La mirada del escritor, como la vida en
sí misma, es una concatenación de actos y reflejos, en los que en unos y en
otros nos vemos y nos reflejamos. Ese conjunto de miradas y destellos son los
que componen cada uno de nuestros universos que, en ocasiones, pueden ser
lánguidos y aburridos, pero en otros, cortos e intensos. Tan cortos e intensos
como si todo se redujera a estar atentos a esos candentes fogonazos de vida que
no son sino los fogonazos distraídos que de vez en vez emite el alma, esa parte
invisible que nos dirige y nos nutre en el día a día. Miguel Ángel Molina
López ha elegido esa última versión de la vida y la escritura para
presentarnos en 99x99 (Microrrelatos a medida) esos candentes
fogonazos del alma que, como escritor, sabe extraer de aquello que ve,
condensándolo en minúsculas partes de vida o en pequeños detalles llenos de
esencia, verdades y mentiras, aciertos y errores que, en su conjunto, conforman
un conglomerado de micro-instantes del mundo actual, pues si de algo se nutre el
caleidoscópico universo literario de Molina es de la variedad de
vidas que, en su faceta creativa, extrae del anonimato, dando de esa forma luz
y protagonismo al otro al que como norma general ignoramos, de tan metidos como
estamos en nuestros propios problemas. Esa capacidad de abordar al otro, Molina
la desarrolla a través de muchos de los temas más universales de la
literatura, véase: el amor, los sueños, la conquista de la ansiada libertad, la
repetición de los mismos errores o la sempiterna lucha por liberarse de la
parte oscura que cada uno de nosotros tenemos.
En estas 99 micro historias plagadas de
anti héroes, el autor de las mismas no se conforma con mostrarnos esa faceta
más oscura de nuestra existencia, sino que ha afinado su puntería y nos ha
relatado también historias con finales felices, sorprendentes o inimaginables,
para de ese modo, ampliar el abanico de las posibilidades literarias y vitales
que tratan de no caer en el fango de lo manido. En este sentido, Miguel
Ángel Molina nos propone ese lado de la literatura que, quizá, sea el
que mejor se adapta a las necesidades actuales del ser humano, siempre cargado
de prisas y no dispuesto a hipotecar su tiempo más allá de lo estrictamente
necesario, pues a través de estos 99 microrrelatos, podrá disfrutar —a la vez—
de la esencia del ser humano y de la literatura sin necesidad de dejarse
grandes cantidades de tiempo por el camino. Eso sí, para todos aquellos que piensan
que un microrrelato es algo intrascendente y de lectura rápida, habría que
avisarle que, al igual que en los textos más largos, estos micro instantes,
también son aptos para releer y degustar con un cierto ritmo de mesura, pues
sino el atracón de historias está asegurado. Así, entre un micro y otro, cabe
la opción de repensar aquello que se ha leído antes de abordar la siguiente
situación, pues como muy bien hace Miguel Ángel Molina en este
libro, las historias saltan de un lado a otro del mundo y la vida para captar,
en cada una de ellas, la esencia de aquello en lo que el narrador ha fijado su
mirada, de ahí, lo de fogonazos del alma, pues todas y cada una de las
historias de estos 99x99 micorrelatos a medida, pretenden sumergirnos en esa
otra vida en apariencia, sólo en apariencia, gris, anónima o sin sentido o
importancia. De ahí que la reivindicación que se produce en esta secuencia de
microrrelatos sea la de la sorprendente y cómplice mirada del otro que, en este
caso, no es sólo la del narrador, sino también la de aquel en el que éste ha
depositado su mirada, como queriéndonos avisar de que las víctimas de nuestro
olvido son el resultado de una mala partida de cartas, ésa que jugamos día a
día sin apenas darnos cuenta.
Ángel Silvelo Gabriel.
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