miércoles, 22 de agosto de 2018

CIENTO CINCUENTA PALABRAS.- MICRORRELATO DE ÁNGEL SILVELO


Apareció rodeado de tubos de pintura. «Huele a magia», se dijo. ¿Dónde estoy? Y de repente apareció junto a otros a los que no les importaba ni su abultado tamaño ni las inmensas huellas que dejaba sobre el lienzo mientras les inmortalizaban entre mujeres gritando, toros que salían de la oscuridad o guerreros muertos que, en su subconsciente, huían de él y su gran tamaño. No sabía cómo explicarlo, pero al despertar sintió una enorme soledad que nada tenía que ver con sus enormes dimensiones. O eso creía él, porque a su lado descubrió un folio en el que habían dibujado una pequeña paloma, como las de Picasso, y una frase que decía: «un abogado por muy tenaz que sea en sus planteamientos nunca podrá ser imperturbable al paso del tiempo como un dinosaurio, porque las huellas de sus actuaciones se pueden borrar con una sentencia de apenas ciento cincuenta palabras».
Microrrelato de Ángel Silvelo


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