El potencial que en estos meses está demostrando el grupo barcelonés Cyan es sin duda digno de elogio, al igual que la Sub-21 está siendo agasajada tanto por la prensa especializada como por la que no lo es, Cyan rompe y explota con cuatro magníficas canciones, si bien, En mi Nave (una de las mejores canciones de su último larga duración Historias para no romperse) ya la conocíamos, pero que para nada desentona en este ramillete de maravillosos sonidos que a medida que se van escuchando te reclaman su atención una y otra vez como un ciclón que no tiene fin. Y como dice el refrán, que los últimos serán los primeros, en este caso nos vamos a detener en primer lugar en la versión que del tema En mi Nave hace el guitarrista del grupo Gorka Dresbaj, de la que sólo se puede decir que es exquisita, y que se comporta como una mágica desconstrucción del sonido original del que sólo queda la voz particular y enigmática del gran Javi Fernández (gran showman, mejor cantante y extraordinario músico). Para todos aquellos que busquen algo distinto a esa forma de entender la música dentro de un local de copas, discoteca, chill out, salón de casa, etc, ésta es una magnífica muestra de los ingredientes que una canción que te invite a bailar y te desplace a ese lugar cargado de múltiples imágenes y sensaciones debe tener, y esta versión es un culmen de todo ello (¡bravo Gorka!).
La versión de Salitre (uno de los clásicos de Quique González) es otra vuelta de tuerca en esa profundidad que tiene la música de Cyan, que van por la senda de los grandes de verdad. Qué difícil es hacer suya una canción que es un himno del universo del rock, del pop y de la buena música española que tiene esa extraña virtud de incendiar una y otra vez las salas de conciertos cada que el gran Quique González la toca, pero es que en esta ocasión, la voz de Javi Fernández la recoge en un precioso envoltorio que él solo se ha inventado para dejarnos boquiabiertos, con esa intensidad vocal y musical que es el contrapunto perfecto a la versión original, y que lejos de menospreciarla, la dignifica, con un potente y mágico rush final de esos que no se olvidan, sencillamente magnífico.
Y el EP se abre con la canción que le da nombre, Que viva ese ruido, una canción que atesora ese ritmo tan característico de Cyan, y que esta vez se hace más vivo, pero que está imbuido en las notas más sobresalientes de su larga duración Historias para no romperse, con claros matices de Esos Niños, Las Cenizas del Verano o la propia En mi Nave, como una muestra más del camino ascendente de Cyan, que no es otro que la mágica evolución de un grupo que cada vez es más grande.
La versión de Salitre (uno de los clásicos de Quique González) es otra vuelta de tuerca en esa profundidad que tiene la música de Cyan, que van por la senda de los grandes de verdad. Qué difícil es hacer suya una canción que es un himno del universo del rock, del pop y de la buena música española que tiene esa extraña virtud de incendiar una y otra vez las salas de conciertos cada que el gran Quique González la toca, pero es que en esta ocasión, la voz de Javi Fernández la recoge en un precioso envoltorio que él solo se ha inventado para dejarnos boquiabiertos, con esa intensidad vocal y musical que es el contrapunto perfecto a la versión original, y que lejos de menospreciarla, la dignifica, con un potente y mágico rush final de esos que no se olvidan, sencillamente magnífico.
Y el EP se abre con la canción que le da nombre, Que viva ese ruido, una canción que atesora ese ritmo tan característico de Cyan, y que esta vez se hace más vivo, pero que está imbuido en las notas más sobresalientes de su larga duración Historias para no romperse, con claros matices de Esos Niños, Las Cenizas del Verano o la propia En mi Nave, como una muestra más del camino ascendente de Cyan, que no es otro que la mágica evolución de un grupo que cada vez es más grande.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel
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