martes, 17 de octubre de 2023

SECOND, HOMENAJE A SUS 25 AÑOS DE CARRERA (X): CONCIERTO EN EL CICLO FRONTERA 2012 —CÍRCULO DE BELLAS ARTES DE MADRID—

 


El setlist que escuchamos ayer en el Círculo de Bellas Artes reproduce miméticamente el que Second ha editado en el disco en directo si salvamos un par de canciones con las que el grupo murciano quería dar una sorpresa a sus seguidores, que una vez más, casi llenaron la Sala de Columnas donde se programó el concierto dentro del Ciclo Frontera Círculo (una ubicación que no resulta adecuada para celebrar un concierto de música). La fuerza y contundencia de Mañana es domingo rompió la impaciencia del inicio del concierto, que tuvo que esperar a que terminase la obra de teatro que alguna planta más abajo se estaba representando. Poco importó la espera, porque desde el minuto uno, Los Cinco de Murcia tenían al público en el bolsillo y, como hijos pródigos que vuelven a casa, ayer estaban dispuestos a repartir todo el cariño que la distancia se había encargado de almacenar minuto a minuto, y así, vigor y genio, gloria y victoria se daban la mano sobre el escenario por primera vez esa noche. El trono de los sueños ayer salió de nuevo de su escondite cuando a continuación sonó Demasiado soñadores, con un punteo inicial a lo The Shadows, intenso, eléctrico, vigoroso… que nos recordó por qué estábamos allí. 

Ayer, Second, subieron al escenario una sección de cuerda y un trompetista, que litigaron en notas con la formación original del grupo. Muérdeme fue el inicio de ese fraternal confrontamiento, que sirvió para crear una atmósfera especial con la que ya cuenta la versión original, pero que ayer sonó a gloria con un magnífico y limpio punteo de guitarra inicial al que se unió un Fran Guirao de pie desde la batería como si fuese un estandarte que nos guiase a través de la batalla. Siempre he resaltado la magnífica voz del frontman del grupo, un portentoso Sean Frutos que ayer lo entregó todo sobre el escenario. Second estuvieron sobresalientes como siempre, con un Fran Guirao desde la batería que es la perfecta retaguardia por su contundente efecto sonoro de fondo. El bueno de Nando Robles acaricia las cuerdas de su bajo emulando a Peter Hook de New Order, no siendo ese el único punto de unión del grupo y los de Manchester, pues Sean Frutos tiene una figura muy parecida a la del malogrado Ian Curtis, cantante de la mítica formación Joy Division y germen de lo que luego sería New Order. Al otro lado del escenario, Javi Vox reparte su virtuosismo entre las cuerdas de su guitarra y los teclados que caprichosamente se cuelan en las notas de las canciones de Second, y lo hacen, para mejorarlas y convertirlas en atmosféricas; una cualidad que las delata como mágicas. En el otro extremo de la balanza está el gran Jorge Guirao, un extraordinario contrapunto y puntal del grupo, pues si Javi es la fuerza y la pasión, Jorge es el lirismo poético sobre el escenario, siempre atento y cómplice con Sean y el resto de compañeros y con una perenne sonrisa en su boca. 

N.A.D.A. sonó como un interludio que a veces iba más lenta y otras más rápida. Una nueva demostración de Los Cinco de Murcia de no repetirnos los temas tal y como los conocíamos, y que como exploradores en una expedición sin fin, buscan nuevos matices en su trabajo, lo que es de aplaudir y agradecer. Behind the pose supuso que las guitarras se hicieran con el poder (sin músicos adicionales) en un Círculo de Bellas Artes que se tiñe de oscuro con un Sean Frutos cantando en inglés. Aquí la tensión sube y sube en un perfecto tobogán que te deja respirar y que también te oprime el estómago hasta dejarte sin aliento. La sección de cuerdas eléctricas vuelve a vibrar y se apodera de todo el protagonismo, que se convierte en onírico como las hadas que nos visitan a medianoche para decirnos que todavía no ha acabado el cuento en el que estamos inmersos, y al que acompaña una tensión teñida de psicodelia que envuelve el escenario con unos sensacionales Nando y Fran. Fortune day fue uno de los grandes arrebatos de la noche, porque Second se reconvirtieron en íntimos y más cercanos si cabe, y porque sonaron como si de repente nos hubiésemos trasladado a un club de jazz, donde los negros eran blancos por arte de magia, y en donde los saxos se vuelven trompetas, y los violonchelos se enamoran de los violines, mientras Sean se convierte en el abanderado de este barco de grandes vientos y mejor música, lo que convirtió a esta maravillosa canción en un bocado exquisito sólo apto para los paladares más selectos (la canción de la noche). Con A las 10 la calma regresa al escenario buscando ritmos diferentes a los vividos hasta ese instante, e intenta interiorizar un ajuste entre la sección de cuerdas y la voz de Sean. 

Una de las sorpresas de la noche llegó cuando tocaron Horas de humo, un tema que normalmente no forma parte del setlist del grupo, y que ayer interpretaron con unas guitarras acústicas que acompañan a la voz de Sean en una perfecta armonía que nos recuerda a la música de los primeros sesenta, inocente y sencilla, pero directa como un proyectil que nos arrebata el corazón. Esta versión de Horas de humo redunda en un progreso increíble sobre un ritmo sostenido que nos invade y ante el que no podemos sino pedir el armisticio. Más suerte nos sorprende los sentidos con un inicio de violines muy nítidos y a lo Michael Nyman, que poco a poco dan paso a las cuerdas de las guitarras acústicas que le proporcionan un toque jazzie casi cálido, y que busca un punto de encuentro entre la íntima cercanía de los violines y la proximidad siempre certera de las guitarras acústicas y la voz de Sean, que al final deriva en un cántico colectivo repleto de sensaciones y que proclama a Sean como el nuevo Mesías que viene a rescatarnos de nuestra infinita crisis. 

Con Rincón exquisito vuelve el set eléctrico y nos regalan otra versión exquisita de esta canción donde los violines imponen su presencia hasta que el sonido sube y sube como por arte de magia, lo que produce una versión con ligeros tonos incandescentemente jazzies que se entremezclan de nuevo con el pop de Second de siempre, que como iluminados prestidigitadores sacan su bola de cristal para meternos en ella y no dejarnos salir. El eterno aspirante tiene un inicio infinito e imponente, al que se une un sonido pregrabado de fondo que tensa aún más si cabe esta tensa canción de por sí, lo que nos lleva a afirmar que sin duda esta es la mejor canción que el grupo ha compuesto hasta el momento, y que ayer sonó con un ritmo más rápido e incesante que tira y tira hasta atropellarnos. Different levels suena muy a The Smiths, con un inicio muy hipnótico, que, como una nana, nos invita a visitar el territorio de Second forever en distintas intensidades y niveles. Esta versión es más tranquila pero también más certera y suena como la perfecta melodía de los ochenta pasada por el tamiz de Second, y sirve para que los violines y la trompeta abandonen el escenario. 

El último tramo de concierto se inicia con Psicopático, que comienza con un punteo diferente y muy aguerrido, que junta sobre el escenario a Javi, Fran y Nando mientras que el público corea: lo he decidido, es de cretinos… y que nos lleva hasta Autodestructivos que apenas se diferencia de la versión del disco, si exceptuamos a un Javi Vox haciendo diabluras sobre los teclados y rompiendo el hielo de este perfecta canción de anuncio para televisión. Mientras Sean se recupera un poco, Nando ejerce de perfecto presentador y acaba diciéndonos que: el presente nos pertenece… y para demostrárnoslo atacan Watching the moon con un tamiz de tonos violetas tirando casi a negro, al que la voz de Sean procura darle más brillo; un brillo que sin duda ya tiene, pero que ante nosotros se muestra más hipnótico, melancólico y sinuoso, como un presentimiento lleno de intriga que nos advierte que el presente nos pertenece; pura psicodelia. Prototipo sirve de inicio a un bis en el que también escuchamos Invisible y Rodamos en una sucesión de ritmos acelerados y recargados de fuerza, en el que como en un profundo sueño, Second nos recuerda que hemos hecho una travesía por la fina y sinuosa línea de la gloria. 

Ángel Silvelo Gabriel.

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