La alargada sombra de la tragedia ciñéndose sobre los niños protagonistas de la película enmarcada en un blanco y negro lleno de sombras amenazantes, y todo ello envuelto en la gran depresión norteamericana en el Estado de Virginia, podría servirnos de envoltorio para presentar esta extraña y entrañable película que a modo de cuento moralizante nos presenta ese gran actor, y en este caso director, que fue Sir Charles Laughton.
Este verano madrileño de ausencia de compromisos académicos y opositores, se me revela además, con una sorpresa tras otra en la parrilla televisiva con grandes películas y obras maestras en un horario asequible para una persona con resposabilidades laborales a primera hora de la mañana, como es mi caso. Y de paso, el blog se está convirtiendo en el canal de comunicación más adecuado para expresar estas experiencias vitales tan gratificantes. Ayer tropezamos con esta película en el espacio que el director español José Luis Garci tiene en Telemadrid y LaOtra y su proyección se nos presentó como una oportunidad que no podíamos dejar escapar.
La noche del cazador está considerada como una de las grandes obras maestras del mundo del cine, pese a lo cual, rara vez es programada en algún canal televisivo. Nosotros no la habíamos visto, pero es la típica película que siempre tienes pendientes de ver, y después de su visión, no puedo decir otra cosa que reafirmarme en todos aquellos comentarios que la alaban y la elogian como una de las joyas cinematográficas de todos los tiempos. Su rareza, y el lirismo expresionista que desprende esta aventura de blancos y negros metálicos (como he leído en alguna crítica) no te deja indiferente, y logra inundarnos de esa victoria del bien sobre el mal que nos reserva un final esperanzador.
Robert Mitchum roza la perfección en esta interpretación, con una galería de gestos realmente increíble, que nos hace sentir la presencia del mal y el suspense en cada toma, y cuya máxima expresión quizá sea la canción que silba y que nos anuncia que algo terrible está a punto de ocurrir.
La noche del cazador fue una película que pasó desapercibida en 1955, y esa fue la circunstancia que Charles Laughton desistiera de dejarnos la posibilidad de disfrutar con otra historia particular de su mundo fílmico, sin duda entrañable y enigmático.
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