Una de las cualidades de la
música, es su capacidad para reivindicar su presencia en el mundo mediante
sonidos que se transforman en imágenes, que como un desafío se nos presentan
delante de nuestros ojos una y otra vez. Entonces, somos víctimas de
alucinaciones, porque no sabemos si esas imágenes también invaden el territorio
de los sueños o somos nosotros los que las trasladamos a nuestro universo
onírico porque necesitamos de ellas, de su compañía y de su repetición, para
conseguir que nos atrape el duende de la felicidad, porque como dice este grupo
sevillano llamado Dardem “… Y las
canciones… sueños son”. No en vano este nuevo álbum y segundo trabajo del
grupo, comienza con el tema titulado Sueña,
donde ya nos invitan a recorrer ese espacio donde cada uno puede refugiarse
bajo las notas de las emociones épicas; y que en La Bendición se transforma en un canto de profundas raíces andaluzas,
donde los ecos de Triana son más que evidentes, y en el que la fuerza sonora se
da la mano con la certeza de los ritmos rock andalusí que nos dicen que ellos
ya estuvieron allí, en el territorio de los atardeceres de color anaranjado.
Inerte tiene el poder de la dualidad, porque cada canción se nos
presenta como un nuevo doblez en la faceta compositiva de este joven grupo, y
así, la fuerza de unos temas, se vuelca en los medios tiempos arrolladores de
otros, que no arrullan nuestros sentimientos en una cuna llena de buena música,
y cuyo ejemplo más redondo es su canción La
noche de San Juan
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel
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