jueves, 10 de septiembre de 2009

THE BEATLES: ROCK BAND



Mi primer recuerdo de los Beatles está asociado a las películas que en blanco y negro veía a principios de los años setenta en el sofá de mi casa frente al también televisor en blanco y negro. En concreto, recuerdo la que llevaba por título Qué noche la de aquel día, donde un alegre e inocente John Lennon intentaba agradar a las jóvenes chicas inglesas que veía por la calle, aunque en algunas ocasiones su galantería le reportaba algún que otro contratiempo, como cuando extiende su gabardina sobre el asfalto para que la chica en cuestión no se moje, y lo que hace es tapar el hueco de la alcantarilla por donde más tarde caerá su posible conquista.

Por mi parte, ese es el recuerdo que quiero guardar de este grupo inglés, que fue el culpable de que me acercara a la música pop, aunque su sonido entonces fuese más chirriante y su estética menos estilizada, pero sus caras irradiaban sonrisas llenas de vida y optimismo, y su música una sencillez y cercanía que poco después ya no tuvieron, a pesar de crear canciones con letras insulsas y tontas, pero que sin duda sirvieron para divertir y hacer bailar a millones de personas durante mucho años.

En otra entrada, creo haberme declarado beatlemaniano y no rollingstoniano, y en esta ocasión diré que me encuentro más cercano a McCartney que a Lennon, sin olvidarme del gran George Harrison o al incombustible Ringo Starr, pero esta es otra historia, porque el otro día vi la noticia del lanzamiento de The Beatles: rock band y toda la parafernalia que le acompaña, no sólo música, sino también juegos y camiseta incluida, dado que el precio que tiene al menos en España la súpercaja (240 €) en los tiempos de crisis que corren es como para pensárselo. Por todo ello, yo prefiero guardar aquel primer recuerdo adolescente de unos jóvenes músicos que con el tiempo revolucionaron el mundo de la música y de la juventud de su época.

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