domingo, 3 de agosto de 2014

I JORNADA LITERARIA CARBONERAS 2014: EL NOMADISMO EN LA ESCRITURA O LAS DIFERENTES VERDADES QUE ENGENDRA EL PAISAJE


Estas jornadas literarias que, partían de la premisa el nomadismo en la escritura, han sido, entre otras muchas cosas, una magnífica oportunidad de atravesar el día a día que nos rodea para poner a prueba a nuestra mirada hacia todo aquello que no nos resulta cotidiano. Ese espíritu nómada que, en el caso de los escritores, viene dado a través de ese poder transformador de la realidad en la que se circunscribe su mundo mediante las palabras, también podría expresarse como esa última e íntima necesidad de desentrañar las diferentes verdades que engendra el paisaje. No se nos debe olvidar que, una parte de los allí reunidos, habíamos acudido bajo la cobertura de la editorial Playa de Ákaba para hablar de un autor y la ciudad que mejor le representaba, pero tampoco se nos debe olvidar, que por encima de esos planteamientos se encontraba otro, si cabe, más mayúsculo. Esa excusa no era otra que el hermanamiento reconvertido en homenaje al logotipo de la editorial en el que se recoge el perfil de la playa del Algarrobico del pueblo de Carboneras (transmutación española y fílmica de la jordana playa de Ákaba) que, en sí misma, ya nos habla de esa frontera que siempre representan la realidad y la ficción, o el éxito y el fracaso, pues no se nos debe olvidar tampoco, que ese perfil nos evoca la victoria del galés Thomas Edward Lawrence al mando de un grupo de beduinos sobre el imperio otomano. Una hazaña bélica e histórica que años más tarde tuvo su secuela fílmica en la famosa película de 1962 de David Lean, Lawrence de Arabia, rodada entre otros emplazamientos geográficos en el pueblo de Carboneras, y cuya escena, donde se recoge la llegada del héroe a la playa de Ákaba, dejó una huella imborrable no solo en este pueblo, sino también en aquellos que lo han visitado en alguna ocasión.

Como decía, esa necesidad de cambio de la realidad, Thomas Edward Lawrence también la explora a través de su faceta de escritor en su novela Los siete pilares de la sabiduría, donde nos relata parte de sus experiencias bélicas y humanas que, muy bien, se podrían resumir es esta famosa frase del galés: "Existen dos clases de hombres: aquellos que duermen y sueñan de noche y aquellos que sueñan despiertos y de día... esos son peligrosos, porque no cederán hasta ver sus sueños convertidos en realidad". Una frase que también podría ser el perfecto corolario de estas jornadas que, como he dicho antes, estaban inspiradas en el nomadismo en la escritura, a las que se le podría añadir la figura del escritor como nómada. Un nómada es aquel que, aparte de cambiar constantemente de lugar de residencia, transforma el mundo en el que habita mediante las experiencias que aporta en el espacio en el que se aposenta temporalmente. Del mismo modo, que un escritor es en sí mismo un nómada, porque transforma la realidad en la que se circunscribe su mundo a través de las palabras. Una necesidad de cambio que nace como un sueño, justo cuando en nuestro cerebro se origina una idea y la trasladamos al papel o en la actualidad a la pantalla del ordenador a través del teclado. Ese proceso donde se combinan sueño e idea es el que tiene el poder de cambiar el mundo.

Otro gran nómada llamado Paul Bowles, nos recuerda lo siguiente en una de sus más famosas frases: "mientras el turista se apresura por lo general a regresar a su casa al cabo de algunos meses o semanas, el viajero, que no pertenece más a un lugar que al siguiente, se desplaza con lentitud durante años de un punto a otro de la tierra". A la que podríamos añadir la siguiente del mismo autor: "el turista acepta su propia civilización sin cuestionarla, no así el viajero que la compara con las otras y rechaza los aspectos que no le gustan". Si obviamos el miedo a volar de Bowles y la sempiterna búsqueda de sí mismo a través de los demás, presente en su ADN de escritor y viajero, hoy en día es muy difícil trasplantarse a esa cualidad de nómada, por otra parte ya mítica, y que está muy alejada de esa necesidad que tuvieron, entre otros, una gran parte de la beat generation por asistir a esa gran ceremonia del viaje y del nómada como ficticios lugares de encuentro. Como digo, hoy en día eso es imposible revivir esa especie de viaje. Sin embargo, hoy en día sí hay personas que atesoran ese estigma del carácter nómada en su forma de vivir y reinterpretar la vida. Yo confieso que no conocía a nadie de carne y hueso hasta que conocí al escritor Lorenzo Silva, cuyo carácter de viajero y cuyo alma nómada, según él mismo ha confesado, le han llevado, por ejemplo, en apenas quince días a trasplantarse desde la base española de Herat en Afganistán a los cursos de verano de la Universidad de Huelva, y después de varias escalas, al pueblo de Vera en Almería, donde a las ocho de la tarde presentó Nómadas (el libro nº1 de la colección Breve de la editorial Playa de Ákaba), en ese gran espacio literario y cultural que es la librería Nobel de Vera. Por tanto, el concepto nómada admite y conlleva muchas acepciones, entre otras, la del propio Elías Gorostiaga, escritor y antólogo de la colección de relatos Nómadas, cuando nos dice eso de: "el viaje te descubre, te enseña y te cambia, todos los grandes escritores han experimentando viajando".

Después de este largo preámbulo, parece claro que el viaje es en sí mismo el mejor pincel que modela nuestro paisaje: Una metáfora que define muy bien lo que es la vida y sus consecuencias, y en donde, como en el mejor de los relatos de viajes posible, se dan la mano las diferentes verdades que engendra el paisaje. Pero circunscribiéndonos a lo que podría ser una crónica del fin de semana que pasamos en Carboneras, el relato de los hechos debe empezar en Vera, donde Elías Gorostiaga y Lorenzo Silva presentaron el libro de relatos Nómadas. En una repleta librería Nobel de Vera, ambos escritores exploraron las características de los relatos de viajes desde distintas perspectivas, incidiendo en esa cualidad transformadora que el viaje en sí mismo posee sobre las personas, y por ende, en el escritor, que siempre tiene una mirada distinta sobra la realidad que le rodea. Al día siguiente, muy temprano, nos dirigimos a pie desde el Hotel El Dorado donde nos hospedamos (construido a propósito para el rodaje de Lawrence de Arabia) hasta el rehabilitado Castillo de San Andrés, un marco incomparable para hablar y escuchar historias literarias, si no fuera por el implacable calor húmedo que nos acompañó durante toda la jornada y que, al que suscribe, le dejó fuera de combate en más de una ocasión.

Rompió el fuego el alcalde de Carboneras, Salvador Hernández, dando las gracias a los que allí nos reunimos entorno a Lawrence de Arabia, Carboneras y la literatura, para casi al final de su intervención recoger el testigo que le lanzaron al pedirle la celebración de la segunda edición de esta Jornada Literaria de Carboneras para el año que viene, pues el poder de convocatoria de esta primera edición fue más que notable y el hermanamiento entre el pueblo, sus numerosos escritores y la editorial Playa de Ákaba y los autores de la misma que hasta allí nos desplazamos fue más que positivo. Aquí quiero hacer un aparte en este relato, por la parte que me toca, para agradecerle a Javier Irigaray de www.Versovia.com el interés mostrado hacia mi novela Los últimos pasos de John Keats y la difusión y el apoyo que está haciendo de la misma en su web. A continuación, intervino Lorenzo Silva para hablarnos de las intenciones y principios que le han movido a iniciar, junto a Noemí Trujillo, esta nueva aventura editorial llamada Playa de Ákaba, para continuar glosando su profundo conocimiento de Lawrence de Arabia, David Lean y el paisaje de Carboneras. Un testigo, el de Carboneras que recogieron muy bien tanto Mario Sanz Cruz (farero de Mesa Roldán) como Evaristo Martínez, que nos mostró la profusa relación de Almería con el cine a lo largo de los años. Después llegó el turno de los escritores y sus ciudades vistos por los autores de Playa de Ákaba. Rosario Curiel lo hizo con Alejo Carpentier y La Habana, uno mismo lo hizo con John Keats y Roma y Rafael Melero con Stieg Larsson y Estocolmo. Terminado el turno de la mañana Juan Soria con la Praga de Kafka.

La segunda parte de la jornada se inició con la ponencia sobre las experiencias en el proceso de escribir, donde Elías Gorostiaga hizo referencia al poder de transformación de la escritura, Noemí Trujillo glosó, entre otros, los conceptos del escritor atormentado y el escritor productivo a través de la novela Si una noche de invierno un viajero del escritor Italo Calvino, para pasar a continuación el testigo a Anamaría Trillo, que de una forma muy didáctica, nos habló de ese proceso de escribir que conlleva varios elementos, aparte de la imaginación, y con el que dio unas buenas pistas para todos aquellos que quieran comenzar a escribir. Más tarde, ocuparon la mesa de ponentes los autores de Carboneras Manuel Reinaldo Méndez, Francisco Hernández Benzal y Raúl Quinto, explicando sus experiencias personales, tanto el mundo creativo como en el editorial, para a continuación, ceder el testigo a Lorenzo Silva que se encargó de presentar los próximos lanzamientos de Playa de Ákaba, cuyos autores le acompañaban en la mesa, y con la ciudad de Barcelona como excusa y nexo de unión. Así, escuchamos a Rosario Curiel hablarnos de las diferentes realidades presentes en su novela Subway Placebo, que verá la luz el próximo dos de septiembre, y a Rafael Melero dándonos algunos datos de su novela policiaca, La ira del Fénix, que se lanzará el siete de octubre. Un Rafa Melero que protagonizó la anécdota literaria de la jornada, cuando el propio Lorenzo Silva habló de él no solo como policía sino como un escritor que sabe crear tramas policiales, algo muy raro en el panorama literario español, según el señor Silva, donde cada vez más profesionales de los cuerpos de seguridad novelan sus conocimientos y experiencias profesionales. Cerrando las jornadas , un servidor, que intentó dar unas pinceladas sobre Pessoa y Lisboa, la intrahistoria de un desasosiego muy literario, que terminé con la última frase que Pessoa escribió un día antes de su muerte cuando ya estaba hospitalizado: "no sé lo que mañana traerá.." A la que yo me permito añadir, que esperemos que una larga vida a la literatura.

Esta fiesta literaria tuvo su colofón en el faro de Mesa Roldán, donde Mario Sanz Cruz hizo de perfecto anfitrión, no solo con el cóctel que nos preparó a todos, sino también mostrándonos la gran exposición de faros que ha montado en la vivienda del propio faro, y en los magníficos libros que nos regaló. En verdad, toda una experiencia gratificante y aleccionadora esta primera jornada literaria de Carboneras, que empezó a las siete de la mañana del sábado 26 de julio con el sonido del despertador, y acabó a las dos de la madrugada del 27 de julio.

Ángel Silvelo Gabriel. 

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