jueves, 16 de diciembre de 2010

ÁNGEL SILVELO FINALISTA DEL VIII CONCURSO DE CARTAS CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO DEL AYTO. DE LALÍN


Rastreando por internet, y para mi sorpresa, he encontrado mi nombre en la relación de finalistas de este concurso, al que se presentaron 119 cartas, de las que seleccionaron 22. Es cierto que me llamaron por teléfono para avisarme de la fecha de entrega de premios, pero nada me dijeron al respecto de que era uno de los finalistas. Además, mi carta ocupa el número 15, junto a la de Eumelia Sanz y por delante de la de Isabel García Viñao, dos de las autoras más premiadas del panorama concursil español.

Ahí va la carta:

QUE HE SIDO YO PARA TI, SINO LA MÁS EFÍMERA DE LAS NADAS.

Nada tiene sentido cuando se pierde el poder de las palabras. Pero tú creíste vencer a aquellas que tanto despreciabas. Lo que no sabías entre tanta sabiduría disfrazada, es que no hay poder más milenario que el poder de la palabra. Mi llanto no es un quejido cargado de lágrimas saladas, es más bien un grito cargado de razón ante tus lágrimas. Lágrimas intelectuales que no me dicen nada, y amores apagados que un día se destruyeron por culpa de tu mano alargada. Pasiones desnudas que se conformaron con una tarde desaforada. Amores sin amor que ya no significan nada. Promesas congeladas caídas de una luna halada. Palabras de amor que no son de amor ni de métrica versada. Corazones sin latidos que ya no buscan la pasión desbordada. Miradas frías de amantes que ya no son amantes ni son nada. Promesas plagadas de ilusiones que ya quedan muy lejanas. Palabras y más palabras que siempre se quedaron en nada. Misiles envenenados que velan nuestras armas. Antigua complicidad ahora reconvertida en la más absoluta de las nadas. Imágenes olvidadas de cuerpos sin palabras. Sombras que se escapan más allá del recuerdo de las hadas. Exploradores de una efímera felicidad y de anhelos sin trabas. Deseos que nos llevaron a la más absoluta de las nadas. Nunca quise enamorarme de ti adalid de las palabras. Pero utilicé tarde mis antídotos contra tus cartas marcadas. Nunca supe conjugar tus palabras en mis entrañas. Pero tú me las grabaste con fuerza entre mis nalgas. Busco tu rastro entre sábanas olvidadas. Pero solo encuentro aullidos disfrazados de inocentes baladas. Tus fieras promesas se difuminaron en dóciles nadas. De ahí que la distancia entre nosotros fuera dinamitada. Quiero aprender de ti y terminar como si nada. Pero hay algo que me impide borrar tus recuerdos en forma de cicatrices marcadas. Abandono los sentimientos dejando atrás tus palabras olvidadas. Huyo de los sollozos solitarios entre sábanas olvidadas. Qué he sido yo para ti, sino la más efímera de las nadas. Adiós falso amante, adiós, del que sólo me queda una profunda cicatriz en el centro de mi cara.

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