolvió como el mejor papel regalo la esencia de su música. Una
música que sonó con una fuerza y una limpieza dignas de admiración. Una música
acompañada de inicios mágicos e inesperados, y también de coros de las
dieciseismil almas que querían hacer de esa actuación algo único, y a fe que lo
consiguieron. Lágrimas y besos entre los miembros del grupo —<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rafa
Val, Jesús Fabric, Alberto Cantúa, y Fernando Campillo</i></b>— a los que
acompañaron, entre otros, una versátil dj y multi-instrumentista <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Carmen
Hoonie</i></b>, y el saxofonista que deleitó con su sonido una buena parte de sus
canciones.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Tras <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La parte difícil</i> sonaron temas como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La voz del presidente, Algunos tenemos fe, Justo cuando el mundo
apriete, o Hacernos polvo</i>, entre otras, justo antes de que el grupo se
retirara para volver al escenario a hacer el consiguiente bis y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Carmen Hoonine</i> se marcara una magnífica sesión
de música electrónica que hizo las delicias del público asistente, y a la que
siguió <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Todo lo que importa</i> con una
intro en plan rave, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lo que te meres y El
bien</i>, con un fin de fiesta en el grupo estuvo bailando sobre el escenario,
sin duda, la mejor imagen que podría escenificar el amor de la clase que sea.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ángel Silvelo Gabriel.</i></b></span></p></div>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-35559217480085394482024-02-20T16:51:00.002+01:002024-02-20T16:51:32.873+01:00FEUD, CAPOTE CONTRA LOS CISNES: LAS PLEGARIAS NO ATENDIDAS DE LA AUTODESTRUCCIÓN <p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4dIgPvNADkapawSMgLfkbNSvAUbBOmStkF21KKUDYMYgSopq7qouBdnZr7MrwBgpqkhr5XoVvAmam2paZBXcoNm4EjNggl3Ks3Ia8z_PW0qcQRheu-HpFBgHAkzcMT8u_q0CPwVfcqx-keGyezwUoXJ1xUXQugtsBM1uPd26P9A52c6jtbAS9KJYX_x4w/s980/feud-capote-swans-hbo-65c125cc06dcb.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="834" data-original-width="980" height="544" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4dIgPvNADkapawSMgLfkbNSvAUbBOmStkF21KKUDYMYgSopq7qouBdnZr7MrwBgpqkhr5XoVvAmam2paZBXcoNm4EjNggl3Ks3Ia8z_PW0qcQRheu-HpFBgHAkzcMT8u_q0CPwVfcqx-keGyezwUoXJ1xUXQugtsBM1uPd26P9A52c6jtbAS9KJYX_x4w/w640-h544/feud-capote-swans-hbo-65c125cc06dcb.jpg" width="640" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El genio, a veces se convierte en
un monstruo y, también, en el peor reflejo de su más nefasta versión. Eso,
quizá, fue lo que llevó a <b><i>Truman Capote</i></b> a ser una leyenda borrosa
y equivocada de sí mismo. Tan equivocada que, en ocasiones, tapó su genialidad
como escritor, pues no en vano fue uno de los más destacados narradores de la
literatura norteamericana del siglo XX. Su técnica literaria destacó por la
perfección de su estilo narrativo, y su manera de mirar y captar el mundo de un
modo desafiante que siempre buscaba la profundidad de una realidad a la espera
de ser atrapadas. Cazador de instantes e imágenes reconvertidas en palabras,
sonidos, rumores y runrunes con los que afilaba su estilete literario a la hora
de definir y crear sus personajes. A veces tiernos y casi inocentes como los de
sus relatos <i>Una Navidad</i> o <i>Un recuerdo navideño</i>, donde somos
testigos de su infancia sureña y la falta de cariño al que le sometió su madre
al abandonarle con su familia. Y, otras, corrosivos, como el hedor que
desprende su cuento <i>La Côte Basque</i>. De cualquier forma, <i>Capote</i>
estuvo al servicio de su profesión y a la obsesiva necesidad de hallar la profundidad
estilística anhelada, pues siempre se reprochó a sí mismo no llegar a dar todo
el genio y la capacidad que tenía dentro a la hora de concebir cada una de sus
novelas o relatos, tal y como nos apunta su editor <b><i>Joseph M. Fox</i></b>
en el prólogo de su novela póstuma <b><i>Plegarias atendidas</i></b> publicada
en España por la editorial Anagrama en el año 1987, y en la que se basa la
serie recién estrenada en HBOMAX: <b><i>Feud, Capote contra los cisnes</i></b>.
Una serie que define muy bien la frase de <b><i>Santa Tersa de Jesús</i></b> de
donde procede el título de la novela anteriormente citada: «Se derraman más
lágrimas por las plegarias atendidas que por aquellas que permanecen
desatendidas». Ese fue el corte en la yugular que el propio <i>Capote</i> se
dio a sí mismo al novelar sus experiencias y confidencias con las mujeres de la
alta sociedad neoyorquina de los años 70. Damas a las que denominó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cisnes.</i> Ánades caracterizados por su
belleza exterior y su fragilidad interior. <i>Feud, Capote contra los cisnes</i>
es un desconsolador y perverso ejercicio de autodestrucción en varias fases que,
de una forma consciente, o no, <i>Capote</i> se auto infringió con tal de
volver a recobrar el brillo de su carrera literaria tras el inmenso éxito de su
novela de no ficción, <b><i>A sangre fría</i></b>, con la que se hizo famoso en
el mundo entero. Hay también mucho de ese ejercicio de verosimilitud mordaz y
dañina reconvertida en ficción novelística en <i>Plegarias atendidas,</i> donde
la realidad es absorbida por la mirada del escritor hasta convertirla en algo
único y si se quiere delirante. Pues esa es la genuina arma letal con la que <i>Truman
Capote</i> redime a su estilo literario de su macabro efecto mortífero, justo cuando
su pluma se transforma en un afilado estilete.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El acierto de <i>Feud, Capote
contra los cisnes</i> reside en esa mágica transmutación en imágenes de las
palabras del genial escritor, y que el director de casi todos los capítulos de
la serie, <b><i>Gus Van Sant,</i></b> ha sabido plasmar con mucha naturalidad y
acierto, tanto en los primeros planos como en las largas secuencias donde <b><i>Tom
Hollander</i></b> interpreta la dicción, los gestos y amaneramientos de <i>Capote</i>
de una forma soberbia, lo que nos traslada a su faceta más retorcida de ver el
mundo y manipular a las personas que estuvo tan presente en esa última etapa de
su vida, cuando el escritor se vio reconvertido en el bufón de la alta sociedad
norteamericana. Unas características y una caracterización que podríamos hacer
extensible a <b><i>Naomi Watts</i></b> en su papel de <i>Babe Paley.</i> Sin
duda, la mejor réplica que el personaje de <i>Capote</i> podría tener, pues el
juego de sus cómplices miradas, la gestualidad de su boca, y la elegancia de
sus movimientos se muestran como el inigualable equilibrio frente a un <i>Hollander</i>
entre disperso y atento, cómplice y adulador, meticón y chismoso. En esta
historia entrecortada de celos y traiciones, el tiempo y la forma en la que se
han montado las imágenes de cada uno de los capítulos, son una nueva muestra
del escrupuloso y mimético cuidado que se ha tenido a la hora de transitar por
el caos existencial de Capote y la vacuidad de sus cisnes, apenas figuras de
porcelanas esperando a ser tiradas al sueño y yacer rotas en mil pedazos. Ese
efecto de fragilidad se contrapone a la temporalización de los duros flashback
que hasta ahora hemos podido ver. Factores, todos ellos, que juegan a favor de
esta serie que, sin duda, estará entre las más nominadas del año, entre otras
razones, por ser una certera visión de que aquellas plegarias no atendidas son
el camino más corto hacia la autodestrucción.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">Ángel Silvelo Gabriel.</span></i></b> <o:p></o:p></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-72125904688171157002024-02-20T16:41:00.006+01:002024-02-20T16:41:55.985+01:00SONSOLES SÁNCHEZ-REYES, EL ALMA EN LOS VIAJES: SENDAS QUE BUSCAN EL ENCUENTRO CON UNO MISMO<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiI19bCOAgw4-bMElJVNNt0SI2nO-75XQE9YSwyCDKqgYe1Xk4_t8i9boYMvw11Om_mKPdf2VdXHFSX4eq1o3vyBdP8P014a9T46OsULAp1MQYCdEkKPvwl17cE0WOYLsvV1nyi-FB3BdlcAPavft2IGmJqSVyj7c81ZckvJh0-WiK4Ytr_EaZo6BJ6l8vX/s1444/sonsoles-sanchez-reyes-el-alma-en-los-viajes.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1444" data-original-width="947" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiI19bCOAgw4-bMElJVNNt0SI2nO-75XQE9YSwyCDKqgYe1Xk4_t8i9boYMvw11Om_mKPdf2VdXHFSX4eq1o3vyBdP8P014a9T46OsULAp1MQYCdEkKPvwl17cE0WOYLsvV1nyi-FB3BdlcAPavft2IGmJqSVyj7c81ZckvJh0-WiK4Ytr_EaZo6BJ6l8vX/w420-h640/sonsoles-sanchez-reyes-el-alma-en-los-viajes.jpg" width="420" /></a></div><br /> <p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El viaje como búsqueda,
exploración y encuentro. El viaje como esa última meta de aquello que una vez
soñamos, intuimos y anhelamos. El viaje como punto de encuentro infinito y
perdurable por lo que tiene de ensoñación y deseo de todo aquello que al menos
una vez necesitamos que se hiciese realidad. El viaje, como punto inicial y
final de nuestras vidas.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">De esa inmaterialidad, que busca
la materialidad del tacto o la fascinación de la mirada, nacen los relatos que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sonsoles
Sánchez-Reyes </i></b>nos ofrece en este libro de viaje de viajes. Itinerarios
de observación, especulación y fe. Pues de esa fe de la que parten se
transforman en sendas que buscan el encuentro con uno mismo. Viajar es pensar.
Y ver. Y mirar. Y cómo no, observar y contemplar lo vivido al recordarlo. Ese
influjo que proviene del viaje y su magia es del que se alimenta ese otro viaje
interior que permanece a lo largo del tiempo en nuestro recuerdo. De esa sinergia
trascendental por lo que tiene de inmanente nacen estos grandes y pequeños
viajes donde las anécdotas y hechos históricos que las provocan exploran las circunstancias
más relevantes de unos hechos que siempre son singulares cuando no trascienden
lo anecdótico para llegar a lo permanente. Historia y vida se dan la mano con
la complicidad de la limpia visión de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sonsoles</i>.
Esa mirada que se ciñe a aquello que nos narra con la transparencia de las primeras
veces, cuando todo es sorpresa y no hay espacio para nada más. Esa mirada de la
escritora abulense también es perspicaz y se revela como la de una narradora
perspicaz que insiste en llegar al lector de una forma directa.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">El alma en los viajes</i></b>
nace de un blog en el que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sonsoles</i> ha
volcado sus experiencias viajeras y, desde el que alguna manera, también parte
su visión de la vida y de las historias que impregnan su sabiduría y recuerdos.
Viajes que, como ella misma dicen parten de su ciudad natal, Ávila, por ser
ésta su raíz y su motor de vida. Ávila, monumental por definición, y bella por
su sencillez y donosura siempre impregnadas por la bondad de sus gentes y
personajes históricos que la resguardan de la volatilidad de la fama. <span style="color: black;">«La fama es inconstante, como una muchacha caprichosa»,
como nos dijo <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">John Keats</i></b>. Viajes con alma y el alma de unos viajes que
recorren la Historia y las tierras de </span><strong><span style="background: white; border: none windowtext 1.0pt; color: #070707; font-weight: normal; mso-bidi-font-weight: bold; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">España, Francia,
Bélgica, Italia y Reino Unido. Territorios que desde la propuesta que nos hace <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sonsoles</i></span></strong><span style="background: white; color: #070707;"> se dan la mano como esos nuevos
compañeros de viaje que quedarán a lo largo del tiempo. Entrañables por lo que
tienen de cicerones de nuevas experiencias. Y únicos por ser los testigos de
aquello que un día soñamos, pues no en vano <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
alma en los viajes </i>nos descubre las sendas que buscan el encuentro con uno
mismo.</span></span><span style="background-color: white; color: #070707; font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="background: white; color: #070707;">Y, por si quieren más, disfruten con las fotografías de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gabriela
Torregrosa Benavent</i></b> que documentan y nos acercan los lugares,
monumentos y protagonistas de cada uno de los relatos. Y con el prólogo de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Carlos
del Amor</i></b>, como puerta de entrada a esta forma tan singular de viajar
con el alma.</span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p><b><i><span style="font-family: arial;">Ángel Silvelo Gabriel.</span></i></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-70711996975379071482024-02-16T18:59:00.005+01:002024-02-16T18:59:55.220+01:00NEWDAD, MADRA: LA FUSIÓN ENTRE ALMA Y MÚSICA<p><span style="font-family: arial;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPuZid1TJ9ffFPTiCNiCBC8uipa5H9CPyFq5ZLoERSpihdB6oYwMcAAkgO8mwjJhIV2QP3Q9FnfX-uty7ZbDXhEBc94qwaBPivmol0UBsfKtkJcmkyKWK2XfxYX1llQK7pTl3MZZ-drMEBL-k5UHHtxiN1X-XngXs-cdOg17DrWn1oETwyQ-sWzp3F2mgC/s425/81xN4XwrL+L._SX425_.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="425" data-original-width="425" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPuZid1TJ9ffFPTiCNiCBC8uipa5H9CPyFq5ZLoERSpihdB6oYwMcAAkgO8mwjJhIV2QP3Q9FnfX-uty7ZbDXhEBc94qwaBPivmol0UBsfKtkJcmkyKWK2XfxYX1llQK7pTl3MZZ-drMEBL-k5UHHtxiN1X-XngXs-cdOg17DrWn1oETwyQ-sWzp3F2mgC/w640-h640/81xN4XwrL+L._SX425_.jpg" width="640" /></a></span></div><span style="font-family: arial;"><br /> </span><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Tras sus exitosos y fulminantes Ep’s:
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Waves</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Banshee</i>, el grupo de Cork publica su primer larga duración, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Madra</i></b>
—<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Perro</i> en irlandés—. Un disco con once
temas, y cuyo primer single es el corte que lo abre: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Angel,</i><span style="mso-bidi-font-style: italic;"> un tema pleno de
madurez y energía contenida</span>. Desde esa propuesta inicial <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Newdad</i></b>
nos muestran que la fusión entre alma y música sea quizá la mejor apuesta que,
combinada con la sencillez, les ha llevado al mayor de los aciertos, pues sus
composiciones les están llevando a ese lugar —único y personal que todo autor
anhela—, y que ellos propician con su particular sonido teñido de guitarras en
ocasiones leves, y otras contundentes cercanas al shoegaze o a un pop lírico
sin concesiones, como demostraron hace poco en su actuación en la BBG inglesa
cuando reinterpretaron el tema de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">The Cure</i></b>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Just like heaven. </i>Un grupo, el de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Robert Smith</i></b>, con el que
se les ha dado en comparar junto a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">New Order o Cocteau Twins</i></b>, aunque
debemos advertir que sus canciones hasta el momento carecen de instantes tan
tremendistas u oscuridad total. Lejos de comparaciones que nos fijen el
objetivo de su música, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Newdad</i></b> junto a la voz de su cantante,
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Julie
Dawson</i></b>, son una magnífica excusa para alojarnos en ese universo propio
que están creando. Universo de temas intimistas y desgarradores que nos invitan
a mirar el mundo sin más contemplaciones que las de hacer frente a la realidad.
Un estigma al que ellos se aferran para denunciar el acoso escolar o la
invisibilidad a la que en demasiadas ocasiones somos condenados. De esa injusta
condena nacen unas canciones que buscan en las entrañas de los fracasos,
olvidos y desencuentros, para a partir de ahí, rebelarse contra todos ellos y
crear algo nuevo. Nuevas creaciones que, en la denuncia, buscan algo de
esperanza. Redentora si se quiere, pero muy bien expresada cada vez que <i>Dawson</i>
canta, pues su voz nos sugiere la posibilidad del cambio y la constancia del
que al final sale del agujero al que otros le han llevado.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Con una formación básica de
guitarras, bajo y batería, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Newdad</i>
exploran sonidos que nos llevan tanto a instantes oníricos y atmosféricos como
al clásico runrún shoegaze intimista y atormentado en una versión <i style="mso-bidi-font-style: normal;">postmillennial</i> que acompañaría muy bien
a las imágenes de la serie <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gente normal</i></b> basada en la novela homónima
de la escritora irlandesa <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sally Rooney.</i></b> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nosebleed</i> es un buen ejemplo de ello, con sus suaves guitarras y
una melodía que se asemeja a esa dulce caricia que nos reconforta del dolor.
Ahí es donde la producción del disco se hace más que efectiva a la hora de
ejemplificar la profundidad de un sonido que nos hace viajar a través de sus
notas, y la imagen que han elegido para la portada del disco. Algo que también
podríamos decir de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lets go</i>, un tema en
el que esta vez el grupo trata de mostrarnos su cara más agresiva y rítmica, en
consonancia con sus primeros trabajos. Un camino que siguen explotando en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nigthmares</i> con audacia y brillantez en
lo que podríamos denominar como un medio tiempo en las composiciones del grupo,
a las que se adhieren con más brillantez en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Madra</i>,
la canción que cierra el disco y le da nombre, y que es la mejor muestra de un
grupo que tiene todas las papeletas para seguir creciendo con la fusión entre
alma y música.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">De momento, su gira de
presentación se circunscribe a Irlanda y el Reino Unido: <a href="https://www.newdad.live/">https://www.newdad.live/</a> <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">Ángel Silvelo Gabriel.</span></i></b> <o:p></o:p></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-64286794111914324102024-02-13T15:34:00.004+01:002024-02-13T15:34:53.896+01:00ITALO CALVINO, LAS CIUDADES INVISIBLES: LAS CIUDADES COMO METÁFORA DEL VIAJE A LO LARGO DEL TIEMPO<p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTdb6dAiGcD_axMtGd8_EP5Zh6BL6MNK8hobhLFl_LSP0KeB4guFYdASk_S8u4WMNK1GmvhadvY39RsGwIQy4_9TjpYLaGw_TP2aSeij7ugOjxq7v4uMkATmCy1PDMs-bmCrs-jzZM9wfmtqzns609bY1hqpoOvJ9ONO_CFqeeaNYLCgAZXmt3FBNmjZe4/s446/9788419553065_L38_04_l.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="446" data-original-width="305" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTdb6dAiGcD_axMtGd8_EP5Zh6BL6MNK8hobhLFl_LSP0KeB4guFYdASk_S8u4WMNK1GmvhadvY39RsGwIQy4_9TjpYLaGw_TP2aSeij7ugOjxq7v4uMkATmCy1PDMs-bmCrs-jzZM9wfmtqzns609bY1hqpoOvJ9ONO_CFqeeaNYLCgAZXmt3FBNmjZe4/w438-h640/9788419553065_L38_04_l.png" width="438" /></a></div><br /><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"> <span style="text-align: justify;">Las ciudades como metáfora del
viaje a lo largo del tiempo. Así nos lo plantea </span><b style="text-align: justify;"><i>Italo Calvino</i></b><span style="text-align: justify;"> en </span><b style="text-align: justify;"><i>Las
ciudades invisibles</i></b><span style="text-align: justify;">. Breves relatos que utilizan las ciudades como
paradigma de la vida y el paso del tiempo. Reflexiones que surgen del viaje y
la observación, y que son evacuadas por la transmisión oral, quizá la más
antigua de las formas de comunicación entre seres humanos. Transmisión oral que
no sólo se basa en las palabras, sino que también usa los gestos, el mimo o los
dibujos para hacer entender una parte de aquello que se esconde tras el viaje.
El viaje como inicio y vertebración de los múltiples itinerarios que nos
ofrecen la posibilidad de perdernos para volver a encontrarnos. Viajes en la
memoria, y por tanto, al pasado, pero también al futuro, a esos otros </span><i style="text-align: justify;">yoes</i><span style="text-align: justify;"> que nunca han sido ni serán: «Los
deseos ya son recuerdos.», nos dice </span><i style="text-align: justify;">Calvino</i><span style="text-align: justify;">.
De ahí, que razón e imaginación sea el binomio que recorre estos relatos de
ciudades que son producto de la imaginación y el deseo. De la premura de lo
observado y la senectud de los recordado. Es de ese recuerdo, y de sus múltiples
variantes, del que parte el significado y el hilo conductor de este sueño de
sueños que diría </span><b style="text-align: justify;"><i>Pessoa</i></b><span style="text-align: justify;">. En este sentido, el conocimiento de las ciudades, y de
uno mismo, se realiza por el reflejo de los recuerdos y las ausencias. Así, una
ciudad nos recuerda a otra como cuando confundimos a una persona con otra. Lo
que nos lleva a plantearnos: ¿Es </span><i style="text-align: justify;">Kublai
Kan</i><span style="text-align: justify;"> un espejismo, o la conciencia del propio </span><i style="text-align: justify;">Marco P</i><span style="text-align: justify;">o</span><i style="text-align: justify;">lo</i><span style="text-align: justify;">?, o ¿es,
simplemente, un interlocutor imaginario entre él y sus pensamientos? </span><i style="text-align: justify;">Calvino</i><span style="text-align: justify;"> nos da alguna pista cuando nos
dice: «…la extrañeza de lo que no eres o no posees más, te espera al paso en
los lugares extraños y no poseídos.»</span></span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Como nos dice el propio autor,
este libro —inclasificable y cercano a la ciencia ficción— es quizá el último
poema de amor a las ciudades por lo que tiene de atemporal, pues a lo largo de
los viajes que realiza <i>Marco Polo</i>,
las ciudades dejan de tener una presencia física para convertirse en una más
simbólica que parte de nuestros deseos y de los recuerdos que éstos nos
proporcionan. Más, si cabe, si pensamos que los relatos que lo componen son una
gran metáfora acerca de las megalópolis actuales. Metáfora en forma de parábola
o ensayo que recorre una a una sus carencias y desmesuras, así como, la soledad
o la incomunicación que las acoge, o las arquitecturas imposibles que las
definen y que son las culpables del borrado de su pasado por mostrárnoslas como
ciudades imposibles, inhabitables, invisibles…, cuya única opción de ser
imaginadas es la de poder volver a ser reconstruidas. De ahí nace la oposición
entre la realidad y su reflejo: idénticos, pero no iguales, porque una cosa es
la imagen que nosotros tenemos de las ciudades o el mundo, y otra, la realidad
de las mismas. La imaginación aquí hace una función de engaño, porque muy a
nuestro pesar, las ciudades se destruyen a sí mismas, se fagocitan y se
sepultan bajo sus desperdicios. En contraposición a todo ello podemos seguir el
ejemplo de <i>Marco Polo</i> cuando le dice
al <i>Kubai Klan</i>: «… aquello que buscaba
era siempre algo que estaba delante de él, y aunque se tratase del pasado era
un pasado que avanzaba a medida que él avanzaba en su viaje, porque el pasado
del viajero cambia según el itinerario cumplido, no digamos ya el pasado
próximo que cada día que pasa añade un día, sino el pasado más remoto. Al
llegar a cada nueva ciudad el viajero encuentra un pasado suyo que ya no sabía
que tenía: La extrañeza de lo que no eres o posees más te espera al paso en los
lugares extraños y no poseídos.» De esa fuerza que siempre nos obliga a seguir
hacia adelante nace el concepto de la ciudad como fruto de la imaginación y la
ensoñación de aquello que: «se acepta como necesario cuando todavía no lo es… o
lo que se imagina como posible y un minuto después deja de serlo». Quizá,
porque <i>Las ciudades invisibles </i>de <i>Italo Calvino</i> sean una metáfora de sí
mismas que nace del viaje a lo largo del tiempo.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<b><i><span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: arial;">Ángel Silvelo Gabriel.</span></span></i></b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ZH-CN;"></span>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-6056489014369408592024-01-23T17:05:00.002+01:002024-01-23T17:05:32.332+01:00TEATRO FERNANDO FERNÁN GÓMEZ, TÍO VANIA DE ANTÓN CHÉJOV EN VERSIÓN Y DIRECCIÓN DE JUAN PASTOR: LA INFELICIDAD COMPARTIDA<p><span style="font-family: arial;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvCJpC9aJKve_d-QLmHFQm-FDufsjKJJfBQhWh5q8UmDw3m2FHbZRHh_ZOja6e_qDbz1KHxRiWwwk42ZTnF0H4TxoR4ClAQal33Dg5qavw6oQsYl2s01J7vpSxvbFX-kHFaXN47C90nCcnrQg1oxyiNPqoUrNqUamQEMSMUMaGW-XYzdks6HC4i9pR2e_q/s1008/tio_vania_web_1008x567.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="567" data-original-width="1008" height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvCJpC9aJKve_d-QLmHFQm-FDufsjKJJfBQhWh5q8UmDw3m2FHbZRHh_ZOja6e_qDbz1KHxRiWwwk42ZTnF0H4TxoR4ClAQal33Dg5qavw6oQsYl2s01J7vpSxvbFX-kHFaXN47C90nCcnrQg1oxyiNPqoUrNqUamQEMSMUMaGW-XYzdks6HC4i9pR2e_q/w640-h360/tio_vania_web_1008x567.jpg" width="640" /></a></span></div><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El tiempo y la posibilidad de
rememorar el presente a través del pasado. Ese presente pluscuamperfecto que,
al atraerlo hacia nosotros mucho tiempo después, se nos muestra más benigno y
menos belicoso. ¡Ay, los recuerdos y su matiz caprichoso! ¿Para qué amargarnos
con lo que fuimos si no hemos sido capaces de llegar a ser todo lo que
deseamos? La distancia entre pensamiento y realidad siempre es trágica, por
imperfecta e inabarcable. Sin embargo, en manos de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Chéjov</i></b> es tragicómica. Y
en la versión de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Juan Pastor </i></b>iluminada por un rayo de esperanza. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tío
Vania</i></b> representa la lucha diaria contra uno mismo. Contra sus ideales.
Y contra la apatía de vivir. Quizá, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fernando Pessoa</i></b> fue quién mejor
representó esa sima entre el ser y el no ser, o entre el ser querido y el yo
manifestado cuando expresó: <span style="color: black;">«Vivir es ser otro. Ni
sentir es posible si hoy se siente como ayer se sintió: sentir hoy lo mismo que
ayer no es sentir: es recordar hoy lo que se sintió ayer, ser hoy el cadáver
vivo de lo que ayer fue la vida perdida». Palabras que, como las buenas
intenciones, se las lleva el viento del olvido. Este sentido trágico de la vida
que nos expone el dramaturgo ruso <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Antón
Chéjov</i> en su obra, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tío Vania</i>, nos
plantea las consecuencias que tiene toda vida perdida y la insatisfacción e
infelicidad que ésta provoca en el espíritu de las personas. Todos los
personajes de esta obra, en mayor o medida, deambulan por ese espacio esponjoso
en el que han perdido el ímpetu a la hora de luchar por sus sueños. Anhelos que,
el día a día y la falta de coraje, no les han permitido realizar. Una cualidad
que, en términos generales, el pueblo ruso ha experimentado a lo largo del tiempo,
y a la que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Chéjov</i> y su benevolencia han
matizado con la melancolía y la cercanía al ser humano. Todo ello, en
contraposición con su esfuerzo vital, porque <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Chéjov</i> nació en el seno de una familia pobre en Taganrog. Obligado
a trabajar desde niño, él se rebeló contra su destino y la tiranía de su padre
refugiándose en la literatura, aunque siempre sobrepuso su labor científica como
médico a la literaria como escritor. De sus contratiempos, enfermedades y su
carácter retraído, extrajo esa cercanía y bondad hacia el otro, más si cabe,
cuando supo en primera persona del deterioro al que te condena la vida y los
sentimientos de hastío y tedio que éste conlleva.</span></span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial;">La
versión de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tío Van</i><i>ia</i> que nos ofrece <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Juan Pastor</i> en el Teatro Fernando Fernán
Gómez de Madrid explora, por su parte, la concepción de la infelicidad
compartida, a la que eliminando sus actitudes crueles e injustas, hace que
parezcan circunstancias felices que antes permanecían escondidas. Esta revisión
amable del pasado el director nos la proyecta desde un espacio estrellado a
modo de cúpula protectora, y en un juego de doble escenario que surge como una
membrana de lo que se ve y lo que se oye. Además, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pastor</i> le dota de un carácter tragicómico a la obra con tintes
ecologistas en sus referencias a los bosques y la destrucción de la naturaleza
por parte del Hombre. Ese desgaste alude, también, a la capacidad que tenemos
de olvidar todo aquello que hicimos, sin ser consecuentes de las repercusiones
que nuestras acciones tendrán sobre los demás. Un plano ecológico que se traslada
al actoral y a las actitudes y planteamientos de unos personajes que divagan
ajenos a su pasado hasta que la pérdida de la esencia de cada uno de ellos se
ve amenazada. Una visualización de la infelicidad más absoluta a la que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pastor</i> le regala un último rayo de
esperanza, lo que nos hace pensar que, de todas formas, nada está perdido,
salvo que renunciemos a nuestra propia dignidad.</span></span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: black;">Esta
puesta en escena de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tío Vania</i> por
pate del <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Teatro Guindalera </i></b>nos retrotrae a las múltiples obras que
representaron desde el año 2000 en la sala del mismo nombre situada en la calle
Martínez Izquierdo de Madrid. El gran conocimiento de la obra de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Chéjov</i> por parte de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Juan Pastor</i> nos reconcilia con el buen teatro. Un matiz que se
apoya en el magnífico elenco de actores del propio Teatro Guindalera, y de ajenos
al mismo que conforma esta obra. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Luis Flor, Alejandro Tous, María Pastor,
Gemma Pina, Aurora Herrero y José Maya</i></b> dan buena muestra y ejemplo de
ello.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">Ángel Silvelo Gabriel.</span></i></b> <o:p></o:p></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-35611558271666597032024-01-16T16:23:00.004+01:002024-01-16T16:23:44.635+01:00DELPHINE DE VIGAN, LAS GRATITUDES: LA IMPORTANCIA DE LAS PALABRAS<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPkTTMdVNkJNyidUDiOIUFlRY1Bdv6y0uXIA45aMQINJnlKCdffbT4uIUcTFOoXJxGqAIER0mI6rX3FUB1ONEUYipZUYXrKgCJ5CrTb6ZaoEEPzjqJ3cUTReWR2uJR7w-o4GUPCeLj5VVPgWmLfYMfL7ULeHHoLiRQT-exE_WW6xakukQc4Yw6OWE2HDEv/s2598/9788433980830.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2598" data-original-width="1652" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPkTTMdVNkJNyidUDiOIUFlRY1Bdv6y0uXIA45aMQINJnlKCdffbT4uIUcTFOoXJxGqAIER0mI6rX3FUB1ONEUYipZUYXrKgCJ5CrTb6ZaoEEPzjqJ3cUTReWR2uJR7w-o4GUPCeLj5VVPgWmLfYMfL7ULeHHoLiRQT-exE_WW6xakukQc4Yw6OWE2HDEv/w406-h640/9788433980830.jpg" width="406" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El tiempo lo difumina todo. Las
ganas de vivir. La curiosidad. El amor… y la búsqueda de las palabras. Como nos
dice la escritora francesa <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Delphine de Vigan</i></b>: «Hablar es una
manera de luchar». Sin embargo, el intrínseco contrasentido de esta frase se
halla en que toda lucha, antes o después, conlleva la derrota. Del ánimo. Los
recuerdos. Las ilusiones. Y la fidelidad a uno mismo. Y de ahí, la importancia
de las palabras, por su poder de transmisión: de estados de ánimo, de
conocimiento y, sobre todo, de sentimientos. En este viaje de no retorno somos
conscientes de su importancia y del abismo que representa su contrario: el
silencio. Ese con el que se acaba la vida y se plasma la diferencia entre la
posibilidad y el fracaso. El silencio también es el socio predilecto de la
muerte, aunque en ciertas ocasiones es un mero preludio de la misma, lo que le
convierte en un terrible asesino. Cuando se apodera de nosotros buscamos otras
alternativas y, casi sin darnos cuenta, acudimos a las miradas como vínculo de
expresión de los mudos sentimientos, o al tacto y las caricias para mostrar
cariño o gratitud. ¿Cuándo se acaba el habla qué nos queda? En <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las
gratitudes</i></b>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Delphine de Vigan</i>
hace un magnifico ejercicio literario de todo aquello que ronda a la muerte y
su silencio. A ese prólogo donde las capacidades físicas y mentales pierden
fuerza y caen en la decrepitud del espíritu. En este sentido, la autora
francesa se enfrenta a ese último pálpito desde la fragmentación de situaciones
e imágenes que ese final atesoran. Y lo hace a través de frases y capítulos
cortos, austeros y marcados por la teatralidad en la actuación de su
protagonista, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Michka</i>. Una anciana
rica en matices y expresiones que se enfrenta a su enfermedad con la desdicha
de no haber mostrado gratitud hacia aquellos, que un día le salvaron la vida.
Ella, como nadie, sabe que: «Envejecer es perder», pues la esperanza deja de
tener sentido y el futuro ya no existe. Esa búsqueda de la gratitud no
manifestada es la última llama que la sigue manteniendo viva, y el contrapunto
enérgico y vital al tramo final de su vida.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las gratitudes</i> representa la importancia que tiene en sí misma la
búsqueda de las palabras. Esas que explora <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Michka</i>,
enferma de afasia, porque su hallazgo es el último rayo de luz en su mente, y
sobre todo, la representación de la esencia de lo que somos y de lo que estamos
hechos. Es la materia prima que todo ser humano posee: el lenguaje. De ahí que
sea encomiable la gran destreza de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">de
Vigan </i>a la hora de elegir las palabras alternativas en la mente de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Michka</i> a las que ella quiere expresar y
no puede. Elecciones que no suponen ningún impedimento para la narración, sino
más bien todo lo contrario, pues nos identifican mucho más con el esfuerzo de la
protagonista por hacerse entender. Es entonces, cuando la escritura se
convierte en el instante práctico, y mágico, de todo aquello que nos sucede por
dentro. De nuestra parte más inmaterial. Del último vómito del alma. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Delphine de Vigan</i> en esta novela, una
vez más, se acerca al alma humana evitando el sentimentalismo y explorando la
escabrosa frontera de las múltiples facetas de la pérdida. Para ello, se sirve
de un lenguaje sobrio y directo que remarca la importancia de expresar aquello
que sentimos, y de hacerlo en el momento adecuado para no llegar a perder la
posibilidad de manifestarlo cuando ya sea tarde. Quizá, una de las mayores
virtudes de las personas sea la de mostrar la gratitud ante la infinidad de
cosas que nos rodean y de las que somos los principales beneficiarios —una
virtud cada vez más en desuso, por cierto—. Una virtud que incide de una forma
directa sobre las palabras y las múltiples posibilidades que nos presenta el
lenguaje. Un simple gracias, muchas veces, es la mejor carta de presentación de
uno mismo ante los demás. Esos <i style="mso-bidi-font-style: normal;">otros</i>
que, en demasiadas ocasiones no visualizamos, a pesar de que se encuentren a
nuestro lado. De ahí la importancia de las palabras.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">Ángel Silvelo Gabriel.</span></i></b> <o:p></o:p></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-63354156853904586702024-01-12T09:56:00.000+01:002024-01-12T09:56:00.384+01:00AGOTA KRISTOF, LA ANALFABETA: LAS FRONTERAS Y SUS ESPACIOS CREATIVOS<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWUNDzEB7VQXrvyxg-GgyvW9bBqXzGLf8vLaAQcUmFXL6aK0Dd-3lBKP620_EiNawv4IxKFMcm_m4eqHgL2CEH352Kk1VANHiesylmgHB-EdH5Cw0tvTeBbzhMHRy7HprwOw5he9lqAJmePNPTP3cqWTdmRVzopS1_T6Obhe4w-AgLDu_NzDpu3uV3p2D4/s484/160.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="484" data-original-width="300" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWUNDzEB7VQXrvyxg-GgyvW9bBqXzGLf8vLaAQcUmFXL6aK0Dd-3lBKP620_EiNawv4IxKFMcm_m4eqHgL2CEH352Kk1VANHiesylmgHB-EdH5Cw0tvTeBbzhMHRy7HprwOw5he9lqAJmePNPTP3cqWTdmRVzopS1_T6Obhe4w-AgLDu_NzDpu3uV3p2D4/w396-h640/160.jpg" width="396" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Atravesar fronteras y espacios.
Fronteras de lenguas y esperanza. Del recuerdo de los tuyos que dejaste atrás.
Espacios de costumbres y vida. De objetos y lecturas. De libros que no volverás
a tocar, y de poemas que nunca más leerás. Apátrida de vicios y virtudes. Rehén
del olvido. En esa angosta tierra de nadie <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Agota Kristof</i></b> da testimonio de lo
vivido y sufrido desde su infancia en Hungría a su vida final en Suiza.
Analfabeta de la lengua nueva. Muda de la que conoce y ama. Y, detrás, o en lo
alto de una mesa o una estantería, los diccionarios. Herramientas que son como
un láudano que todo lo cura. El dolor y el desasosiego. La mirada perdida y el
silencio, sobre todo, el silencio. En el relato autobiográfico, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
analfabeta</i></b>, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Agota Kristof</i></b> ejerce de exploradora. Se trata de una exploradora
muy especial que parte de la necesidad y la sencillez para embarcarse en esa
gran tarea que es explorar las fronteras y sus espacios creativos. Espacios repetitivos,
anónimos, tenaces por lo que tienen de búsqueda. De sí misma y de los otros. De
esos espacios físicos que dividen los países, y lingüísticos que incrementan la
soledad y el sentimiento de éxodo. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
analfabeta</i> es un viaje a la infancia y sus recuerdos. A la sencillez,
arrebatada por la imposición de una realidad suicida. Al sentimiento de vacío
que produce no pertenecer a ninguna parte. Apátrida más allá de la banderas y
las fronteras. A ese terreno movedizo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Agota</i>
le imprime su fuerza y su carácter. Una determinación que primero la llevará a
aprender a hablar una nueva lengua, aunque no sepa cómo se escriben sus
palabras. Las palabras llegarán después, con los diccionarios. Y más tarde las
lecturas, y con ellas, la visualización de ese rayo de esperanza que es la
escritura. En un momento dado de este relato, su protagonista nos dice que
primero es leer: «Leo. Es como una enfermedad. Leo todo lo que cae en mis
manos, bajos los ojos: diarios, libros escolares, carteles, pedazos de papel
encontrados por la calle, recetas de cocina, libros infantiles. Cualquier cosa
impresa /Tengo cuatro años»; y luego escribir: «Las ganas de escribir vendrán
más tarde, cuando el hilo de plata de la infancia se haya quebrado, cuando
vengan los días malos y lleguen los años de los que diré: “No me gustan”». Años
más tarde, y de ese modo, llegará a traspasar la frontera de la lengua francesa
del país en el que reside, o lo que ella llama desierto. Desierto social,
cultural…</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Hay mucha belleza en la
intemperie y en las palabras de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Agota
Kristof</i>. A fuerza de desmanes ella sabe que lo más auténtico se encuentra
en la sencillez. En las frases cortas. En el estilo directo a la hora de narrar
una historia. La suya. La de su país. La de los húngaros que desaparecieron
tras la invasión rusa y el sometimiento a su lengua, sus costumbres y su
dictadura. A una parte de la historia del siglo XX. Aunque lo más importante de
esta lectura es la posibilidad de volver a empezar, y la curiosidad que conlleva
la necesidad de aprender. Y, ella, lo aborda con la naturalidad de una vida
reclamada desde el arrebato y la furia del que nunca se rinde. Una lucha que
acaba en el éxito, y que ella expresa de esta forma tan clarividente: «Uno se
hace escritor escribiendo con paciencia y obstinación, sin perder nunca la fe
en lo que se escribe». Esa fe en sí misma y en su trabajo fue la que llevó a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Agota Kristof </i>a convertirse en una
escritora reconocida, cuyas novelas han sido traducidas a multitud de idiomas.
Idiomas y lenguas que ella no conoce, pero de las que siempre tendrá a mano un
diccionario. Lenguas que representan las fronteras y sus espacios creativos.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">Ángel Silvelo Gabriel.</span></i></b> <o:p></o:p></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-2869282169877545072024-01-09T18:14:00.002+01:002024-01-09T18:14:15.848+01:00SAM SHEPARD, ESPÍA DE LA PRIMERA PERSONA: EL DESDOBLAMIENTO DEL FIN DEL MUNDO<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0vZWfg64ILoks-ubtRA2ZKFj-PpW4w46jkn2tkNdbyHhdXbzCinRCC20R6ApBZECfZaIKRE2fsqHfCQ-d4HabgfePjAVWSCBZlUHmhDW_0qHJARwyPXNltUzCvDYDxw1JN-Qt2wtWxIzrCURa8EDJqm8VCjFPgxLRJNFozHVULnVKpJA-xqunCgQX-Mb-/s855/espia-primera-persona-570x855.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="855" data-original-width="570" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0vZWfg64ILoks-ubtRA2ZKFj-PpW4w46jkn2tkNdbyHhdXbzCinRCC20R6ApBZECfZaIKRE2fsqHfCQ-d4HabgfePjAVWSCBZlUHmhDW_0qHJARwyPXNltUzCvDYDxw1JN-Qt2wtWxIzrCURa8EDJqm8VCjFPgxLRJNFozHVULnVKpJA-xqunCgQX-Mb-/w426-h640/espia-primera-persona-570x855.jpg" width="426" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Todo gira a su alrededor, pero
él, sólo observa. Observa y espía… espía el fin del mundo. Sumido en esta
metáfora que abraza con fuerza el final de la vida, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sam Shepard</i></b> explora el final
de la suya. «No acostumbro a ser una persona suspicaz. No voy por ahí volviendo
la cabeza por si acaso. Pero tengo la sensación —no puedo evitarlo— de que
alguien me observa. Alguien quiere saber algo. Alguien quiere saber algo sobre
mí que ni siquiera yo mismo sé». Ese desdoblamiento en dos de la misma persona
que representa el antes y el después, el pasado y el presente, la vida y la
muerte, es al que el gran dramaturgo y escritor norteamericano se emplea, poco
antes de morir, para dejarnos este testamento vital y literario que se apoya en
la sensación de extrañeza que se apodera de uno cuando lo que cree haber
observado hace un momento ha desaparecido y la vida deja de ser lo que fue para
convertirse en un espectro que nos engaña. Esa transmutación, si se quiere
fantasmal, es el aura que transita por las páginas de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Espía de la primera persona</i></b>,
una singular y lírica búsqueda de ese otro que es uno mismo. Una búsqueda que
es el reflejo del antes y el ahora y la perplejidad de un presente al que
asistimos alejándonos de él relacionándolo en tercera persona, como si de esa
forma nos distanciásemos del dolor y el miedo. Una huida fallida, sin duda, porque
el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">otro</i> es el extraño que observamos
y espiamos desde el fin del mundo, igual que lo haríamos con la perplejidad que
nos abruma y consume a cada instante en el que intentamos atrapar el tiempo sin
conseguirlo. Esa perplejidad es la emplea <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Shepard</i></b> en este recorrido de
recuerdos y sensaciones para mostrarnos con entereza el universo que le acoge,
y en el que se dan cita, imágenes que evocan el desierto, a los inmigrantes de
la población donde vive o a las serpientes de cascabel. Flashes que reproducen
la soledad y el peligro ante la muerte. La misma que visita a la historia de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jay y Aubra</i> que se prolonga a lo largo
del libro. Un desdoble más del espíritu y los recuerdos de Shepard en su último
periplo.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">La forma en la que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Shepard</i></b>
aborda su propio testimonio es la de las pequeñas historias que, pese a su
brevedad, encierran toda una vida. Y lo hace con frases cortas. A veces con
palabras que se repiten y forjan un eco y un estilo únicos, porque como nos
recuerda <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rodrigo Fresán</i></b>: «El único recurso que le queda a la literatura
en una época completamente digital es el estilo. Creo que abundan los
escritores que simplemente cuentan pero no escriben». Y <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Shepard</i></b> derrama estilo y
maestría literaria en estos microrrelatos de vida que acaban con una sentencia
que huye de la maldición que cubre a la muerte. En ellos somos conscientes de
que la experiencia no es igual a la idea que la sostiene. Y, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Shepard</i></b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">,</i> como un estandarte de dicha aseveración,
lo lleva a la práctica a la hora de ver y transmitir lo vivido y lo experimentado,
pues él, consigue trasmitirnos la magia y la melancolía que conlleva todo
final, más si cabe, cuando éste es el propio: «Hay momentos en que no puedo
evitar pensar en el pasado. Sé que es en el presente donde hay que estar.
Siempre ha sido el sitio en el que estar. Sé que gente muy sabia me ha
recomendado permanecer en el presente el mayor tiempo posible, pero a veces el
pasado se presenta sin previo aviso. El pasado no aparece por completo. Siempre
reaparece por partes.» De ese espíritu de fragmentación vital y literaria se
nutre este libro. Historias de un hombre que observa a otro hombre a lo largo
del tiempo, y que página a página se nos van mostrando como una ofrenda humilde
y serena. Las palabras de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Shepard</i></b> tienen el poder de la
sanación, porque nos alejan de los mitos y se refugian en los hombres. En la
vida cotidiana. En la monotonía de quién observa su final plagado de aves y
pájaros, donde su prevalencia en el texto nos invita a jugar tanto con el
concepto de libertad como el del final de viaje. Pájaros, cuyos trinos, se
asemejan a ese ruiseñor que atrapó a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Keats</i></b> y a su melancolía
inalcanzable.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">Ángel Silvelo Gabriel.</span></i></b> <o:p></o:p></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-80443106649653042962023-12-18T20:41:00.004+01:002023-12-18T20:47:26.783+01:00ELIZABETH SIDDALL, OBRA COMPLETA: UN LARGO SALMO DE DESPEDIDA <p><span style="font-family: arial;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMtxhIqoD8dIKAfssz2LClRnJv-JqrKFLSp9hcwo05ggsQxKWFrd5ApahWTm7XGHymtHwiQa1KrMNt5lF_OpftEzEAszHua0mnY28wLiLnv5yyh_rf-82CVV2OwNFInyzNPzcFHucKU1cbWju21DG4oYJoFx7OTF2-onnwaRQvYpt1mfJbUMlFHoFSVnAe/s458/obra-completa.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="458" data-original-width="458" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMtxhIqoD8dIKAfssz2LClRnJv-JqrKFLSp9hcwo05ggsQxKWFrd5ApahWTm7XGHymtHwiQa1KrMNt5lF_OpftEzEAszHua0mnY28wLiLnv5yyh_rf-82CVV2OwNFInyzNPzcFHucKU1cbWju21DG4oYJoFx7OTF2-onnwaRQvYpt1mfJbUMlFHoFSVnAe/w640-h640/obra-completa.jpg" width="640" /></a></span></div><span style="font-family: arial;"><br /> </span><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">La sempiterna lucha entre el ser
y el no ser. La invocación de esa imagen propia que tenemos dentro de nuestra
mente, pero que nunca se hace realidad. Por imposible. Inútil. U onírica. Esclavo
demiurgo de la vida que se escapa de nuestras manos como el agua cristalina de
un manantial. De esa incompleta transparencia nacen los versos de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Elizabeth
Siddall</i></b>, que tal y como suscribe <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Eva Gallud</i></b> en la introducción de su <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Obra
completa</i></b>, con casi total seguridad los escribió cuando estaba enferma y
su estado de salud no le permitía pintar. Una obra poética que partió de su
devoción por la fuerza de un poema de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Alfred Tennyson,</i></b> lo que le llevó a
explorar la belleza oculta de la poesía. Y, que en su caso, se tradujo en poemas
nacidos de un final, el propio. Poemas que tienen el eco de un largo salmo de
despedida. Poemas donde se dan la mano la soledad, el ostracismo, la enfermedad,
el desamor, el olvido o la ira. Poemas a los que ella contrapuso la fuerza y la
luz de la creatividad y la rebeldía. Rebelde con causa por anticiparse a muchas
mujeres artistas que años más tarde reivindicaron su figura. En este sentido,
podríamos expresar que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Elizabeth Siddall</i></b> se asemeja al
junco que durante el día es cortejado por el viento que visita el lago cada día,
pero que al caer la tarde, yace en la desesperanza de una soledad nunca
buscada. Soledad a la que ella quiso dar la vuelta a través del amor. Amor
sincero. Carnal. Y bello, por ser ansiado con la mayor de las purezas. Amor que
sucumbió cuando nadie la vio como ella sí lo hizo en su autorretrato en el que
nos muestra el mundo interior, no de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Elizabeth</i>,
sino de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lizzie</i>. Un mundo masacrado
por la depresión y la fealdad que ésta le provocaba. La imagen de una mujer
real que quería luchar por ser alguien por sí misma. Una mujer que se buscaba
lejos de la faceta de modelo a la que los hombres la constriñeron. Hombres que
la idealizaron y la condenaron al ostracismo.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">A <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Elizabeth Siddall</i></b> siempre
se la recordará como la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ofelia</i> de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Millais</i></b>.
Suspendida en las transparentes aguas del lago. Inerte. Con un semblante de
inigualable belleza. Sin embargo, la faceta artística de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Siddall</i></b> es mucho más
compleja como nos demuestran sus sencillos versos. Versos que componen poemas
que nos hablan del amor perdido: «No es un año de anhelo/ lo que nos separa, ni
un día/ pero las hojas verdes me rozan la mejilla,/ Cristo querido, este mes de
mayo/ ¿quién puede tomar su primer amor/ y como antes besarlo?». Poemas que muestran
su constante súplica ante Dios y su incertidumbre ante su encuentro con la
muerte: «Señor, no sabemos cómo/ será esto: Buen Señor,/ ponemos nuestra fe en
ti./ ¡Oh, Dios, acuérdate de mí!». Poemas que también nacen a la luz de la pasión.
Pasión no correspondida y que lucha contra su aciago destino: «Ayude el Cielo a
mi corazón ingenuo/ que no predijo el paso del tiempo,/ que arrancó a mi ídolo
de su podio/ y convirtió en ruinas su templo.»</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Elizabeth Siddall</i></b>, mujer
antes que musa. Artista antes que costurera. Pintora y poeta antes que hada…
Poeta que nos narra la vida y sus reversos. La vida y el contraste entre lo
soñado y lo vivido. La vida como un largo salmo de despedida.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">Ángel Silvelo Gabriel.</span></i></b> <o:p></o:p></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-42885896515398433012023-12-17T10:08:00.003+01:002023-12-17T10:08:22.940+01:00MIS MEJORES LECTURAS DEL AÑO 2023<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0kyZdoGpzX7_8FW2fptnAuN5t69vv-NjTfZx1jSRAURtFh1x_dJJl5q8JAHhklVLaExNLEitaauFKAl70sQgdbRRRqV3P0gBPT12V28hqmWN0BRK3gs-hbIb25WmrZXF2ycgwuS0I4m5VJv0ipOg_Ub-z15Y6zZBJu8rAFaO1dChMLVNkrJzFV4FNI4zc/s1241/Cubierta-Construyendo-Babel-768x1241.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1241" data-original-width="768" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0kyZdoGpzX7_8FW2fptnAuN5t69vv-NjTfZx1jSRAURtFh1x_dJJl5q8JAHhklVLaExNLEitaauFKAl70sQgdbRRRqV3P0gBPT12V28hqmWN0BRK3gs-hbIb25WmrZXF2ycgwuS0I4m5VJv0ipOg_Ub-z15Y6zZBJu8rAFaO1dChMLVNkrJzFV4FNI4zc/w248-h400/Cubierta-Construyendo-Babel-768x1241.jpg" width="248" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">1.- HILARIO J. RODRÍGUEZ,
CONSTRUYENDO BABEL: EDIFICANDO PIRÁMIDES SOBRE LA VIDA PROPIA Y LA AJENA</span><span style="font-family: arial;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">¿Existe el mundo? ¿Acaso existen
las palabras? ¿Qué certeza tenemos sobre la materialidad de los libros? Quizá
todo sea un sueño. Sueño eterno el que transita y transige los límites de
nuestra propia vida para convertirla en algo distinto y, sobre todo, en algo
ajeno, público y real. Si reales son las palabras escritas sobre el papel,
después de que éstas formen parte de nuestra propia existencia y se conviertan en
sueños, anhelos o simples recuerdos. En espacios oníricos que deambulan por ese
otro mundo etéreo al que solemos denominar como VIDA sin más. Una vida
fabricada con la argamasa del poder de los recuerdos y las heridas que éstos
nos dejan en la memoria. Y ecos. Sí, muchos ecos que nos delatan sobre cómo
fuimos o hemos sido en nuestra propia pirámide. Pirámide de vida y obra en la
que en un determinado instante aparece la verdad. Esa necesidad de la verdad
que se nos revela envuelta en imágenes de falsos recuerdos que necesitan del
auxilio de la ficción. Verdad desordenada. Perversa. Poliédrica. Asesina.
Realidad frente a ficción como mejor manera de seguir edificando pirámides
sobre la vida propia y la ajena. Pirámides en forma de Babel. ¿Y Babel? Babel y
su génesis. Babel como biblioteca, pero también como orden y zozobra de toda
una vida. Como pirámide que guarda el mayor de los tesoros. Como ciudad.
Recuerdo. Viaje en el tiempo a través de la literatura. Como experiencia de la
que parte la aventura de la existencia, la palabra y su permanencia en el
tiempo. Babel como libro, porque así nos lo apunta su autor, <b><i>Hilario J.
Rodríguez</i></b>, casi al inicio de este inclasificable, por maravilloso,
libro: «Me gusta… la idea de que los libros sean, además de libros, espacios y
que en esos espacios quepan muchas cosas, no solo historias… Esa es mi idea de
la literatura: la de los libros que dan forma a su propio género, la de los
libros que no fundan una única memoria porque cada lector combina sus elementos
de una forma distinta y los entiende a su manera». Babel…<b><i> Construyendo
Babel</i></b>, como otra forma de hacer y crear literatura y contar al vida de
una manera más abierta, ecléctica e híbrida.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjO6nIgIK5OtW_fHBYmQ4vge3evXZrn-bWDsaAIrCc6PEQQnZ-ADoHregK__eqwwKw02iMnuRdUNeAL_Lv75jE9OTW6xr_5VQEo59PIARmJ4rKtPphToWFGfpDEWQ9pph0fMN4PNZHXyN5zyCnaVrOPdSDndwjSeIW-tfxQKT91D40Thq2NDxrMCt_1gLkw/s986/Pessoa,%20el%20hombre%20de%20los%20sue%C3%B1os%20(Mediano).jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="986" data-original-width="555" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjO6nIgIK5OtW_fHBYmQ4vge3evXZrn-bWDsaAIrCc6PEQQnZ-ADoHregK__eqwwKw02iMnuRdUNeAL_Lv75jE9OTW6xr_5VQEo59PIARmJ4rKtPphToWFGfpDEWQ9pph0fMN4PNZHXyN5zyCnaVrOPdSDndwjSeIW-tfxQKT91D40Thq2NDxrMCt_1gLkw/w225-h400/Pessoa,%20el%20hombre%20de%20los%20sue%C3%B1os%20(Mediano).jpg" width="225" /></a></div><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">2.- MANUEL MOYA, PESSOA, EL HOMBRE DE
LOS SUEÑOS: UNA EPOPEYA SOBRE LA POSIBILIDAD DE LO IMPOSIBLE </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">¿De qué estamos hechos? De cuerpo
y alma. De opacidades y sombras. De realidades y sueños. De miradas y sus
reflejos. Y, a pesar de todo, ¿qué somos?, quizá sólo seamos el polvo que se
lleva el viento, o la soledad que nuestra muerte deja en nuestros seres
queridos. ¿A quién cabe la destreza de avanzar por la difusa línea que marca la
imposibilidad de lo posible y transformarla en una epopeya sobre la posibilidad
de lo imposible? Quizá a nadie. Quizá a unos elegidos. Quizá a esos dioses
perdidos que muy de cuando en cuando se convierten en hombres de carne y hueso.
¿Qué fue <b><i>Pessoa</i></b> entonces, el hombre de los sueños, o un sueño
escondido bajo un mapa de sensaciones? Bajo esta geografía donde siempre hay
una batalla que ganar, aunque siempre se pierda, transita esta extraordinaria e
inigualable biografía de <b><i>Manuel Moya </i></b>sobre <b><i>Fernando Pessoa.</i></b>
Un mundo de mundos en el que escritor onubense emplea el espacio geográfico y
biográfico de <b><i>Pessoa</i></b> y su querida Lisboa: «Lisboa con sus calles
de varios colores», para crear una literatura de alto nivel y acercarnos la
figura del hombre de los sueños. Y lo hace con una prosa trazada con un estilo
limpio, directo y universal dotado de las virtudes de una metaliteratura con la
que consigue encumbrar al biografiado a la categoría de mito. Desde su
nacimiento el 13 de junio de 1888 en Largo de Sâo Carlos —frente al teatro del
mismo nombre donde comenzó su particular <i>teatro de voces</i> mientras
escuchaba a una niña tocar el piano, y donde fue feliz hasta la muerte de su
padre— hasta su muerte el 30 de noviembre de 1935 en la clínica de Sâo Luís dos
Franceses a poco más de un kilómetro del lugar donde vino al mundo, <b><i>Manuel
Moya</i></b> recorre con una pulcra exactitud, llena de certezas, el retrato
completo de un personaje sumergido hasta este momento en las falsas creencias o
inexactitudes que rodearon a su vida. Una vida, bien es cierto, llena de
lagunas que, sin embargo, en <b><i>El hombre de los sueños</i></b>, van cayendo
una tras otra hasta dibujarnos con total claridad la vida y la obra de un <b><i>Pessoa</i></b>,
si no distinto, sí más cercano, pues el estudio, el trabajo y la mirada de <b><i>Moya</i></b>
nos ayudan a vislumbrar las sombras que teníamos del poeta portugués con un
extenso y detallado recorrido por su vida y su obra, lo que da como resultado
el retrato completo de una de las figuras literarias más importantes del s.XX.
Gracias a <b><i>Moya</i></b> derribamos esos falsos axiomas que pendían de un <b><i>Pessoa</i></b>
mucho más pegado a la vida cotidiana de lo que siempre se nos había hecho
saber, o con una trayectoria de publicaciones mucho más extensa a lo largo del
tiempo de la que siempre se ha alardeado. Y, con ello, conseguimos situar mucho
mejor su obra en el espacio-tiempo en el que vivió. Un espacio-tiempo que va
más allá de su leyenda posterior. En este sentido, la vida de <b><i>Pessoa</i></b>
también es retratada desde las turbulencias políticas que registran muy bien la
época tan convulsa en la que le tocó vivir, y que además, nos proporcionan otro
de sus elementos vitales más característicos: la contradicción. Una
contradicción cimentada a través de sus paradojas, únicas e inigualables, como
única e inigualable fue su renuncia a la vida y al amor en pos de su obra
literaria, tal y como le confesó por carta a Ophelia el 29 de noviembre de
1920: «Mi destino pertenece a otra Ley […] y está cada vez más supeditado a la
obediencia a Maestros que no condescienden ni perdonan». </span><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUjqPoiPQARUuHC3gFHMT5ANhm-qMxMrfU605AjCdQ0SeCUTyX9gP4H-wu0vG8pJ1DArzHoWPwwczXFFmauj2AHWOxdWMilkLpE_9RMG3brqo6N5rJnDK-uSa1MwySrnF7F0PNru-EbqkOYFatRis3R3oCIVwC_trSEt75Tsxa7BO6ANJcpeJ5uuFg4LZz/s349/159-Las-ninfas-Francisco-Umbral.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="349" data-original-width="251" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUjqPoiPQARUuHC3gFHMT5ANhm-qMxMrfU605AjCdQ0SeCUTyX9gP4H-wu0vG8pJ1DArzHoWPwwczXFFmauj2AHWOxdWMilkLpE_9RMG3brqo6N5rJnDK-uSa1MwySrnF7F0PNru-EbqkOYFatRis3R3oCIVwC_trSEt75Tsxa7BO6ANJcpeJ5uuFg4LZz/w288-h400/159-Las-ninfas-Francisco-Umbral.jpg" width="288" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: arial;">3.- FRANCISCO UMBRAL, LAS NINFAS: UN
VIAJE DESDE EL CINISMO A LA BÚSQUEDA DE LA LIBERTAD</span></p><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">La literatura es el sueño que
acunamos de pequeños, por necesario a la hora de reivindicar nuestros recuerdos.
La vía de escape del infierno diario que nos consume, y que nos evita ser nadie.
El camino que transitar en busca de uno mismo y de la libertad que
desconocemos, pero a la que tenemos que dar forma. El niño que se convierte en
adolescente. Y el adolescente que regresa una y otra vez a la niñez son las
opciones narrativas que <b><i>Francisco Umbral</i></b> emplea en <b><i>Las
ninfas</i></b> (Premio Nadal, 1975) en la que nos muestra la semblanza y la
forja de un escritor que, abandona los sueños que tiene en su <i>habitación azul,</i> para iniciar su
particular andadura vital en la ciudad de provincias en la que vive (su
Valladolid enquistado). Un viaje desde el cinismo a la búsqueda de la libertad
que se inicia con la necesidad de ser alguien más allá de sus sueños. Sueños de
letras, donde lo sublime y lo bello al principio sólo se desparraman en las
hojas de un papel, y que más tarde acabará en la realidad. La realidad del
erotismo, el sexo, y la ausencia de una lírica estética, y una moral
existencial alejada de la religión que al <i>alter
ego</i> de <b><i>Umbral</i></b> le llevará a la necesidad de abandonarse a sí mismo y
sus deseos, y de ese modo, alejarse de todo aquello que le rodea o abraza. Ese
viaje es también el que transita el protagonista de esta novela desde la
habitación azul (como concepto literario) en la que el niño-adolescente sueña
con lo que todavía no es ni ha creado, hasta el adolescente-joven que es capaza
de atisbar que: «una de las grandes angustias del adolescente es la de su
inactualidad». Pues la época del adolescente es la época en la que no existe el
tiempo, y donde esa atemporalidad está prendida de un hilo tan fino e invisible
que nadie lo ve, excepto uno mismo. Época secreta, la del adolescente. Época
errática, inclinada en el afán de búsqueda. Exploración en la incertidumbre y
la duda, al no hallar aquello que tanto se desea encontrar. Un mundo de mundos
que es un mundo incomprendido, y si acaso, inalcanzable.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiZqRWUdeSoO1BNDFMN4zOmrDY2JMfnXxuyIYMgMcDf8WjD5IaxVjC46Ex1OPkHcswV1EPZOWWDsbw_xuJuU8tGrOyNO_UMLbiWRpp3SVvI7fqJNrSZgBxrn6ITAyxMkb_qhl2jxZteL-5kGzeiHtlx9J6GqRIzbWux4mwq0Sa_wVBR1_YGKGgoCajc0i1/s554/xthumb_26589_portadas_big.jpeg.pagespeed.ic.6gG-yJFp9V.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="554" data-original-width="360" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiZqRWUdeSoO1BNDFMN4zOmrDY2JMfnXxuyIYMgMcDf8WjD5IaxVjC46Ex1OPkHcswV1EPZOWWDsbw_xuJuU8tGrOyNO_UMLbiWRpp3SVvI7fqJNrSZgBxrn6ITAyxMkb_qhl2jxZteL-5kGzeiHtlx9J6GqRIzbWux4mwq0Sa_wVBR1_YGKGgoCajc0i1/w260-h400/xthumb_26589_portadas_big.jpeg.pagespeed.ic.6gG-yJFp9V.jpg" width="260" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">4.- DELPHINE DE VIGAN, LOS REYES DE
LA CASA: LA CARA OCULTA DE LA POSVERDAD</span><span style="font-family: arial;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">A veces el frío de la soledad es
tan inmenso que nos petrifica hasta convertirnos en estatuas de hielo. Estatuas
de hielo que nos aíslan de la vida y de la realidad. La consecuencia más
inmediata de esa perenne petrificación, es la emisión de señales que
representan la cara oculta de la posverdad. Señales de un aislamiento desde que
el sólo percibimos nuestra propia voz en un juego sempiterno de ratón enjaulado.
Un ensimismamiento enfermizo como el del roedor que no para de mover la rueda
en una única dirección. Cada vez más, vivimos durante más horas aislados en
nuestra propia burbuja; una membrana que nos lleva a un mimetismo infantil del
que somos las primeras víctimas. Entonces, ¿por qué tenemos la necesidad de
visualizar en otros lo que no somos capaces de hacer por nosotros mismos? Esa
es la falsa incoherencia que nos lleva a la inmediatez de las redes sociales. A
la tiranía de un mundo digital cada vez más enfermizo y egocéntrico. Y vacío,
por ser el punto de lanza de un abismo: el propio. Esa falsa vida que nos
provocan las redes sociales es la que nos lleva a la búsqueda de una felicidad
que no somos capaces de hallar fuera de ellas. A ese destello de confort que
sólo percibimos a través de la vida de los otros. Seres digitales. Hologramas
planos que, a su vez, nada más que ponderan aquello que no son. Por falta de
iniciativa propia. Temor. O desapego social. Todos queremos que se nos
reconozca nuestra valía. Y de esa necesidad de pertenencia al grupo nace la
búsqueda de una falsa felicidad, a la que <b><i>Delphine de Vigan,</i></b> a medio camino
entre el estilo periodístico y la novela policiaca, da sentido en su última
novela <b><i>Los reyes de la casa</i></b>. Un thriller que nos acerca con tintes de
novela-denuncia a la confusión que existe a día de hoy entre la realidad y el
mundo virtual. Esa otra vida que nos inventamos sin ser conscientes de sus
peligros. <b><i>De Vigan</i></b>, además, aprovecha esta confusión de ser otro a través
de los otros, para poner en solfa la explotación que los padres hacen de sus
hijos en las redes sociales. Un trabajo y una exhibición por la que ganan
cantidades ingentes de dinero. ¿Acaso hay algo de inocencia en ello? La bondad
y parabienes paternales que colonizan el almibarado universo <i>youtuber</i> parece decirnos que sí, pero
sólo somos conscientes, y siempre demasiado tarde, de que tan sólo representan
la cara oculta de la posverdad. Un oscurantismo que, desde el matiz de ensayo
sociológico que tiene esta novela, la autora francesa intenta mostrarnos algo
de luz. A veces es un simple destello, pero que a través de su dominio del
lenguaje y la trama, enseguida se transforma entre terrorífico y perturbado,
porque nos habla muy a las claras de la necesidad del papel de denuncia que
tiene la novela —y esta novela en concreto—, y no sólo en su vertiente de
novela negra.</span><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQ7eAGwqnuQhntBuJbK_2bVY3Lu2F8D8YwNKeYcXOXlAvejJt9Jmd7CZJGcGoYF9zLmYBU5p5Kc8uRFkA7ZsZsfS1D8Z9Zytkq77ZYQoynaIvm4M7CQ-cKcedgRxcdcqkoSB0A2YipKEiKo_DTHLIjxBo-o8UNDdiRnV90qgHf4OjItRIVQpv57ocQN1Kl/s300/cover-52740-236x301.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="236" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQ7eAGwqnuQhntBuJbK_2bVY3Lu2F8D8YwNKeYcXOXlAvejJt9Jmd7CZJGcGoYF9zLmYBU5p5Kc8uRFkA7ZsZsfS1D8Z9Zytkq77ZYQoynaIvm4M7CQ-cKcedgRxcdcqkoSB0A2YipKEiKo_DTHLIjxBo-o8UNDdiRnV90qgHf4OjItRIVQpv57ocQN1Kl/w315-h400/cover-52740-236x301.jpg" width="315" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">5.- ÁNGEL ANTONIO HERRERA, LOS
ESPEJOS NOCTURNOS: DESTELLOS DE CERTEZAS E INCERTIDUMBRES</span><span style="font-family: arial;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">¿Puede el alma humana apoderarse
del mundo? ¿Ponderar la tragedia y asirse a la felicidad esquiva que se pierde
con el sueño y la noche? Atrabiliarios dulcificados con el poder de los versos.
Palabras que suman con la nostalgia de los que miran el tiempo del ayer desde
el hoy que siempre desconcierta. No hay nada mejor que andar cerca del abismo.
De ese cable que se dobla tras cada pisada, para afrontar de frente al tiempo
ya vivido. A la realidad. A nuestra vida. Vida teñida de destellos de certezas
e incertidumbres. Y, con todo ello, fundar el mundo. Descubrir el edén de los
sueños donde nada es lo que parece. Atribuir al universo el don de la desdicha
cual reflejo de espejos que juegan al despiste. Ahí es donde place y yace este
particular “ser de lejanías” titulado <b><i>Los espejos nocturnos</i></b>, en el que <b><i>Ángel
Antonio Herrera</i></b> ha reunido su obra poética. Un compendio de cierres y
letanías: «Un día mejor, amé en el sur, tuve padre, dije paraíso». Poesía de
ida y vuelta. Poesía que viaja de la madurez a la juventud. De la experiencia a
la inocencia, porque ese es el camino que el autor ha querido darle a su obra.
La del sentido inverso. La de aquella que recoge la seguridad que va camino de
una inseguridad que no es tal. De la noche al día. Como decía Pessoa: «Vivir es
ser otro», y aquí Herrera es un ejemplo de ello, pues al atravesar los confines
de la vida real, para situarse en la dialéctica de la poesía, nos invita a la
trastienda de los sentidos ocultos del arte, por estar éstos refugiados tras
las apariencias más próximas al alma. Cuevas de profundidades sin explorar que el
poeta nos muestra con el temple de imágenes cultas y contrapuestas. Imágenes
originales que buscan el ritmo del poema desde su propia voz, muchas veces
atormentada: «Aún no sé qué violín de aguas agrias nos envenena el consuelo»,
como son los versos que componen <b><i>El piano del pirómano</i>.</b> Poemas
barrocos, directos y con un punto salvaje. Furia de fieras, pumas y leopardos.
Animales nocturnos que reivindican la noche sin tapujos ni miedos.
Desencuentros en el éxtasis de la palabra: «Sé, y no sé, que respiro eternidad
acaso en el último engaño de la alegría».<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8YRv4V8-MPdhuFpUjk5zO1rPIvDC4_21uOqx9Yu591-xRM25icItJC38n4Nkc996CeRim4I5d4hORnaFpWrwjwXwRxMjrefsyeth5kUqyHUPmaQMGiRZcEAHCohv73tSpxoqy0c5223LuuwPaepYfqh3uoWEm53B9qIGvUKcc_pIr6lrDKbtZoKrKOW3j/s900/Cubierta-TRAIGO-NOCHE-EN-LOS-ZAPATOS.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="643" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8YRv4V8-MPdhuFpUjk5zO1rPIvDC4_21uOqx9Yu591-xRM25icItJC38n4Nkc996CeRim4I5d4hORnaFpWrwjwXwRxMjrefsyeth5kUqyHUPmaQMGiRZcEAHCohv73tSpxoqy0c5223LuuwPaepYfqh3uoWEm53B9qIGvUKcc_pIr6lrDKbtZoKrKOW3j/w286-h400/Cubierta-TRAIGO-NOCHE-EN-LOS-ZAPATOS.jpg" width="286" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto; mso-outline-level: 3; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #333333; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-language: ES;">6.- ANDRÉS ORTIZ TAFUR, TRAIGO NOCHE EN LOS ZAPATOS: EL
SILENCIO QUE NOS ACOGE</span><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">Explorar la vida. Vomitarla en forma de
renglones torcidos que se rebelan contra nuestra idea del mundo, y de esa
felicidad que siempre hemos creído que nos sostenía. Alabar esa dicha que se
nos hace presente en el recuento de unos días que ya no volverán. Ese pasado, y
sus condiciones, que se vuelcan sobre nuestras experiencias vividas, y sobre
los recuerdos que éstas nos producen cuando nos alejan de la verdad. Verdad que
nace teñida de lo más profundo del deseo. El deseo que, sin embargo, es
torturado por la discordia de todo aquello que no quedó dibujado en el papel de
nuestra vida. Recuerdos sin rastro revestidos del silencio que nos acoge.
Silencios que nos devuelven al curso de un río teñido por unas aguas oscuras
que nunca terminan de convertirse en cristalinas. En esa paradoja de los
silencios no declarados se mueven los últimos pensamientos, en forma de versos,
de <b>Andrés Ortiz Tafur</b>. <b><i>Traigo la noche en los zapatos </i></b>es
una metáfora que nos acoge en la soledad de los recuentos pasados, y de lo
vivido sin el freno del futuro. <i>No future </i>aclamaban unos <i>Sex Pistols </i>desdeñosos
con la posteridad de los que no la desean. Nacemos avocados a la penuria de los
designios de un destino incontrolado e incontrolable. Y de esa incertidumbre
nacen los reproches y los deseos que marchan tatuados a nuestra piel. Signos
invisibles que, como los silencios que nos gobiernan, nadie más que uno mismo
conoce. Entrañas a las que nos cuesta ponerles un nombre, porque son hijos de
nuestra propia discordia y senectud. <b><i>Traigo noche en los zapatos</i></b> nos
recuerda toda la vulnerabilidad que nos asiste por mucho que la obviemos o
huyamos de ella, y <b><i>Ortiz Tafur</i></b> se vale de los recuerdos cuando
aborda a la familia, y a aquellos que ya no están a nuestro lado. Del día a día
que nos recuerda aquello que fuimos. Y de los deseos ocultos que descansan en
cicatrices que ya se han difuminado en la penumbra del paso de los días. Esa
labor de explorador con raíces propias es la que le lleva a transitar por
territorios propios y comunes, pues todos somos hijos de una sociedad que
languidece en busca de un nuevo mundo que ya no será aquel que conocimos, y en
el que ahora ejercemos de héroes de nuestra propia derrota. Abismos inocentes
que, a día de hoy, él necesita dejar marcados en las hojas de un papel que le
rediman de aquellos silencios que marcaron su vida sin saberlo: «Hay personas
que siempre me vencen/ con las que siempre me resulta hermoso/ descubrirme
perdiendo y perdido,/ buscando la manera de volver a chocar/ para volver a
perder y a perderme./ Como el estropajo que se seca/ y necesita más agua y
jabón/ para seguir empantanando la vida.»<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;"><b><i>Ángel Silvelo Gabriel</i></b></span></span></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-37582444338076100512023-12-13T18:36:00.001+01:002023-12-13T18:36:24.586+01:00KATHERINE MANSFIELD, LA CRIATURA TERRESTRE Y OTROS POEMAS: ENTRE LO MÁGICO Y LO COTIDIANO<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjViwewYyuyT2Ks1qAkYh6MGvN9npI5BBMZpeOu-DY28wKA1Q0RSNF_egORRZDJzLeZm838cn0WAGSp4srZstKD_-wcZfpH4ae2TzJ_HLt6TKtXEM5JV0e2nuJrO5VjFBscvchgILWKuBN7qxdGWqFJjb1OufzG-azjapOjZJFJBzj8vfFfLJhVDE6ll2QB/s1000/510rNOpi-PL._AC_UF1000,1000_QL80_.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="694" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjViwewYyuyT2Ks1qAkYh6MGvN9npI5BBMZpeOu-DY28wKA1Q0RSNF_egORRZDJzLeZm838cn0WAGSp4srZstKD_-wcZfpH4ae2TzJ_HLt6TKtXEM5JV0e2nuJrO5VjFBscvchgILWKuBN7qxdGWqFJjb1OufzG-azjapOjZJFJBzj8vfFfLJhVDE6ll2QB/w444-h640/510rNOpi-PL._AC_UF1000,1000_QL80_.jpg" width="444" /></a></div><br /> <p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Explorar el lado mágico de la
vida para llevarlo en la práctica a lo cotidiano. A esa versión de nosotros
mismos contra la que luchamos día a día por ser una mala copia de aquello que
soñamos, anhelamos o perseguimos. Porque al final somos el resultado combinado de
nuestros deseos no consumados y de las realidades con las que convivimos. Esa
distancia que separa a la vida del sueño es la que recorre la escritora neozelandesa
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Katherine
Mansfield</i></b> en esta amplia colección de poemas que lleva el título de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
criatura terrestre y otros poemas</i></b>. Un legado donde se dan la mano los
mitos y las leyendas, las hadas y los niños. Un sinfín de versos que conjugan
la rebeldía de una mujer contra el mundo y sus circunstancias. Adversas
circunstancias cabría decir por la cronología de su vida y sus contratiempos.
Los poemas de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mansfield</i></b> nacen de esa rebeldía frente a la época que le ha
tocado vivir. Frente a sus amantes. Frente a su frágil salud. O frente a su
caótica situación económica. La prisa del artista es la daga de su obra, pues
no siempre una se salva de la sentencia de la otra. Entre viaje y viaje. Entre
ciudad y ciudad. Así, de esa nacimiento nómada, la escritora neozelandesa va
haciendo crecer su obra donde su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">yo</i>
poético se asimila con la figura del pájaro. Metáfora que busca una libertad no
siempre bien resuelta y, que en demasiadas ocasiones, acaba como la muestra de
su vulnerabilidad. Voluntad dilapidada en la indeterminación de un espíritu
atormentado por el amor y su necesidad de encuentro con una felicidad que
persiguió desde su adolescencia en el Queen’s College de Londres.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Nada dejó de lado <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Katherine
Mansfield </i></b>en su obra poética. Exploró las raíces de lo genial y lo triste
tanto o más que la incertidumbre que desdeña de la caricatura de uno mismo. De
ahí, que en sus poemas oscile de lo infantil a lo macabro. De la nostalgia a la
ironía. De la mueca a la reivindicación. O del amor al fracaso. Una obra poética
que exploró siempre el lado más sensual de la experiencia humana que trata de
llevarnos a un espacio y a un tiempo en el que llegar a conocernos mejor; a
trasladar a la realidad la conjetura de los sueños que necesitan una vía de
salida, y que ella explora contraponiendo la alegría a la tristeza, el pasado
con el presente, o lo estético con lo político. Todas ellas, muestras de su
ímpetu vital que sólo decayó los últimos meses de su vida cuando su cuerpo no
pudo sobreponerse a la enfermedad. Poemas donde aparece la figura del infante
que se ensalza como la división entre la realidad y el mito. Una especie de
mito que ella denomina como «niño cambiado». De ese tránsito literario y vital
surge el deseo de ser una mujer nueva. Una mujer que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Virginia Woolf</i></b> definió
así: «Desdibujado fantasma de ojos fijos, labios burlones, y al final, la
corona clavada en su pelo». Una criatura terrestre que deambuló tras la soledad
y la incomprensión, pero que siempre persiguió un sentido de la aventura que la
alejara del odio (su emoción favorita) y la acercara a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dickens</i></b> o <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Wilde</i></b>
como mejor forma de expresar su pronunciado sentido literario entre lo mágico y
lo cotidiano.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="font-family: arial;"><b><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;">El pájaro herido(*)</span></b></span><span style="color: #333333; font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">En el amplio lecho</span></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; font-family: arial;">bajo la colcha verde bordada</span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">con flores y hojas que siempre parecen
estremecerse<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">ella es como un pájaro herido que
descansa en un remanso.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">El cazador disparó su dardo<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">y la alcanzó en el pecho, <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">provocó una herida, mas no la
muerte.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">Ay, alas mías, alzadme —
¡alzadme!<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">¡No estoy horriblemente herida!<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">Cayó y permaneció quieta.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">Llegaron al borde del remanso
gentes amables con cestas<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">«¡Sin duda lo que el pobre pájaro
quiere es comida!».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">Sus petates y bolsillos se
henchían casi hasta reventar<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">de migajas de la cena y sobras
del almuerzo de los sirvientes.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">¡Ay, cuánto les complacía <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dar algo</i> de verdad!<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">«Antes, ¿sabes?, ¿sabes?, no
hacías más que huir volando<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">rara vez venías al alféizar, rara
vez<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">compartías las deliciosas migas
arrojadas al jardín.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">Aquí tienes un delicado fragmento
y aquí una exquisitez<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">que sigue como nueva. Y aquí
tienes un pedazo de puro deleite<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">y tarta y pan y pan y pan y pan».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">De noche — en el amplio lecho<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">con las hojas y las flores<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">flameando suavemente en la
oscuridad<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">ella es como un pájaro herido que
descansa en un remanso.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">Con gran timidez saca la cabeza
de debajo del ala.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">En el cielo hay dos estrellas<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">Que brillan y flotan —<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">Ay, aguas — ¡no me cubráis!<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">¡Miraría tanto tiempo esas
hermosas estrellas!<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">Ay, alas mías —alzadme— ¡alzadme!<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">No estoy tan terriblemente
herida…</span></span><span style="color: #333333; font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-hyphenate: auto;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="font-family: arial;">(*) Poema <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El pájaro herido</i>, de Katherine Mansfield.</span></span><span style="color: #333333; font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #333333; mso-fareast-language: ES;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ángel
Silvelo Gabriel.</i></b></span></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-71541388912184994682023-12-07T12:10:00.002+01:002023-12-07T12:10:49.192+01:00TEATRO LARA, ELIZABETH SIDDALL: UN SUEÑO DE AMOR<p><span style="font-family: arial;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhE61urXLUayBclDlLUhF_fwoeNhpYlIccoczJCZg0WmdM4HzMd-VaQUmpNYxXsm4CelzUqV0l3k4xzLXlH9hSR_3SJRrGzcaBLeu5OTggbAfuhWnB3n_513nyCOc6qwGzImwihwQbr7Jjrd4MTjwvTRgdBrSH3vnxS5rD_tDnqJmcFotKyksHOngtrqO5f/s1800/Cartel_adaptado.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1800" data-original-width="1289" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhE61urXLUayBclDlLUhF_fwoeNhpYlIccoczJCZg0WmdM4HzMd-VaQUmpNYxXsm4CelzUqV0l3k4xzLXlH9hSR_3SJRrGzcaBLeu5OTggbAfuhWnB3n_513nyCOc6qwGzImwihwQbr7Jjrd4MTjwvTRgdBrSH3vnxS5rD_tDnqJmcFotKyksHOngtrqO5f/w458-h640/Cartel_adaptado.jpg" width="458" /></a></span></div><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Las relaciones entre artista y
musa siempre han dado mucho que hablar, pero si nos atenemos sólo a esta
premisa no habremos entendido la sentida actuación de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">María Giménez de Cala</i></b> en
el papel de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Elizabeth Siddall</i></b>, la mujer que aparece sumergida en el famoso
cuadro prerrafaelista de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Millais</i></b>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ophelia,</i> y que dijo: «El amor de una mujer nunca es breve». <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Giménez
de Cala</i></b> va mucho más allá a la hora de crear un personaje más completo
y complejo, porque da luz a la faceta artística de una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Siddall</i> pintora, escritora y creadora, pues su mundo es un universo
cuyo objetivo es el de ser otra por más que sea consciente de que será
recordada por ese cuadro. En este sentido, en la obra de teatro, los límites
del amor se ven superados por la búsqueda de un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">yo</i> que trascienda al tiempo y que deje huella de la forma de sentir
de una mujer en una época diametralmente opuesta a la actual, donde las mujeres
tenían un papel secundario en la sociedad. Esa lucha por manifestar la propia
libertad se ve envuelta en una puesta en escena sencilla e impactante, y que nos
recuerda la importancia del simbolismo y la metáfora a la hora de crear mundos
propios y espacios únicos, porque único es el eslabón de la cadena al que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Elizabeth</i> trata de vencer y al que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">María</i> (su caracterización con su pelo
rojizo, y su desnudez apenas cubierta con una faja, tienen un marcado carácter
gótico) da voz y materialidad a través de su cuerpo y sus gestos. A lo que sin
duda habría que unir la música de violín o clavicordio que se desprende sobre
la escena como una nube (y que con un esmero exquisito nos trae <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Bruno
Axel</i></b>), y con el que consigue darle a la atmósfera (teñida con la niebla
londinense), un tinte sonoro y visual que el romanticismo inglés exploró con anterioridad.
Todas ellas, son las claves de un destino que se precipita sobre nuestros sentidos
de una forma épica y trascendente, como épica y trascendente es la actuación de
una <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">María
Giménez de Cala</i></b> impactante, sensible y entregada en el personaje que
interpreta. Una forma de sentir que nos acerca, sin duda, a esa <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Lizzie</i> a la que ella tanto admira.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">La obra, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Elizabeth Siddall</i></b>, es un
altar de manifestación y sentimiento. De reivindicación y lucha. De amor y
muerte en la que su figura, a través de la actriz que la interpreta, quiere
llegar a estar en ese otro lado: el soñado. Esta obra, en poco más de sesenta
minutos, recorre ese atlas vital y sentimental de un personaje que se adelantó
a su tiempo, y por tanto, vivió a contracorriente del mundo y las personas que
le rodeaban. Ese tránsito que se desarrolla de la vitalidad a la decadencia. De
la vida a la muerte, y que termina del amor al vacío, es un paraje plagado de
guiños y homenajes a una mujer que nos dice en boca de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">María</i>: «Yo he elegido la intemperie y la vida incierta… [en
soledad]… [a encontrar palabras que se abran como rosas]». Rosas que se alzan
como altares post-románticos y que simbolizan una nueva época de búsqueda. De intemperie.
De soledad que se engendra por la necesidad de ser una misma. De lucha y
activismo. De sobreponerse a esa bañera de agua fría en la que ella se sumergió
durante horas y horas para que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Millais</i></b> la inmortalizara sin ser éste
consciente de la tortura a la que la sometía, lo que le provocó un quebranto en
su salud que la marcaría el resto de su vida. Quizá, por eso, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Siddall
</i></b>se planteara qué habría sido de su vida si hubiese continuado trabajando
en la sombrerería de la que salió. O si hubiese tenido marido e hijos. Y si hubiese
tenido que luchar por hallar su habitación propia. En este sentido, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Elizabeth
Siddall</i></b> es una heroína más que, desde las hermanas <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Brönte</i></b> nos llevarán hasta
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Virginia
Wolf,</i></b> y a tantas otras mujeres que dieron su vida por ser ellas mismas
en un mundo plagado de páramos en las que no se las tenía en cuenta. De ahí,
sin duda, la necesidad del láudano (el opio del s. XIX) de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Elizabeth</i>. Láudano que fue el combustible que la permitió seguir adelante
hasta que todo acabó. Pronto. Muy pronto. Cuando tan sólo tenía treinta<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>dos años. Sumida en un sueño de amor. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">«La lujuria de los ojos. The Lust
of the Eyes, Elizabeth Siddal (1829-1862)</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">No rezo por el alma de mi Dama,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">aunque antaño haya adorado su
sonrisa;<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Su destino final no me atormenta,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">ni cuándo su belleza perderá su
encanto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Sólo me siento a los pies de mi
Dama,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">mirando fijo sus ojos salvajes,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">sonriendo al pensar cómo mi amor
huirá<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">cuando su radiante belleza muera.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">No me atribulan las plegarias de
mi Dama,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">pues sordo yace nuestro Padre en
el cielo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Mi corazón late con alegre
melodía<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">al sentir que su amor me ha sido
otorgado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Entonces, quién cerrará los ojos
de mi Dama?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Quién doblará sus frágiles manos?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Alguien la asistirá cuando sus
ojos lluevan,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">mientras, silenciosa, camine
hacia las Tierras Desconocidas?»</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">Ángel Silvelo Gabriel.</span></i></b> <o:p></o:p></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-56286132732963255942023-12-06T10:35:00.003+01:002023-12-06T10:38:36.605+01:00BRET EASTON ELLIS, LOS DESTROZOS: EL FRACASO DE LA GRAN NOVELA AMERICANA<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgF94YpzRjaroH012z1HXphiXHG_hq1CHga0BZYawiWnFoqglZOx3iWK6eH10YNSPRTAKXjRCVwXLAIoR-6VyDV7vf0bYm6R5IlrRE7yW9qTcq9UtcAjpaj0rvKC8inerTZZx2Up3TXSJeJY8BvdSYRu2E_3cHAFbKbNVwOzUhHjv2HxdkwSxqwk-Zt-KPk/s1698/los-destrozos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1698" data-original-width="1100" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgF94YpzRjaroH012z1HXphiXHG_hq1CHga0BZYawiWnFoqglZOx3iWK6eH10YNSPRTAKXjRCVwXLAIoR-6VyDV7vf0bYm6R5IlrRE7yW9qTcq9UtcAjpaj0rvKC8inerTZZx2Up3TXSJeJY8BvdSYRu2E_3cHAFbKbNVwOzUhHjv2HxdkwSxqwk-Zt-KPk/w414-h640/los-destrozos.jpg" width="414" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">¿Por qué nos miente el tiempo?
¿Por qué nos engañamos cuando queremos atrapar el pasado cuarenta años después
masificándolo de detalles que nunca existieron? ¿Por qué no somos capaces de
mirarnos al espejo y decir: basta? Simular una vida perdida en un pasado lejano
y reconvertirla en algo que seguro nunca existió, adornándolo como si fuese un
árbol de Navidad cuyas luces no lucen ni brillan, es una gran falacia. En este
sentido, la última novela de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Bret Easton Ellis</i></b>, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los
destrozos,</i></b> representa el fracaso de la gran novela americana. Una falsa
obra maestra de uno de los escritores llamados a seguir la estela de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hemingway,
Fitzgerald o Thomas Wolfe</i></b>, pero que sin embargo, naufraga una vez más sin
apenas salir del puerto del que quiere partir. La última novela de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ellis</i></b>
es insulsa. Aburrida. Inexplicablemente extensa. Y repetitiva, como si su autor
no supiera salir de su jaula de oro y se comportarse como hámster que no para
de dar vueltas a una rueda que sólo tiene la posibilidad de la repetición. Porque
de nuevo, en esta novela, asistimos al mundo desenfadado y plomizo de unos
jóvenes americanos atrapados en las drogas, la música, las fiestas y la
cocaína, pero esta vez sin pulso narrativo ni trama que los sostenga. Baste
decir que la novela no empieza a narrarnos la verdadera historia de lo que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ellis</i></b>
nos quiere contar hasta más allá de la página trescientas. En este caso, el
autor de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Menos que cero</i> hubiese
necesitado, igual que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Thomas Wolfe</i></b> en su momento, un editor
como <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Maxwell
Perkins</i></b> para dejar esta historia en no más de doscientas páginas de un
nihilismo adolescente sin pasión y acartonado, como los falsos escenarios de
Hollywood. Esta desidia compositiva no es nueva, pues ya está presente en su
novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Suites imperiales,<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> </b></i>donde una vez más su protagonista (álter
ego de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ellis</i></b>) regresa a Los Ángeles y establece su repetitiva paranoia
acerca de la persecución y la muerte como símbolos que marchan pegados a su
espíritu. Un espíritu sin alma.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los destrozos</i></b> es un
sinfín de imágenes que se aproximan más a su paso como guionista de cine por
Hollywood, que a una novela de autoficción como la denomina él, aunque al final
de la misma se nos recuerde que cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia.
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ellis</i></b>,
en este sentido, podría haber aprovechado su paso por la Meca del cine (sí lo
ha hecho respecto a sus diálogos y escenas de acción) para emular a un <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fitzgerald</i></b>
acabado que, sin embargo, en su paso por Hollywood fue capaz de escribir una
fabulosa colección de relatos titulada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crack-up</i>,
donde explota el lirismo del fracaso de una forma brillante, o escribir (aunque
la dejara inconclusa) esa pieza maestra que es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El último magnate</i>. Algo que un escritor de su época como <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jay
McInerney</i></b> también ha hecho y que no le ha impedido seguir construyendo
una obra literaria que sí se mantiene en el tiempo, y que además, explora las
pasiones y fracasos de su generación y de su país, pues sólo hace falta leer su
acertada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La buena vida</i> (en la que
aborda los atentados del 11-S en Nueva York) para darnos cuenta del pulso
narrativo que aún posee. Por todo ello, cabe preguntarse qué podríamos esperar de
ese egocentrismo vital y físico al que nos tiene acostumbrados <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ellis</i></b>
en sus últimas novelas, de las que sólo se salva ese pulso narrativo marca de
la casa, donde el ritmo endiablado de secuencias musicales y descriptivas te llevan
a lo largo de la historia sin apenas darte cuenta, pero que en <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los
destrozos</i></b> desgraciadamente ocurre muy pocas veces, pues la intención de
la misma es una aburrida reivindicación de una época ya explorada hasta la
saciedad y sobre la que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ellis</i></b> no aporta nada nuevo, porque se
pierde en aburridas descripciones sin interés y muy repetitivas.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En definitiva, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los
destrozos</i></b> es una triste reminiscencia de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Menos que Cero y American Psycho</i>, los dos latigazos narrativos que encumbraron
a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ellis</i> como la gran esperanza de la novela
americana, y que sin embargo, en esta novela vira en sentido contrario, para
hacer de él y de su figura como escritor, el mejor ejemplo del fracaso de la
Gran novela americana.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">Ángel Silvelo Gabriel.</span></i></b> <o:p></o:p></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-86795073435565987402023-12-01T19:50:00.001+01:002023-12-01T19:50:03.303+01:00FERNANDO PESSOA, Y LOS DIOSES PERDIDOS, EN EL 88 ANIVERSARIO DE SU MUERTE: LA VERDAD QUE REPOSA MÁS ALLÁ DE LO OBVIO<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnGDeT7pVVcoEp6kzxQjEoaLu3h0NeDCSfEXL4U8_SvKNFFviJmi2IWmUylvpx-rUkKENZceiL_ED_hccvGMXpeB0JTg7o4akzXgJmmpHQcW-XIBPaSrbQUkSAs7Pys7H8gUPxj_-ByD0_dGlSz93Q1u-bjyV-lCbQQN2zJYRHYZCzyFHjpnOZUgPLd5mu/s428/LOS%20DIOSES%20PERDIDOS%20PORTADA.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="428" data-original-width="275" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnGDeT7pVVcoEp6kzxQjEoaLu3h0NeDCSfEXL4U8_SvKNFFviJmi2IWmUylvpx-rUkKENZceiL_ED_hccvGMXpeB0JTg7o4akzXgJmmpHQcW-XIBPaSrbQUkSAs7Pys7H8gUPxj_-ByD0_dGlSz93Q1u-bjyV-lCbQQN2zJYRHYZCzyFHjpnOZUgPLd5mu/w412-h640/LOS%20DIOSES%20PERDIDOS%20PORTADA.jpg" width="412" /></a></div><br /> <p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: black;">Luis,
el protagonista de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los dioses perdidos </i></b>se encuentra atrapado por un pasado que
nunca imaginó que existiera en su familia. De ahí, que busque u</span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">n futuro sin recuerdos y sin la perversa necesidad de mirar atrás,
porque como decía <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Saramago</i></b> al modo de un innato explorador: la tierra espera. Lo
que él no sabe, y tardará en descubrirlo, es que la verdad, aquella que él
ansía encontrar, reposa más allá de lo obvio. Decía <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pessoa</i></b> que l</span><span style="color: black; mso-bidi-language: HI; mso-fareast-font-family: SimSun; mso-font-kerning: .5pt;">a vida es un «teatro de máscaras» cuyos «moldes de
realidad» conforman «el álgebra del misterio». Un misterio en el que se
embarcará nuestro protagonista para desentrañar el oscuro devenir de la
existencia de su abuelo de la mano del poeta portugués <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fernando Pessoa</i></b> y de la
inmensidad de su vida interior y de su obra. </span><span style="color: black;">Llegar
al alma de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pessoa</i></b> es complicado, porque su universo es un conjunto de
sombras y fantasmas que no dejan huellas en el camino. Luis enseguida se da
cuenta de ello y sabe que tiene que adivinarle más allá de la línea de lo
obvio, entre las luces y las sombras de sus paradojas, a lo largo y ancho de
las múltiples voces de sus heterónimos y en la reinterpretación de los ismos
que inventó y con los que situó a Portugal en el mapa europeo de la cultura. No
es extraño entonces que esta novela sea un </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: black; mso-bidi-language: HI; mso-fareast-font-family: SimSun; mso-font-kerning: .5pt;">collage</span></i><span style="color: black; mso-bidi-language: HI; mso-fareast-font-family: SimSun; mso-font-kerning: .5pt;"> espontáneo de
palabras y frases, dudas y sentencias, donde <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pessoa</i></b> emerge en la vida
de Luis sin necesidad de pensarlo, como si todo a su alrededor fuese un mundo
conformado de marionetas en las manos del tiempo. «Una geometría del abismo»,
así lo definió él. «Mi destino pertenece a otra Ley […] y está cada vez más
supeditado a la obediencia a Maestros que no condescienden ni perdonan.» Esos
Maestros en este caso son los que conforman los dioses perdidos que dan título
a esta novela; una metáfora con la que se escenifica la posibilidad de conjugar
la palabra DIGNIDAD como el hallazgo vital que nos permita seguir adelante.</span></span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial;">Ahora
que la sociedad ha renunciado al poder de las palabras, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los dioses perdidos</i></b> nos
permite revisar ese proceso destructivo que supone el final de una época. La
historia que se nos narra en la novela trata de ser el reflejo de un tiempo que
no para de dar vueltas dentro de nuestra cabeza, y que nos posibilita volver a
tener esperanza en aquello que de verdad importa. En este sentido, la
metaliteratura es el cauce elegido por el autor para mostrarnos que, aunque sea
imposible, merece la pena intentar atrapar la luz con tan sólo cerrar nuestra
mano. Un deseo imposible, como en muchas ocasiones es imposible el amor o la
renuncia a la tiranía del móvil y las redes sociales. Ese último resquicio, a
través del que avistamos la esperanza, en la novela se transforma en un espacio
donde se concitan pensamientos, ocurrencias, paradojas, poemas y un falso
diario con el que nos vamos tropezando acompañados por <b><i>Pessoa </i></b>y
la sensibilidad extrema de aquel que nació adelantado a su tiempo y se sintió
extraño en su entorno y dentro de sí mismo. Por todo ello, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los dioses perdidos</i></b> se
manifiesta como un falso diario que, en muchas ocasiones, utiliza palabras
tales como: alma, esencia, vida, sombra, fantasma, reflejo, espejo…, pero en el
que también están presentes el amor y Lisboa; una encrucijada, contradictoria e
imprescindible a la vez, en la que gracias a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pessoa </i></b>podemos divisar la
línea del horizonte y pensar que otra vida es posible.</span></span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial;">Ángel
Silvelo Gabriel</span><o:p></o:p></span></i></b></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-56964437144446859522023-11-21T16:19:00.002+01:002023-11-21T16:19:11.439+01:00DAVID FINCHER, THE KILLER: EL CAZADOR CAZADO<p><span style="font-family: arial;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsXal9to_KAHuCeKe_gwJI3tWqS3DHKFB8fIuw4OKlbfRRBgsqfU2BwBLOIMVhdhp1K6wroh0ZIPMlskN5UxQISMxH6h-HSGZVzu-9EQJFIw5NvdJrjgqrXPsbEtCMFo2gGeK_QTOBgao4lW9i3csLJvRu7x0u_jqckF4B7r_j8eOkDzjCP0h_KTI0Ed9a/s2048/f4m6cwpxcaa0okv-64ec94a37e10d.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1382" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsXal9to_KAHuCeKe_gwJI3tWqS3DHKFB8fIuw4OKlbfRRBgsqfU2BwBLOIMVhdhp1K6wroh0ZIPMlskN5UxQISMxH6h-HSGZVzu-9EQJFIw5NvdJrjgqrXPsbEtCMFo2gGeK_QTOBgao4lW9i3csLJvRu7x0u_jqckF4B7r_j8eOkDzjCP0h_KTI0Ed9a/w432-h640/f4m6cwpxcaa0okv-64ec94a37e10d.jpeg" width="432" /></a></span></div><span style="font-family: arial;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Como una bala que te perfora el
cerebro. Así se nos presenta el asesino de este film en un plano secuencia
deudor de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La ventana indiscreta,</i> aunque
lo haga en un sentido inverso al que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">James Stewart</i></b> experimentaba en este
clásico del cine. El cazador cazado podría ser un buen símil final en el que
situar al meticuloso <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Michael Fassbender</i></b> en uno de los
mejores inicios de una película en los últimos años, por lo que tiene de
certero, especulador, sistemático y narcisista. El juego y contraste de luces,
sonidos y escenografía contribuyen a ello, y a que este cómic, sonoro y en
movimiento, atraiga la atención de un espectador que deambula de uno a otro
lado de la esfera fílmica que se le proyecta sin tiempo para pensar, entre
otras cosas por la voz en off del protagonista; una especie de conciencia que
nos habla de él y de nosotros. Ese imprevisto imán se prolonga a lo largo del
primer capítulo (de los seis que consta la película), en un París quieto y adormilado
que, sin embargo, poco a poco se va desperezando bajo la mezcla de planos
frontales e imágenes en picado que nos muestran una ciudad que bosteza bajo la
timidez de un sol que en un instante se hace dueño de la escena. Imágenes que
contrastan con el magnífico montaje de la motocicleta en su recorrido por las
calles de una ciudad que sale de su letargo tras las sirenas de los coches de
policía que la recorren. Sin duda, una de las muestras más inteligentes de esta
película es el montaje que se nos ofrece sobre la acción y la narración
interior del protagonista, al que acompaña una magnífica banda sonora del grupo
británico <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">The Smiths</i></b>; un ritmo sonoro que ayuda, y mucho, a ese hipnotismo
de planes secuencia e imágenes que se nos agolpan en el cerebro sin poder hacer
nada para detenerlo.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">The Killer</i></b> no es una
película moralista sobre el bien y el mal, o la frialdad y perfeccionismo que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fassbender</i></b>
muestra ante la muerte que dispensa, sino que su comportamiento se acerca más al
nihilismo que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Meursault</i>, el personaje
de la novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El extranjero </i>de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Albert
Camus, </i></b>expresaba ante el óbito de su propia madre. Una distancia vital
y existencial que le permite a la película centrarse en la acción y el deleite
de imágenes y acciones cuyo único fin es el de la búsqueda del entretenimiento;
un entretenimiento a medio camino entre el thriller y el humor negro. Nace así
una narración de momentos, destellos y anécdotas que se desarrollan en la mente
de un <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fassbender</i></b> atropellado por las consecuencias de un error que
nunca debió cometer. La destrucción de esa perfección inmaculada, le hace
afrontar sus siguientes retos desde la perspectiva de la redención; una deuda
que le llevará del calor la frío, del día a la noche, y sobre todo, a poner a
prueba su capacidad para combatir el aburrimiento. En una sociedad donde priman
la prisa y el instante, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fincher</i></b> nos invita a explorar la
parte más peligrosa del ser humano: la de combatir los pensamientos más
macabros cuando la mente está relajada y en modo piloto automático (visualizada
en la película con el ritmo de las pulsaciones del reloj inteligente del
protagonista). Esa posibilidad de creación a contrapelo es la que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fassbende</i></b>r
emplea para ajustar sus acciones finales en una prolongada repetición de frases
prefabricadas de antemano, y que él expresa a lo largo de los capítulos de los
que se compone la película, y que configuran esa necesidad de rutina del ser
humano a la hora de cumplir sus objetivos. Sean éstos los que sean. Ese
distanciamiento del error no forzado es la muestra más próxima al hallazgo de
un personaje que se mueve por su frialdad, a pesar de que al final sólo sea la
viva imagen del cazador cazado.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">Ángel Silvelo Gabriel.</span></i></b> <o:p></o:p></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-73804834297882292432023-11-19T20:00:00.002+01:002023-11-19T20:00:12.712+01:00SECOND EN EL LIVE LAS VENTAS (18/11/2023): UN LARGO CONCIERTO DE DESPEDIDA <p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRYVauEQKG7Mkmd03iBBx6-UKi8eSPDOT0qwkJbWl5pb281pm9jiayUb9fUeOa-6tzuZJNP6kSmONAmLIxToWnpuSDZZn5yzzGB7CwqRXUu-7c1_mmA35KQ8si919-1w8eJXUHGkeYhabSp6mZNxGfYd5DVkFN4PNlmHG-B-hZNdN0yQObkd1jbZ0HNy_N/s2058/FOTO%20SECOND%20LAS%20VENTAS.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1310" data-original-width="2058" height="408" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRYVauEQKG7Mkmd03iBBx6-UKi8eSPDOT0qwkJbWl5pb281pm9jiayUb9fUeOa-6tzuZJNP6kSmONAmLIxToWnpuSDZZn5yzzGB7CwqRXUu-7c1_mmA35KQ8si919-1w8eJXUHGkeYhabSp6mZNxGfYd5DVkFN4PNlmHG-B-hZNdN0yQObkd1jbZ0HNy_N/w640-h408/FOTO%20SECOND%20LAS%20VENTAS.jpg" width="640" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Qué razones hay para poner punto
y final a la felicidad. A la vida que nos ha marcado el diapasón con el que hemos
sido capaces de hacer vibrar a nuestro corazón. Ese movimiento invisible, entre
acústico y errático, que nos lleva de vuelta una y otra vez a ese paraíso que,
por ejemplo, el poeta romántico inglés <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">John Keats</i></b> encontró en la naturaleza
desbordante de la isla de Wight, o que en su poema épico <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Endymion</i> le hizo expresar: «Algo bello es un goce eterno». Esa naturaleza
desbordante, esa épica, o esa belleza, es la que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b> nos han regalado
con sus canciones a lo largo de sus veinticinco años de carrera, pues han
conseguido movernos ese diapasón interno y, tantas veces, incomprendido para
los que nos rodean. Un viaje vital y sonoro que, de alguna manera, nos ha ayudado
en la búsqueda de esa belleza interna que cada uno de nosotros necesitamos
cuando iniciamos nuestro particular trayecto en pos de la felicidad. Una
felicidad, que muchos de los presentes que llenaron la plaza de toros de Las
Ventas, (llegando desde todas las ciudades de España) hicieron en compañía de
las canciones de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los Cuatro de Murcia</i></b> en un largo concierto de despedida que un
dieciocho de noviembre del año dos mil veintitrés sólo tenía una meta: la
búsqueda de esa felicidad perdida.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Ayer, al modo de Ulises tras la
batalla de Troya, todos los asistentes al concierto iniciaron su personal y onírico
viaje de vuelta a casa enganchados a esa gran ola que les proporcionaron <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b>
que, desde el inicio, se envolvieron con una bella galaxia de estrellas con la
que les fueron mostrando el camino. Una odisea pletórica de ritmos y canciones con
las que intentaron revestir su adiós de una forma lúdica que, sin embargo,
también dejaba traslucir las múltiples batallas y heridas que ellos llevaban
sobre sus espaldas. El grupo murciano se despidió de la capital como sólo lo
hacen los grandes guerreros: explorando el sentido de la vida que esta ocasión
en vez de espadas, arcos o flechas se hicieron acompañar de teclados, cuerdas
de guitarras y vocales. Su magnífica forma de decirnos adiós. Un hasta siempre
que hizo felices a los allí presentes canción tras canción, temas tras tema,
muestra de cariño tras muestra de cariño (sólo hubo que fijarse en las veces
que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sean
Frutos</i></b> se acercó a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jorge Guirao</i></b> para hacer suyas todas
las desbordantes sensaciones que se estaban librando en la pista donde nos
encontrábamos los demás). Batallas sonoras. Guerras convertidas en melodías
infinitas. Heridas visuales que derramaron la sangre de los dioses. Esos dioses
perdidos de los que he hablado alguna vez y que, a través de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los
Cuatro de Murcia</i></b>, se convirtieron en la senda que nos dejarán sus
canciones. En este sentido, la vida también no sólo se compone de un aguerrido
presente, sino también, del pasado devorador con el que el transcurso del
tiempo va conquistando nuestros corazones. Ese sentido inverso y vital es el
que nos retrata como seres condenados al vacío de los recuerdos, por ser éstos
innegociables. Únicos. Y profundamente desestabilizadores. De una parte de esos
recuerdos, a partir de hoy, formarán parte <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b>. Espíritus libres que un día
nos hicieron soñar con la felicidad. Un estigma con el que nos defendíamos de
la soledad del día a día, y de ese vacío que en ciertas ocasiones nos deja sin
palabras. Ellos han conseguido que sus canciones hayan sido el antídoto contra
ese mundo, y también, contra nosotros mismos, porque el susurro de sus melodías
se han colado en el balneario de nuestras desdichas.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Lo vivido ayer en el nuevo
espacio Live Las Ventas fue en toda regla un concierto de despedida. Una larga
sinfonía de intensos bailes y ritmos que comenzaron de una forma muy emotiva
cuando los asistentes mostraron miles de carteles con la frase: GRACIAS SECOND,
y que tal y como luego nos confesó <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sean Frutos</i></b>, les emocionó tanto que
a él le dejó sin fuerza al inicio de un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">2502</i>
que fue la puerta de salida de un vendaval sonoro que perfiló muy bien los veinticinco
años de carrera del grupo. Un ritmo endiablado al que siguió un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mira a la gente</i> que continuó con la
fiesta programa para la felicidad que más tarde acabaría en un atronador silencio
al final del concierto. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b> quisieron darle un espacio a
casi toda su discografía, y por eso hicieron a continuación <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quién pensaba en eso</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Psicopático</i>, temas que seguían engarzando
el ritmo más alto de sus directos, uno de los mejores de España, tanto por la
amplitud sonora como por la magistral ejecución de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sean, Jorge, Fran y Nando</i></b>,
estrellas perennes de un cielo siempre luminoso y bello. Con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nivel inexperto</i>, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sean</i></b> aprovechó para
saludar: «¡Hola, Madrid!, ¿qué tal estáis? Nos habéis jodido emocionándonos. A
mí no me salía la voz —en clara referencia a la lluvia de carteles anterior—».
Continuaron con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La distancia no es velocidad
por tiempo</i>, uno de los mejores temas de su disco <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Montaña Rusa</i></b>, para seguir
con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Invierno dulce</i>, uno de sus
típicos medio tiempos y que, quizá contra todo pronóstico, se convirtió en el
primer largo y sonoro coro en forma de: «Oh, oh, oh, oh», que obligó al grupo a
retomar la base de la canción al acabarla, y con ello, vislumbrar una gran
sonrisa de felicidad en sus rostros cuando los fans corearon el nombre de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b>
durante varios minutos: «Sácame de las ventanas, no me dejes observando/
Sorpréndeme, no pares y llévame, fuera de una vez.»</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Tras ese paréntesis arrancaron
con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Flores imposibles</i>, canción que
abre , y título, de su último cd, donde la maestría compositiva del grupo ha
alcanzado sus cotas más altas, para de nuevo dar marcha atrás en el tiempo
cuando ejecutaron <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nueva sensación</i>, al
ritmo de los guitarrazos de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jorge</i>, y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Horas de humo</i>: «Extrañas voces, algunas
veces no escuchaba nada más/ Y después deje el control», que fue la puerta de
entrada a una bella y magistral <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sonará en
todas partes</i>, una de sus grandes canciones, a la que prosiguió <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El contorno de tus miedos</i>, una magnífica
secuencia de su último disco que no nos hizo perder ni un segundo de nuestra
atención pues su finalización llevó aparejada la ejecución de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Muérdeme</i>, con la banda y el público en
una mágica sincronización de gestos y coros. Sin apenas tiempo para la
recuperación, nos brindaron <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Teatro
infinito</i>, otro de los momentos increíbles de la noche: «Y le haremos el
amor al infinito». Un amor que ayer se derramó a raudales sobre el albero
enmoquetado de Las Ventas. Tras estos momentos inolvidable <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sean</i> nos anuncia que regresan a su disco <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Invisible</i></b> antes de que
comience a sonar <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nada te dirige</i>, la
mejor de las excusas para continuar con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">NADA</i>,
uno de los buques insignia de la carrera musical de los murcianos, y que nuevamente
fue muy coreada. Un vendaval sonoro que nos acercó hasta <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Primera vez</i>, donde <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sean</i></b> cogió una guitarra española
para acompañar en el delirio que se formó sobre el escenario a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jorge
y Nando</i></b>.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">El primer bis lo iniciaron con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Más suerte</i>, otro de sus temas fetiche, y
que de nuevo los lanzó a favor de corriente ante un público entregado, lo que
se constató con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rodamos</i> y la fiesta
colectiva que este tema desplegó. De nuevo abandonaron el escenario, pero
enseguida volvieron para tocar <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rincón exquisito</i></b>, una canción con la
que muchos descubrimos a este grupo y que consiguió que nunca nos despegáramos
de él. A partir de ahí, los aplausos, las pancartas con el cartel de GRACIAS
SECOND, y la entrega de recuerdos y regalos al grupo, se fueron sucediendo.
Regalos entre los que quiero hacer referencia al que mi hermana, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">África,</i></b>
les dio en forma de libro con todas las crónicas que un servidor ha ido
publicando bajo el título de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second, homenaje
a sus 25 años de carrera,</i> y que voy a guardar con mucho cariño.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b> como fuente de
música. De aquella música en la que muchos creemos todavía y que, lamentablemente,
como dijo <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sean</i></b> al final no ha tenido el apoyo suficiente de la industria
discográfica. A lo que habría que añadir: incomprensible olvido para una de las
mejores bandas que este país ha dado, y a bien seguro, va a dar. El latido de
los tiempos, y su sinsentido, nos hacen caminar por sendas oscuras, cada vez
más oscuras. Sendas que nos tratan de llevar por lugares intrascendentes,
simples y ramplones. Al menos, para los que ayer asistimos al concierto de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b>,
aún nos quedará ese sabor de los recuerdos que este largo concierto de despedida
nos ha dejado. ¡HASTA SIEMPRE!</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ángel Silvelo Gabriel.</i></b></span></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-55255809390028713882023-11-16T18:46:00.004+01:002023-11-16T18:46:58.344+01:00ÁNGEL ANTONIO HERRERA, LOS ESPEJOS NOCTURNOS: DESTELLOS DE CERTEZAS E INCERTIDUMBRES<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoJ5OLBwRGJHWZESD3XoJajdyuTJcbtmdWQjSSFbC0rd_B7xBNNHQQMI-Z_H3WT04RPfFNQwIPcfBdCpqpLPzmKa7CJnF8l3HItbdywXjrtRkmYt-fQICOM-mbd9wVcMzJ8rPx_PNUwZNXfTsjR4uWFxJ5V1vyX6tPpsfdefNV0cmgSctjSjj-IR4b3Xej/s2362/cover-52740.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2362" data-original-width="1854" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoJ5OLBwRGJHWZESD3XoJajdyuTJcbtmdWQjSSFbC0rd_B7xBNNHQQMI-Z_H3WT04RPfFNQwIPcfBdCpqpLPzmKa7CJnF8l3HItbdywXjrtRkmYt-fQICOM-mbd9wVcMzJ8rPx_PNUwZNXfTsjR4uWFxJ5V1vyX6tPpsfdefNV0cmgSctjSjj-IR4b3Xej/w502-h640/cover-52740.jpg" width="502" /></a></div><br /><br /><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">¿Puede el alma humana apoderarse
del mundo? ¿Ponderar la tragedia y asirse a la felicidad esquiva que se pierde
con el sueño y la noche? Atrabiliarios dulcificados con el poder de los versos.
Palabras que suman con la nostalgia de los que miran el tiempo del ayer desde
el hoy que siempre desconcierta. No hay nada mejor que andar cerca del abismo.
De ese cable que se dobla tras cada pisada, para afrontar de frente al tiempo ya
vivido. A la realidad. A nuestra vida. Vida teñida de destellos de certezas e
incertidumbres. Y, con todo ello, fundar el mundo. Descubrir el edén de los
sueños donde nada es lo que parece. Atribuir al universo el don de la desdicha
cual reflejo de espejos que juegan al despiste. Ahí es donde place y yace este
particular “ser de lejanías” titulado <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los espejos nocturnos</i></b>, en el que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ángel
Antonio Herrera</i></b> ha reunido su obra poética. Un compendio de cierres y
letanías: «Un día mejor, amé en el sur, tuve padre, dije paraíso». Poesía de
ida y vuelta. Poesía que viaja de la madurez a la juventud. De la experiencia a
la inocencia, porque ese es el camino que el autor ha querido darle a su obra.
La del sentido inverso. La de aquella que recoge la seguridad que va camino de
una inseguridad que no es tal. De la noche al día. Como decía Pessoa: «Vivir es
ser otro», y aquí Herrera es un ejemplo de ello, pues al atravesar los confines
de la vida real, para situarse en la dialéctica de la poesía, nos invita a la
trastienda de los sentidos ocultos del arte, por estar éstos refugiados tras
las apariencias más próximas al alma. Cuevas de profundidades sin explorar que el
poeta nos muestra con el temple de imágenes cultas y contrapuestas. Imágenes
originales que buscan el ritmo del poema desde su propia voz, muchas veces
atormentada: «Aún no sé qué violín de aguas agrias nos envenena el consuelo»,
como son los versos que componen <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">El piano del pirómano</i>.</b> Poemas
barrocos, directos y con un punto salvaje. Furia de fieras, pumas y leopardos.
Animales nocturnos que reivindican la noche sin tapujos ni miedos.
Desencuentros en el éxtasis de la palabra: «Sé, y no sé, que respiro eternidad
acaso en el último engaño de la alegría».</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Hay una constante vuelta al
pasado en sus versos. A referenciar el olvido. A observar y meditar la vida
desde el acecho de una muerte siempre presente. Águilas de tormento que
sobreviven a los recuerdos de aquellos días donde la dicha era ser testigo de
una sonrisa: «La belleza de la lluvia y la belleza del desmayo./ Las lunas que
perdí por mírate […] El sueño sucesivo en el que aún despierta mi padre.», como
nos recuerda el autor en el poema <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Clepsidra</i>
de su poemario <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los motivos del salvaje</i></b>. Dioses de ausencias. Epigramas de un
silencio que se oculta tras la sombras. Yacimientos de ti y de mí. Poemas de
regreso a la casa que uno pertenece: «Más patria agolpo en el luto que en el
lirio./ Sé que lleva parentesco de cuchillo mi tristeza,/ que mata el día,
porque me añoro estrella,/ y que me duele agosto, porque soy el tiempo». Aquí,
el poema es igual a la música, una sinfonía de palabras que buscan el ritmo
dentro de una melodía con vocación de única. Melodía que nos habla del tiempo.
¿Qué es el tiempo? Acaso la distancia de los años. Quizá la búsqueda del amor
en la herrumbre de un verso. O el prolongado letargo de toda una vida…</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Tiempo también de veranos. De
mulatas. De La Habana, el ron, y el mestizaje. Tiempo que camina entre la
neblina del pasado, la pasión de los cuerpos que ya nunca volverán, y esa
melancolía entre pícara y acróbata por lo que tiene de disimulo y sentencia:
«Quiere decirse que también me doy a vivir en soledad suicida del enamorado y así/
le recito al ron en tristes términos o reparto tu nombre por los puentes y
siempre/ el corazón a mí regresa gravemente ensimismado, el ciego corazón
portuario que vengo arrastrando con algún linaje parecido al trueno», como
Herrera expresa en el poemario <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Donde la diablas bailan boleros</i></b>, una
suerte de salmo continuado de vivencias, añoranzas, infancia y recuerdos
taimados por el rumbo de una vida que va y viene, va y viene, simulando un
acordeón infinito. Acordeón de amores que se perpetúan en la juventud. En el
inicio de la derrota que todo amor conlleva. En la plenitud de ese cuerpo y esa
caricia que ya nunca más volverán, porque se fueron con el infierno de los días
tristes y solitarios. Días de soledades perpetuas, por insondables, como así lo
atestigua el poeta en sus obras más tempranas. Luz y taquígrafos de soledades y
despechos. Muertes y dicha. Vida y su olvido.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Y, acompañando a este ser de
letanías, la intensidad de las ilustraciones de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ciria</i></b>. Rebeldes, salvajes,
y coloridas, entre las que se entremezclan manos que se juntan. Almanaques en
forma de mini cuadros. Carteles que no anuncian nada por no pertenecer más que
al mundo de los otros. A una pléyade de caras humanas, robóticas; a letras que
a su antojo aparecen y desaparecen entre nubes de colores petrificadas por caprichosos
brochazos que esconden aquello que los demás debemos adivinar. Unos y otros buscan
y huyen, aunque acaben encontrándose. Todos, como un conjunto de destellos de
certezas e incertidumbres.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">Ángel Silvelo Gabriel.</span></i></b> <o:p></o:p></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-26271391022932801632023-11-14T19:05:00.000+01:002023-11-14T19:05:08.889+01:00ARDE BOGOTÁ EN LA RIVIERA DE MADRID (11/11/23): ANIMALES, COCHES, AMOR Y MUCHO KARAOKE<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjusa9Xk3IUUhaXi0SvUTNaAqL6c1yeY3PERzukmpOMEFYRsV5uePQ_fN1u9f0EdibXlKKXTt2TlS2Anllg1nao-nsnIcxG9-LpdhrVq7hFRnPKcx7aC5QeeoACPGmGnXp42Pk6rTYOf13ukciIFFk0mWK8dH4LNVpfqjyG2NO3o5BuA3CHNjaxJS8Vs76V/s2620/ARDE%20BOGOT%C3%81%201.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1161" data-original-width="2620" height="284" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjusa9Xk3IUUhaXi0SvUTNaAqL6c1yeY3PERzukmpOMEFYRsV5uePQ_fN1u9f0EdibXlKKXTt2TlS2Anllg1nao-nsnIcxG9-LpdhrVq7hFRnPKcx7aC5QeeoACPGmGnXp42Pk6rTYOf13ukciIFFk0mWK8dH4LNVpfqjyG2NO3o5BuA3CHNjaxJS8Vs76V/w640-h284/ARDE%20BOGOT%C3%81%201.jpg" width="640" /></a></div><br /> <p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Las coordenadas del destino a
veces nos depositan en el centro de un huracán del que, milagrosamente, salimos
indemnes y victoriosos. Tras la pandemia, el grupo <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Arde Bogotá</i></b> alumbró lo
que sería su primer álbum, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">La noche</i></b>. Ese despegue sin frenos
les ha llevado justo dos años después a publicar su aclamado <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cowboys
de la A3</i></b>, donde sus temas ya caminan bajo la estela del éxito sin
límites, y a una velocidad digna del mejor <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Steve McQueen</i></b> al volante de su
Mustang. Una iconografía, la de los coches, que manejan muy bien los de
Cartagena tanto en sus melodías como en sus letras —la figura del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cavallino Ramp</i>ante detrás del escenario
así nos lo atestigua—. Un estandarte visual que comparten con la velocidad de
sus composiciones. Una velocidad que el pasado sábado en La Riviera alcanzó
altas cotas de explosión, y que, para desgracia de algunos de los que allí
estuvimos, fue acompañada por un karaoke a grito pelado que difuminó la voz de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Antonio
García.</i></b> Voz, por otra parte, personalísima y potente que a día de hoy es
la mejor seña de identidad de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Arde Bogotá</i></b>, que lejos de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los
Héroes del Silencio</i></b> con los que se los ha comparado, navegan en
ocasiones cerca de las aguas de bandas americanas como <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Interpol</i></b>, pues el sonido
que desprenden sus guitarras así lo atestiguan, tanto o más que ese bajo de
fondo de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pepe Esteban</i></b> que resulta rompedor.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Por lo visto, oído y vivido en La
Riviera, los de Cartagena dividen su fórmula musical, temática y virtual entre
animales, coches y amor. Mucho amor, al que las letras de sus canciones,
adornan de imágenes entre salvajes y electrizantes donde se mezclan el perdón,
la rabia y la derrota, eso sí, revestida de salvación y gloria: «El camino
hacia el perdón se nos ha hecho muy largo»; una catarsis que también está
presente en este estribillo: «Salgamos del hotel como lagartijas/ Huyamos de
este fuego que nos extermina/ Vayamos en tu coche hasta la Argentina» de su
tema <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Besos y Animales</i>. Besos que sus
fans más enfervorizados no pararon de lanzarles al escenario en forma de
móviles al aire. Expresiones gestuales y afectivas que necesitan de esa
realidad virtual que transita tras una pantalla como elemento indispensable
para llegar a un falso éxtasis de felicidad. Relaciones amorosas profilácticas —en
contraposición con las letras del grupo— con las que sus fans disfrutan como si
estuvieran viendo una serie de Netflix en el salón de su casa. Esa virtualidad
de imágenes y chillidos sin duda desvirtuó el verdadero y auténtico sonido de
un grupo llamado a batir todos los récords en muy poco tiempo. Quizá, junto a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Viva
Suecia</i></b>, serán los próximos <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Vetusta Morla</i></b> o los desaparecidos <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Izal</i></b>.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">En esta fiesta colectiva de
salvación y gloria <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Antonio García</i></b> anunció a los presentes la posibilidad de
conseguir en preventa las entradas para su próximo concierto el próximo 13 de
diciembre de 2024 en el Wizink Center de Madrid. Un gesto de generosidad con
todos aquellos que asistieron a alguno de los tres conciertos de La Riviera que
fue muy bien acogido antes de que sonara <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Virtud
y castigo</i>, una de esas canciones-himno que llevó a todo el aforo a corear
un: «oh, oh, oh, oh», que se prolongó más allá del término de la canción y que
emocionó al grupo hasta el punto de volver a acompañarla con el punteo de las
guitarras y la voz de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Antonio García</i></b>. Sin duda, este fue uno
de eso instantes especiales de la noche y de una actuación que se prolongó a lo
largo de dos horas y que, entre otras, contó con la colaboración de la cantante
de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ginebras,
Magüi Berto</i></b>, en su mítico tema <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Exoplaneta</i>,
un nuevo manos arriba repleto de móviles donde pudimos ver numerosa hojas con
la inscripción «571-/9A». Un sonido y un ritmo algo más pausado, pero no menos
salvaje donde la voz del cantante reverbera como una fuente sonora casi
infinita. Estigmas de esas verdades ocultas en nuestros corazones que finalizaron
con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Antiaéreo:</i> «Entra mejor por
detrás/ Que no te vea nadie/ Vente tal cual cómo vas/ Que no te falte el aire/ Tan
separada del suelo/ Como el cometa Halley/ Hola, ¿qué tal?, ¿Cómo estás?/ Y
otras preguntas sin hambre». Un punto y final, como broche final a sus tres Rivieras,
como nos recordaron a lo largo de un concierto que comenzó con el tema <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los perros</i>, tras el que siguieron otras
veinte canciones más, que les sirvieron al grupo para repasar casi al completo
su discografía y, de paso, hacer felices a sus múltiples seguidores que, a buen
seguro, ya les esperan impacientes, para que dentro de un año, vuelvan a
revivir en un karaoke más multitudinario las canciones de su grupo fetiche, que
en esas fechas, es posible que lleven bajo sus brazos alguno de los dos —si no
los dos— premios Grammy Latinos 2023 a los que están nominados— por su
particular visión sobre animales, coches y amor en forma de música.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">Ángel Silvelo Gabriel.</span></i></b> <o:p></o:p></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-65765664067815318072023-11-13T22:11:00.005+01:002023-11-13T22:11:50.412+01:00ANGÉLICA LIDDELL/ ATRA BILIS, LIEBESTOD (EL OLOR A SANGRE QUE NO SE ME QUITA DE OS OJOS): LA BÚSQUEDA DE LA BELLEZA A TRAVÉS DEL DOLOR<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEim0DH9BnMmfUuKnxnmHjF-Ayow5m2NKMJa2GO-FGd-Ka_QAaJY63N8McRe-IfpYaIKB8khBiQ-iLEHXDejhAI7vOXpytvbWz35ugWTw0fu4PseYw-Ppxw7ukIgaYeTzKNz-wUA0x64rL2KMdkWOZhueBgQjPpdOXwZMC_7L84tcBa0JTmGDe4gzMY8u0bZ/s1100/TEATRO_MADRID-Liebestod-El-olor-a-sangre-no-se-me-quita-de-los-ojos-Juan-Belmonte-4-1100x733.webp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="733" data-original-width="1100" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEim0DH9BnMmfUuKnxnmHjF-Ayow5m2NKMJa2GO-FGd-Ka_QAaJY63N8McRe-IfpYaIKB8khBiQ-iLEHXDejhAI7vOXpytvbWz35ugWTw0fu4PseYw-Ppxw7ukIgaYeTzKNz-wUA0x64rL2KMdkWOZhueBgQjPpdOXwZMC_7L84tcBa0JTmGDe4gzMY8u0bZ/w640-h426/TEATRO_MADRID-Liebestod-El-olor-a-sangre-no-se-me-quita-de-los-ojos-Juan-Belmonte-4-1100x733.webp" width="640" /></a></div><br /> <p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Juan Goytisolo</i></b>, en su
obra <i style="mso-bidi-font-style: normal;">España y los españoles</i> (editada
por Lumen en el año 1969) cuando habla de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hermingway</i></b> nos dice que para él la
interpretación de las corridas de toros son un acto, fundamentalmente de orden
religioso, cuando un hombre (el torero) se rebela contra la muerte, porque en
ese acto asume el tributo divino de dispensarla, haciendo del torero un émulo
de Dios. Y nos sigue apuntando que este matiz metafísico del matador de toros alude
a su fundamento sexual. Un fundamento sexual que podríamos reinterpretar
diciendo que el toreo es la danza entre el amor y la muerte. Quizá, por ello la
actriz nos apunta en un momento dado que: «Lo único que nos libera de la muerte
es desearla». Una exploración entre mística y estética que en el caso de la
obra de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Angélica Liddell, Liebestod,</i></b> escarba en la búsqueda de la
belleza a través del dolor; una indagación del dolor que implora llegar a ese
punto de no retorno que es la muerte. Para ello, la dramaturga catalana se
apoya en las verdades que en sí mismo posee el miedo como transfiguración del
alma enjaulada. Una desazón, la del miedo, que la obliga a auto flagelarse
cuando se hace cortes en las piernas y en las manos y tiñe un pañuelo blanco
con su propia sangre. Una exaltación de la pureza que ella adorna como si se
tratase de la ceremonia de la Santa Misa. Unas similitudes con el sacrificio que
en dicha ceremonia se hacen del cuerpo y la sangre de Cristo que ella asume
como propias cuando bebe vino y come pan sobre el escenario. Lo que de una
forma intensa y directa no sitúa en ese misticismo sobre el que la <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Liddell,</i></b>
en cada obra nueva de teatro que representa, ahonda. Una ofrenda que la define
como una mística más de la cultura española. Y que, en <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Liebestod,</i></b> se reafirma
con la vestimenta negra con la que se adorna y que la aproxima a una virgen
enlutada y doliente. A esa viva imagen de la madre de Dios, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Liddell</i></b>
le contrapone (para corroborar su idea de la muerte) la figura disecada de un
grandioso toro negro con el que comparte escenario. Para todo ello, se apoya,
una vez más, en las palabras <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Emil Cioran</i></b> como si fueran parte de
la Biblia,. Unas palabras a las que acompañan una majestuosa y estética puesta
escena donde se mezclan los colores de la Fiesta (el rosa de las muletas, el marrón
del albero, el tomo amarillo de la luz del sol) en una fusión de arte y
estética inigualables, y que buscan, sin duda, la exaltación de una belleza pictórica
que llegue al espectador sin intermediarios, como también sucede en los inmensos
telones que se abren y cierran a lo largo de la representación y que cubren de
tonalidades rosa toda la sala, o con el cráneo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cioran</i>, o con la asombrosa mirada de unos monos que nos observan
perplejos ante nuestro silencio.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Liebestod</i></b>, además,
representa el camino cada vez más profundo que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Angélica Liddell</i></b> está
recorriendo desde la fuerza de la palabra a la majestuosidad de los gestos y el
perenne balbuceo de palabras inconexas que se convierten en meros sonidos que
las desfiguran. De esa gestualidad es de la que se nutre la obra para refrendar
su carácter de ofrenda y sacrificio, en donde lo que en verdad importa es la
ceremonia en sí y su metafísica gestual, lo que la convierten en universal por
su esencialidad. Como esencial es la reivindicación del sufrimiento y la
exposición del mutilado en contraposición al toro como tótem o dios de un
Olimpo entregado al sacrificio del cuerpo y sus cenizas. En esa mutación de
imágenes y gestos <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Liddell </i></b>aún tiene tiempo de rendir homenaje a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Francis
Bacon</i></b>, de quien parte la frase «El olor a sangre no se me quita de los
ojos» para mostrarnos la materialidad de la carne mediante dos grandes piezas
de carne vacuna que se apoderan del escenario en forma de levitación, y sobre
las que se acopla la dramaturga en una secuencia sorprendente y única, por lo
novedosa que nos puede llegar a resultar por más veces que la hayamos
contemplado fuera del contexto teatral. Esa necesidad de poner el punto de mira
sobre la parte más incómoda de nuestro universo es uno de los elementos que nunca
faltan en las obras de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Liddell</i></b>. Una necesidad que proyecta
en sus largos monólogos, en los que primero carga contra ella misma y sus espectadores,
y luego contra la sociedad, que en esta ocasión se centra en la educación laica
de Francia exenta de un dios al que venerar.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Liebestod</i></b> es una nueva
propuesta escénica en la que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Angélica Liddell</i></b> vuelve a rodearse
de sus<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>vísceras para mostrarnos un universo
duro y único. Un universo en el que no cabe sino las verdades del miedo, pues
como muy bien nos dice en un momento de la representación: «¿Por qué no dices
lo que de verdad piensas?». Y es en esa apelación a la verdad donde nos deja
retratados al resto como meros representantes de la sociedad de la posverdad.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">Ángel Silvelo Gabriel.</span></i></b> <o:p></o:p></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-20239742014341572792023-11-08T17:51:00.002+01:002023-11-08T17:51:21.676+01:00SECOND, HOMENAJE A SUS 25 AÑOS DE CARRERA (XXI), CONCIERTO EN EL INVERFEST: ENERO, 2023<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvw86R0_dT8FE7B5mCln5izRnsrRZXlFAQWcGL8jn_yaEyJ-_G4ytXGNg-ntpe1OYoZGnN9R7yeuT1sN-au8AogBn-dh3hNOvdGfC2LDvV4g12Ai7CHQosndMMp1z0g2u9OWt9wzRPyAIOGsOyu6cGgR3oyZGZ5kiHP0SeLj9MR-9XTK40evw8E_l_0giK/s640/SECOND%20INVERFEST.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="470" data-original-width="640" height="470" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvw86R0_dT8FE7B5mCln5izRnsrRZXlFAQWcGL8jn_yaEyJ-_G4ytXGNg-ntpe1OYoZGnN9R7yeuT1sN-au8AogBn-dh3hNOvdGfC2LDvV4g12Ai7CHQosndMMp1z0g2u9OWt9wzRPyAIOGsOyu6cGgR3oyZGZ5kiHP0SeLj9MR-9XTK40evw8E_l_0giK/w640-h470/SECOND%20INVERFEST.jpg" width="640" /></a></div><br /> <p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Todo era como en un sueño. Un
escenario oscurecido por un fondo negro del que sólo se adivinaba una gran flor
de color rojo y unas lámparas a modo de salón decimonónico. Y para que fuese
todo más irreal, si cabe, una música <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ambient</i>
—confeccionada ex profeso— con leves notas de las canciones del grupo para
tintar una espera de color rojo. Rojo-riesgo. Rojo-alerta. Rojo-sangre. ¿Cómo
fundir todo eso en un mágico momento? Es difícil echar la vista atrás y no
sentir el vértigo y el miedo al despertar del <i>travelling</i> existencial que
conlleva hacer de nuevo, nuestras, las imágenes y los momentos que éstas
protagonizaron. Algo así fue lo que anoche pudimos sentir con <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b>
en el Inverfest 2023: un viaje en el tiempo, emocional y exquisito, porque sin
duda, desde que el grupo murciano anunció que se retiraba de los escenarios, un
aura de dudas, incomprensión y fatiga emocional han invadido a sus seguidores
que, ayer, llenaron el <i>Teatro Circo Price de Madrid</i>. Y más, si cabe,
cuando lo que vimos sobre el escenario fue a un grupo sólido, con una madurez
extraordinaria y un saber estar y modelar sus canciones sobre el escenario a
prueba del paso del tiempo. Y eso fue lo que les llevó a interpretar veintiún
temas, que sonaron como una única melodía completa. Serena. Intensa.
Fulgurante. Y, sobre todo, onírica. Siempre nos resulta muy difícil decir adiós
a las personas que queremos de verdad, y este concierto fue una muestra de
ello, tanto por parte del grupo como de sus seguidores. Ese hermanamiento que
ocurre tan pocas veces es lo que ha hecho de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b> un grupo grande.
De letras. Canciones. Melodías. Ritmos. Imágenes y sueños. ¿Cuántas veces he
escuchado esa frase tan manida de que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b> y sus canciones forman parte
de mi vida? Pues ese ha sido su poder: instalarse en lo más íntimo de un gran
número de sus seguidores. Amores eternos que, de repente, se rompen.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">A pesar de todo, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los
Cuatro de Murcia</i></b> —cómo me recordaron <b><i>Jorge</i></b> y <b><i>Sean</i></b>
a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">The
Beatles</i></b> en sus vestimentas y en sus movimientos sobre el escenario— lo
dieron todo para vencer al destino aun cuando comenzasen el concierto con el
tema <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Estado de alegre tristeza</i> y su
lapidaria frase: «Nada es para siempre», o: «Rescátame pronto». Un reclamo que
fue entendido por el público, ya que los llevó en volandas de principio a fin.
El concierto de ayer fue una fiesta colectiva de cánticos, palmas arriba, coros
y aplausos que acompañaron a la elegancia de un grupo que sonó como nunca:
compacto, rítmico y envolvente. Y, todo, bajo esa luz roja que bañaba el
ambiente. En ese velo del tiempo fueron sonando <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mira a la gente, ¿Quién pensaba en eso?, Muévete y siente</i> hasta
llegar a uno de los momentos mágicos de la noche tras sonar una de sus mejores
canciones: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nivel inexperto</i>. Aquí, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sean
Frutos</i></b>, nos sorprendió a todos, incluidos técnicos de sonido, cámaras
—el concierto fue grabado— y miembros de la banda, cuando nos propuso a todos
interpretar de nuevo la canción cantada a coro por el público y acompañada por
los músicos en un tono más bajo para que la voz de los que allí estábamos fuese
la verdadera protagonista del momento, lo que sin duda fue un gran homenaje por
parte de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sean</i></b> a todos sus fans que, como les está sucediendo en esta
gira, están agotando todas las entradas para colgar un gran <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sold out</i> en todas sus actuaciones, al
menos hasta el momento. Quizá, ese instante mágico se debiera a que al inicio
del tema <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jorge</i></b> nos preguntó: «¿Cómo estáis?», a lo que enseguida <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sean</i></b>
prosiguió con un: «Buenas noches, Madrid. Estamos aquí celebrando toda una vida
musical, la nuestra…», para seguir diciéndonos que más allá de las despedidas
había que disfrutar del momento, y eso era lo que ellos querían que sucediera
esa noche. Noche de nuevo teñida de rojo. Rojo-sangre, como si fuera un poema
de Lorca. Tras ese inesperado giro uno se quedó con la sensación que ese tema
sonaba a despedida grande. Despedida de salón de casa —porque eso fue en lo que
convirtieron <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b> el Circo Price anoche—. DESPEDIDA GRANDE Y EN PLENITUD
DE AQUELLOS QUE LO HAN DADO TODO EN SU VIDA. MÁGICO FOTOGRAMA QUE PERDURARÁ
PARA SIEMPRE EN LA PELÍCULA DE NUESTRAS VIDAS. SENCILLAMENTE GENIAL. Un
instante donde sobre todo, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sean</i></b>, no pudo esconder su cara de
felicidad por más que nada sea para siempre.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Esa sensación de felicidad ya no
abandonó el Price en ningún momento. Sabedores de la magia que atesora esa
efímera felicidad que a veces nos aborda, las canciones fueron sonando como un
tobogán infinito. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Flores imposibles,
Mañana es domingo, Nueva sensación, Cúrame como siempre</i> —una de las mejores
canciones de su último disco en la que el eco de las guitarras fue inmenso—, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Muérdeme</i> o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">En otra dimensión</i> fueron una catapulta hacia el éxito de una noche
para recordar. Una noche en la que siguieron tocando <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sonará en todas partes</i> con su clásico «para pa pa pa papapa», <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El contorno de tus miedos</i>, donde de
nuevo su música planeó sobre el escenario de una forma contundente y mágica, lo
que les llevó sin apenas tocar el suelo hasta la parte final del concierto de
la mano de temas como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">NADA</i> —otro de
sus pelotazos que ayer fue plasmado sobre el escenario de una forma más
pausada, pero igual de intensa—, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ya no
estamos para gilipolleces, Volver a esa paz</i> o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rodamos</i> su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">road-song</i> que
ayer rescataron como hacían años atrás para cerrar esta primera parte de su
actuación. Una canción que ayer se convirtió en un magnífico <i>travelling</i>
de momentos e imágenes irrepetibles.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Comenzaron el bis con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Más suerte</i>, otro de sus hits donde <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nando
Robles</i></b> nos hizo una gran exhibición de lo bien que toca el bajo con <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jorge
Guirao </i></b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">y<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> Sean Frutos </b></i>de rodillas para acrecentar la capacidad onírica
del concierto, y <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fran Guirao</i></b> al fondo con su eléctrica batería, lo que les
sirvió para interpretar <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quiero
equivocarme</i> y después su futurista <i style="mso-bidi-font-style: normal;">2502</i>
que acaban con un ritmo alto que lleva a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jorge</i></b> a abandonar el escenario y
desplazarse por la platea donde se cae al no ver el escalón que separa a las
butacas del suelo. Tras ese impasse volvieron en un segundo bis con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rincón exquisito</i> que, como en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nivel inexperto</i>, fue coreada a pleno
pulmón por todos los asistentes en una versión más enriquecedora, si cabe, de
sonidos más maduros y atrayentes, que tras un larga y extendida versión fue el
punto y final de un concierto que acabó con una larguísima ovación de varios
minutos de un público totalmente entregado a un sueño: <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second.</i></b></span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Tras este viaje emocional y
exquisito, sólo nos queda decirles al grupo murciano que la actuación de ayer
tuvo el amargo sabor de las despedidas no deseadas, a pesar de que siempre que
queramos nos seguiremos encontrando con ellos. Eso sí, lo haremos al otro lado
del horizonte, donde las canciones nunca dejan de sonar, pues su eco es
infinito, y porque como dijo <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">John Keats</i></b> en el inicio de su poema
épico <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Endymion</i>: «Algo bello es un
goce eterno».</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ángel Silvelo Gabriel.</i></b></span><i><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: arial;">Foto: África Silvelo</span></i><o:p></o:p></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-89706200212207766312023-11-07T17:48:00.006+01:002023-11-07T17:48:59.589+01:00SECOND, HOMENAJE A SUS 25 AÑOS DE CARRERA (XX): FLORES IMPOSIBLES, 2022<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCMTPM0vb3Sh8SJsJVxeR7zxp46se4vyktMkC2C-q999ib54r3Cv1mi2zBCW0oEvDf7X2amUaeElLdXKFv3hVN664ktb0vTdCpXWj-e3mOQVCfWNCJTsoQ6oqRpJwFGk6nVLU1giOpN1sMuwoDIFy2n3BMAxtauiSuonTS3sz1IjsngK4_MC9c843bx672/s600/FLORES%20IMPOSIBLES,%20CD.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="600" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCMTPM0vb3Sh8SJsJVxeR7zxp46se4vyktMkC2C-q999ib54r3Cv1mi2zBCW0oEvDf7X2amUaeElLdXKFv3hVN664ktb0vTdCpXWj-e3mOQVCfWNCJTsoQ6oqRpJwFGk6nVLU1giOpN1sMuwoDIFy2n3BMAxtauiSuonTS3sz1IjsngK4_MC9c843bx672/w640-h640/FLORES%20IMPOSIBLES,%20CD.jpg" width="640" /></a></div><br /> <p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Siempre creemos que fuimos
creados bajo el signo de la infinitud, sin embargo, llega un momento en el que
nos detenemos. En ese instante hay una fuerza interior que no nos permite
movernos, mientras una voz procedente de nuestra mente nos repite
constantemente que ese es el final. Entonces, la vida se detiene, pero la
música no. El artista deja de existir, pero su obra permanece en el tiempo a
disposición de quien quiera escucharla o disfrutarla. De esa posibilidad nace
la magia del arte y su belleza. La belleza como espacio en el que explorar esos
nuevos territorios de aquello que de repente se acaba. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Flores imposibles</i></b> es el
último disco en estudio del grupo murciano <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b>, pero no de su música, porque
sus melodías seguirán perennes en los corazones de todos aquellos que en alguna
ocasión hayan asistido a uno de sus conciertos o escuchado sus discos o
canciones, y como no, en los de sus más fieles seguidores que, como un eco
infinito, seguirán coreando las letras de sus temas allá donde se encuentren.
Esa es la única opción a nuestro alcance de vencer al paso del tiempo, y de
paso, ser infinitos como si de una estrella brillante se tratara. Una estrella
que nos ilumina cada noche y nos indica el camino a seguir día tras día. «Nada
es para siempre» nos recuerdan <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b> en su último álbum, salvo
quizá las entrañas que se mueven en la alquimia de los sueños. En este sentido,
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Flores
imposibles</i></b> será la última muesca de un legado que permanecerá en el
filo de la marca del tiempo que nos persigue desde que nacemos y, que a lo
largo de nuestras vidas, nos va llenando de arañazos la piel como signos más
visibles de aquello que hemos vivido como si fuera la última vez. Heridas de
felicidad y tristeza que, sin embargo, no siempre cicatrizan. Heridas que son
las verdaderas culpables del final. Decir adiós siempre es complicado. Hacerlo
para un artista quizá lo sea más. Tal vez, por eso, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b> sorprendieron a
sus seguidores con su separación pocos días después de presentar su nuevo —y
ahora último— disco, si obviamos el que verá la luz tras la grabación en
directo de su concierto en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Teatro
Circo Price de Madrid</i>. Ante ese golpe inesperado del destino sólo podemos
constatar que los años pasan y nos cambian. Esos años que nos envuelven en la
madeja del tiempo, sin apenas darnos cuenta. El tiempo, ese influjo que nos
acerca y nos aleja de aquello que queremos y nos convierte en viles mortales en
busca de lo imposible. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nada es para
siempre…</i></span><i><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Flores imposibles</i></b> es el
noveno disco en estudio de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los Cuatro de Murcia.</i></b> Un larga
duración que cuenta a su vez con nueve canciones, dato que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sean Frutos</i></b>, tal y como
le contaba a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Virginia Díaz</i></b> en su programa de Radio-3, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">180 grados</i>, se debe no a un capricho, sino que al letrista y voz
del grupo no le acababa de convencer la décima canción que estaba destinada a
formar parte del disco. Casualidad, o no, este noveno disco de nueve canciones
es como una larga sinfonía de sonidos maduros. Sonidos que buscan la sencillez
más cercana a la verdad. De esas melodías de medio tiempo que tan bien fabrican
y ejecutan los murcianos. Y de unas letras donde la maestría compositiva de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sean
Frutos</i></b> se aleja de la literatura de ciencia ficción que le gusta, y
explora esa trágica realidad que nos ha tocado vivir. Sus canciones en esta
ocasión son el vivo testimonio de una época muy determinada y se convierten en
el fiel reflejo de su madurez como músicos y personas. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Flores imposibles</i> abre el disco homónimo y se nos muestra como un
alumbramiento único en el que la textura de sus guitarras reproducen
sensaciones que van desde a luz del amanecer al ocaso en una multitud de
matices que se conjugan a la perfección con las voces que se abren paso entre
ellas entre estas enigmáticas guitarras. Guitarras eléctricas, sin duda.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Bajo una estética muy
beatlemaniana, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los Cuatro de Murcia</i>
nos enseñan en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quiero equivocarme</i> uno
de sus medios tiempos donde la voz de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sean Frutos</i></b> se hace poderosa y juega
una y otra vez con la voz de su hermana <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Maryan</i></b>, que a su vez se conjuga a la
perfección con un ritmo que a medida que avanza la canción coge una fuerza
inequívoca hacia la perpetuidad de lo que es único. Un ritmo que nos desplaza
hasta <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Estado de alegre tristeza</i>, una
de las canciones que más se identifica con el resto de sus trabajos, y donde
las sinergias entre letra y música se entrelazan en espacios que la convierten
en brillante, y quizá por ello, sea donde aparece el que va a ser una de sus
estribillos más coreados: «Nada es para siempre». Envolvente propuesta que nos
hace repetir su escucha en bucle. Un apertura de intenciones que nos lleva
hasta la rítmica <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Muévete y siente </i>donde
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sean
Frutos</i></b> nos retrata a la perfección y nos advierte del abismo en el que
nos encontramos: «Voy a ser sinceramente irritante/ No soporto en el ambiente
esta falta de pasión/ Es una epidemia silenciosa y salvaje/ ¡Coño!, date cuenta
de que amar está en peligro de extinción/ Muévete y siente/ Es lo único que nos
mantiene/ En tu piel todos quieren estar/ Así que muévete y siente» Himno de los
nuevos tiempos donde los sintetizadores juegan a ser héroes en la derrota; una
muy buena combinación que seguro hará de las suyas en sus directos. Una
cualidad que también podríamos resaltar de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
contorno de tus miedos</i>; un tema con un videoclip cuya infografía se presta
al fetichismo literario de unos cuerpos grabados con la letra de la canción.
Guitarras limpias y directas que, a veces salen de un fondo poderoso y
luminoso, y otras, están presentes en una primera línea elegante y abrumadora:
« La llave está dentro, ahí fuera no hay nada/ La clave está dentro, ahí fuera
no hay nada/ Te espero en el contorno de tus miedos». Miedos reconvertidos en
destellos poderosos.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Más pausadas son las primeras
notas de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Volver a esa paz</i>; una
canción que revive los reflejos de sus composiciones más intimistas, en donde
las coordenadas de su creación nos llevan hacia esas huellas que alguna vez
hemos buscado y casi nunca encontramos. Lo que sin embargo es un pequeño
espejismo en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tracklist</i> del disco,
pues <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ya no estamos para gilipolleces</i>
es una búsqueda de esos ritmos más eléctricos y dinámicos de una banda
acostumbrada a hacer bailar a todos los que asisten a sus conciertos en
directo. Manos arriba, sin duda, para reivindicar la asfixiante y falsa
pulcritud sobre las que nos estamos ahogando poco a poco: «Creíamos que el
cielo solo le caía a los demás/ que nosotros éramos más fuertes». Una especie
de puente sobre el tiempo que nos lleva hasta <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cúrame, como siempre</i>, una nueva muestra de esos medios tiempos
infalibles de su repertorio, y que de una forma tan virtuosa y magistral
ejecutan los <b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b>. Medios
tiempos orquestados desde la madurez que les dan sus veinticinco años de
carrera. Una larga vida musical que rematan con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los grandes ausentes</i>, como si de una gran metáfora se tratara de
todo aquello que han vivido y disfrutado. Una lucha entre el pasado y el
presente que va a la fuga de todo aquello que fuimos y ya no volveremos a ser.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b> y sus <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Flores
imposibles</i></b> le hacen un guiño<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>a
nuestros sueños y deseos desde el primer puesto del podio desde el que siempre
han conquistado a sus multitudinarios seguidores. A pesar de que nada sea para
siempre.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><i><span style="font-family: arial;">Ángel Silvelo Gabriel </span></i></b><o:p></o:p></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4181181094832469749.post-15253813833687721912023-11-06T18:48:00.004+01:002023-11-06T18:48:40.276+01:00SECOND, HOMENAJE A SUS 25 AÑOS DE CARRERA (XIX): EL ANUNCIO DE SU SEPARACIÓN Y MI RELACIÓN CON EL GRUPO<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhASNdZt_XnTYMlHvegQ4BldphBn62H5l7x_04B9CfDAj6udB_aYASF5bDu_369pXLF_0ABtRzlktSBtLjiEBA9OMMHGYHlf9Iuv7IPqPrOH4AowAgcIG9qQoXtXlc7EmeTS1Ka5-8E2xw4_uSu2i4muODQphoYFVeZVpycRNsAELnf2-8Lkmiw08JdPQXK/s880/SECOND%20SE%20SEPARAN.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="495" data-original-width="880" height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhASNdZt_XnTYMlHvegQ4BldphBn62H5l7x_04B9CfDAj6udB_aYASF5bDu_369pXLF_0ABtRzlktSBtLjiEBA9OMMHGYHlf9Iuv7IPqPrOH4AowAgcIG9qQoXtXlc7EmeTS1Ka5-8E2xw4_uSu2i4muODQphoYFVeZVpycRNsAELnf2-8Lkmiw08JdPQXK/w640-h360/SECOND%20SE%20SEPARAN.jpg" width="640" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Tras 25 años de carrera musical,
el grupo murciano <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b> anuncia por sorpresa su separación. Un epílogo al que,
eso sí, van a proporcionar un broche de oro en forma de gira y grabación en
directo de su concierto en el Teatro Price de Madrid el próximo 28 de enero de
2023. Atrás queda su triunfo en el Concurso Internacional de Bandas GBOB en
Londres, lo que les permitió hacer una gira por el Reino Unido y grabar su
disco Pose (2003); un disco con canciones en inglés que desprendían la bruma de
grandes bandas inglesas como <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">The Cure</i></b>. Atrás también queda
aquella tarde de verano en la que en una vuelta de vacaciones, un servidor, al
que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">José
Ángel Frutos</i></b> en su momento definió como «el “reseñista” oficial de la
banda», escuchó por primera vez su gran hit, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rincón Exquisito</i>. Pocos meses después tuve la fortuna —y sin apenas
experiencia— de entrevistar al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">frontman</i>
de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b>
en las escaleras que llevan a los camerinos de la Sala El Sol de Madrid cuando
vinieron a presentar a la capital su cuarto disco <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fracciones de un segundo</i></b>.
En aquel improvisado lugar repasamos gustos musicales y literarios, así como
los problemas que nunca entendí de distribución de sus discos y, por ende, de
un mayor margen de popularidad que, sin duda, siempre han merecido. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b>
son y serán el claro ejemplo de que la calidad y las intenciones intrínsecas a
una carrera artística no siempre van acompañadas del reconocimiento que se
merecen, por mucho que el grupo haya crecido una barbaridad en los últimos
años. En este sentido, uno siempre se quedará con la letra de su canción <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El eterno aspirante: «</i><span style="color: black;">Viene la estación/ De los delfines,/ Danzan sin cuartel/ En
superficie./ Voz subliminal/ Es el lenguaje tan suave/ Remite […] Lancemos
fuegos de artificio,/ Pongamos antiguos vinilos./ Todo está bien,/ Todo está
bien,/ Todo está bien», </span>donde música y letra son el mejor ejemplo de lo
que debe ser una gran canción pop. Un tema que, por cierto, sólo han tocado en
directo y no han incluido en ninguno de sus discos, y que por ahora
desconocemos si incluirán en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">setlist</i>
de su gira de despedida. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second,</i></b> es ese rara avis, que logras
hacer tuyo como si fuese algo que llevas dentro sin haberte dado cuenta de ello
hasta que por arte de magia sale a la luz y ya no puedes desprenderte de él.
Sus canciones, son parte de la senda a través de la que te vas abriendo camino
en tu día a día sin llegar a pensar nunca que un día tendrán un final.</span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial;">Atrás
han quedado también sus actuaciones en la Sala Joy Eslava de Madrid, donde sus
más fieles seguidores se hacían eco a nuestra llegada a los conciertos a la voz
de: «ahí vienen los del Qué!», en referencia al periódico del grupo Vocento en
el que más tarde se publicaría mi reseña del concierto. Como atrás quedan
también las entrevistas realizadas al grupo y las pequeñas confidencias que uno
tuvo con <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">José Ángel Frutos</i></b> antes de que ellos dieran el salto definitivo
al escalón de los grandes grupos indies españoles (y uno se apartara de la
música para darle todo su espacio a la literatura), una categoría desde la que
han dictado magisterio para muchos de los grupos que vinieron después (véase
por ejemplo <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Viva Suecia</i></b>), y de la que éstos están dejando muestras en todas
y cada una de las notas de despedida y agradecimiento que están llenando las
redes sociales en estos momentos. Conciertos, en los que también fuimos
testigos y cómplices del inicio de la carrera musical de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Maryan Frutos</i></b> y su grupo <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kuve</i></b>
(una de las mejores voces femeninas del panorama pop español, como ya dije en
su momento). A lo que debo añadir que de casta le viene al galgo, porque
siempre he dicho que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">José Ángel Frutos</i></b>, ahora <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sean</i></b>,
ha sido, es, y será, una de las mejores voces del indie español (si no la
mejor) y un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">frontman</i> de primera línea
sobre el escenario. Oficio, experiencia y virtudes que comparte junto a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jorge
Guirao, Fran Guirao, Nando Robles</i></b>, y hasta que estuvo con ellos, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Javi
Vox</i></b>.</span></span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: black;">Second,</span></i></b><span style="color: black;"> como he referido antes, es una de esas experiencias
vitales que tienes la suerte de compartir y vivir a lo largo de tu vida, pues
sus canciones tienen esa extraña virtud de la consistencia que acompaña a
nuestros sueños año tras año. De ahí parten su gran legión de seguidores:
vitales, enérgicos y, como no, soñadores, pues de la carrera musical de, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los
Cinco de Murcia</i></b> —ahora Cuatro—, se pueden extraer muchas cualidades,
como por ejemplo, es su perfecta puesta en escena donde su sonido ha crecido y
crece sin parar, pero también, les asiste esa esperanza que se ponen en las cosas
que uno más quiere, pues uno de los aciertos de su carrera es que han sido
capaces de hacer familia; una gran familia que les acompaña a lo largo de sus
conciertos temporada tras temporada, y acompañará mucho tiempo después. En
estos momentos, aún recuerdo un concierto que dieron las fiestas de un pueblo
cercano a Madrid donde no había mucha gente, en el que la calidad del sonido de
aquella tarde-noche será imposible de olvidar: relajados, contentos, cercanos y
dispuestos a darlo todo. Es una pena que de ese gran concierto apenas quedarán
notarios para transmitirlo, lo que sin embargo no fue óbice para que ellos
demostraran una vez más su profesionalidad. Retos y contra-retos incluidos, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b>,
han sido y serán, dueños y señores de ese sonido envolvente, de clara
influencia anglosajona que deviene en un sonido pop que siempre nos va a saber
a gloria por la plenitud de reflejos con los que nos iluminan. Caras de
felicidad que ahora, de momento, han devenido en tristes por su inesperada
despedida.</span></span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial;">Tras su
despedida nos quedarán sus canciones. Ese eco que de vez en cuando nos llegará
desde nuestra cada día más maltrecha memoria y que, sin embargo, nos
reconciliará con el tiempo y la vida. Con lo que una vez fuimos y ahora somos.
Con esa partitura mil veces repetida y que nadie conoce porque sólo nos
pertenece a nosotros y al mundo que nos hemos creado en torno a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los
Cuatro de Murcia </i></b>cuando escuchamos sus canciones o vemos sus vídeos.
Tras su despedida también nos quedará recuperar los buenos momentos vividos, y
las personas con las que los hemos compartido. Una lucha de gigantes contra el
tiempo, sí, pero una lucha en la que siempre vencerán nuestros corazones; un
lugar en el que siempre habrá un hueco para <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Second</i></b>, que nunca fueron
los segundos, sino que, siempre fueron y serán, los primeros.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></span><span style="font-family: arial;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial;">Ángel
Silvelo Gabriel </span><o:p></o:p></span></i></b></p>Ángel Silvelohttp://www.blogger.com/profile/15882551930290185603noreply@blogger.com0