domingo, 12 de abril de 2015

CRÓNICA DEL CONCIERTO FIN DE GIRA DE IZAL EN MADRID: LOS GUSANOS DE SEDA QUE SE CONVIRTIERON EN MARIPOSAS


 
Cuando la primera previsión de entradas se quedó pequeña para albergar este último concierto de la gira de Izal en Madrid, hubo que ampliar el aforo del recinto hasta llegar a las cerca de 12.000 personas que ayer se congregaron en la capital para despedir esta exitosa gira, pero incluso ese aforo se quedó pequeño, pues Radio 3 retransmitió en directo el evento en lo que se convirtió en un especie de eco viajero y universal de las canciones del grupo madrileño. Todos ellos, tuvieron la oportunidad de contemplar con sus propios ojos u escuchar con sus oídos el milagro. Sí, porque hay veces que los gusanos de seda se convierten en mariposas y se van posando por las más deseadas flores del jardín. El triunfo de la normalidad, tal y como titulaba un suplemento de un diario de tirada nacional, se hizo realidad. Un adjetivo al que habría que añadir el de la sencillez; una pasmosa sencillez acompañada por la humildad y que, a su cantante, Mikel Izal, le pasó factura en varios momentos del concierto donde le fue muy difícil contener la emoción ante la avalancha de cánticos, botes, bailes y ovaciones de doce mil almas que querían formar parte de ese delirio colectivo. Izal aprendió muy bien la lección, y después de la decepcionante puesta en escena de su concierto en La Riviera de Madrid, ayer nos demostraron que era un día especial y, como tal, lo ejecutaron. Dominadores de los tiempos del concierto y, por tanto, de las emociones, consiguieron que parte del ambiente altamente festivo de sus show, ayer se serenara en favor del disfrute de las buenas letras (menos encriptadas que las de Pucho) de Mikel Izal: «no sería lo mismo imaginarte/ que poder estudiarte con detalle/ usaré cada segundo que pase/ para poner a prueba nuestras capacidades corporales/ solo quedará sin probar un sentido/ el del ridículo por sentirnos libres y vivos», y de la música del grupo, pues ayer sí fuimos conscientes de la gran carga de fuerza de sus composiciones, a lo que hay que añadir una acertadísima puesta en escena: sencilla, contundente y muy cercana para los seguidores, donde las pantallas no solo eran un río de imágenes, sino que también exploraban el otro lado del escenario, justo aquel que veían, todavía incrédulos, los componentes de Izal. En ese delirio de rimas, cánticos y rezos, fuimos conscientes de que LA MÚSICA ES LA NUEVA RELIGIÓN DE LA JUVENTUD, e Izal son uno de los apóstoles más destacados de este nuevo movimiento de masas.

 
Antes de que todo esto ocurriera, asistimos al mini concierto de Cyan, que empezaron fríos, para poco a poco desenvolverse en el enorme escenario tal y como son: intensos, potentes, y con unos medios tiempos que siempre, siempre son acertados. Javi Fernández es uno de esos genios de la música española que, a pesar del gran talento que posee, no acaba de verlo plasmado en el éxito que merece. Cyan es un grupo que debe permanecer por méritos propios en la escena musical española, pues su sensibilidad y talente es único. Ojalá, los asistentes al concierto de ayer hayan sido capaces de ver parte de todo esto y darles más oportunidades, pues sin duda se las merecen. Solo con escuchar la canción, Solo es una herida, merece la pena asistir a un concierto del grupo de Barcelona, que además, nos regaló canciones como Belva o Turistas heridos. Además, no solo disfrutamos de Cyan antes del concierto de Izal, pues tuvimos la suerte de disfrutar de la sesión de Pablo Arribas, más conocido como DJ Pichurra, donde una vez más, fue capaz de plasmar esa especial sensibilidad que tiene para elegir temas que nos atrapan. Ayer, para calentar motores, sonaron grupos como Shinova, Pasajero, Vetusta Morla o Amaral, en lo que, sin duda, fue el aperitivo perfecto para el atracón de buena música que vendría después.
 

Y como solo ocurre en los sueños, la intro del concierto fue un homenaje del grupo a sus seguidores. Las pantallas se llenaron de los años (2010-2015), período de vida del grupo, en el que uno a uno fueron recordados los concierto míticos de la banda, en tan corto espacio de tiempo. La Joy Eslava, la plaza del trigo en el legendario concierto del Sonorama de Aranda de Duero, donde, quizá, se produjo el salto definitivo de la banda para convertirse en un grupo de masas, la Sala La Riviera, hasta estallar en una imagen general del abarrotado Palacio de los Deportes  de Madrid, que pilló por sorpresa a sus seguidores mientras veían sus caras reflejadas en las pantallas. Después llegaron más de dos horas de concierto y más de veinte temas (incluidos dos canciones nuevas de su próximo disco: En aire y hueso, y Hacia el norte) interpretados por unos músicos tocados por la varita mágica de las sensaciones que se convierten en sueños. Un concierto que contó con las colaboraciones de Iván del Castillo a la trompeta en diferentes momento de la noche, Jairo, de De Pedro en Palos de ciego, Juan Aguirre en Magia y efectos especiales o Carmen París en Agujeros de gusano.
 

El broche de oro a tan singular y mágica noche fue la cara de felicidad de los componentes del grupo, que no se creían aquello que estaba viviendo; una incredulidad teñida de felicidad que se reflejaba en sus caras y en las palabras que Mikel Izal pronunció al finalizar el concierto, justo antes de sonar, Prueba y error, la última canción de la noche: «ha sido tal y como lo soñamos un día, gracias por hacerlo realidad».
 

Ángel Silvelo Gabriel. 

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