Soñó
con el agua. Con el ruido de las olas. Con el olor a tierra mojada. Al
despertar se detuvo delante del cuadro. De lejos era una aguamarina azul. De
cerca la silueta de una tarde de verano. Se puso las gafas de realidad virtual
y todo cobró vida de repente: olió el salitre, se quemó con el sol, incluso,
cayó rendido ante los encantos de las bañistas que pasaban a su lado. Sin
embargo, cuando se las quitó, supo que la ciencia nunca recuperaría aquello que
antes había soñado, pues era incapaz de reconocer lo que en verdad amaba.
Microrrelato de Ángel Silvelo Gabriel
ResponderEliminarEl Microrrelato nos lleva, como tantos de su autor, a una profunda reflexión:
¿Será el Mundo Digital la versión moderna de la Caverna de Platón?
Una falsedad que damos por cierta.
Pero también hay falsedad en los comportamientos. Si criticamos a lo que nos conduce la última tecnología, ¿por qué no nos desprendemos hoy mismo de nuestros móviles y nuestros ordenadores? ¿Por qué permanecemos en Facebook y twitter?
¿Será que somos sólo pura palabrería, hipócritas farsantes, blablabá de fariseos?
Es decir, ¿que somos tan falsos o más que la falsedad que, según la acusamos, produce la tecnología?