miércoles, 11 de febrero de 2015

DUELO DE POETAS EN BARCELONA: PRESENTACIÓN CONJUNTA DE "UN LUGAR CON NIEVE" (NOEMÍ TRUJILLO) Y "TIERRA DE INVIERNO" (ELÍAS GOROSTIAGA)

 
Fecha: Jueves, 12 de febrero de 2015 a 19:30

Noemí Trujillo y Elías Gorostiaga presentan en una sesión conjunta sus respectivos poemarios Un lugar con nieve y Tierra de invierno (ambos Playa de Ákaba, 2015), el próximo día 12 de febrero en Fnac L'Illa Diagonal (Barcelona). Será a las 19:30.
 

NOEMÍ TRUJILLO, UN LUGAR CON NIEVE (I): EL AMOR…, ESE DESEO DISFRAZADO CON EL VELO DE LOS SUEÑOS
Un lugar con nieve es un salto al vacío; una línea donde se dan la mano el tormento y el deseo; un espacio de huecos y de soledades; un territorio de resonancias y de anhelos; una inmensa llanura para edificar una casa y en su interior dejarnos seducir por un último enigma: el amor. La voz poética que nos propone la autora, gira una y otra vez sobre la realidad y la ficción, edificando piruetas en el aire que no precisan de una red que nos proteja, quizá porque el amor…, ese deseo disfrazado con el velo de los sueños no entiende de otras reglas que no sean la entrega y la pasión: «Todos los poros de mi cuerpo son tuyos:/ Quiero que los beses y los muerdas,/ concupiscencia secreta de mi alma./ La vida está entreabierta/ y también mis piernas…/ besa/ besa/ besa». Sin embargo, ese último anhelo de poseer y disfrutar de la persona amada, en ocasiones se derrama sobre un pozo oscuro donde el amor y el deseo se encuentran perdidos: «Te deseo./ Aunque a veces tienes mil caras./ y todo tu cuerpo es un brote de espinas». Este Coloso, tal y como su autora lo ha rebautizado —en un clara referencia al poemario de Sylvia Plath— deambula sin piedad por caminos que, a veces, devienen en atajos, pues los verdaderos amantes no entienden de otros tiempos que no sean los que les marca la ansiedad del amor. Amor sin límite, amor piedra, amor mordaza. Amor a secas…

ELÍAS GOROSTIAGA, TIERRA DE INVIERNO: LA GEOGRAFÍA DEL SILENCIO 
La espesura de la niebla lo esconde todo, excepto la caja que mueve las alas del corazón. Hay que desafiar al auténtico sentido de la derrota para atravesar su fina capa y adivinar la luna, la lengua de plata para el finísimo sentido de un niño pobre. Luego ya nada importa, como la sangre congelada de los muertos, pues una vez que abandonas el páramo, los chopos, los búhos..., el día, la noche..., la abuela, la madre..., el humo espeso del cigarro, nada, nada, nada tiene sentido: «¡Qué negra es la piel de los árboles cuando se han ido todos!». El mundo que se nos describe en Tierra de invierno es real e imaginario a la vez, como solo se puede ser príncipe y rana en un mismo cuento, solo que esta vez dentro de esa infinita capota que lo cubre todo: la niebla; una niebla que describe las fronteras de la geografía del silencio
 

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