La voz de Mikel Izal se instala en el centro de nuestro cerebro para arrebatarnos nuestros instintos más salvajes. Furiosos, locos y apasionados recurrimos a la lírica de Izal para tele transportarnos a ese otro yo más animal que no somos capaces de controlar. Perder el control para terminar con el hambre; una adicción que cada vez nos pide más y más. Izal vuelven y lo hacen para quedarse en nuestra memoria colectiva. ¿Ya te has dado cuenta?
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