El artista se diferencia del resto por su forma de mirar
el mundo y la realidad que le rodea. Y no sólo por eso, sino también por la
transformación que se produce en su interior y que le lleva a reinterpretar lo
que sus sentidos le dictan. Así, arte y percepción se convierten en el vehículo
conductor a través del cual los artistas, ya sean éstos plásticos o no, modelan
el universo que les es proporcionado por la expresividad de sus sentidos en una
suerte de transformación de la realidad. Si en vez de referirnos a un único autor,
unimos a muchos de ellos, tendremos un caleidoscopio compuesto por las
múltiples percepciones de la realidad. Eso es lo que podemos experimentar al
visitar la Phillips Collection en el Caixa Forum de Madrid, donde la
selección de obras que Duncan Philips inició a principios del
siglo XX, le llevó a poseer una de las mejores colecciones de arte del mundo y
a abrir el museo que lleva su nombre en la ciudad de Washington en 1921. Sin
embargo, en su afán recopilatorio, no sólo precisó del dinero necesario para ir
comprando los cuadros, sino que también contó con el don de la oportunidad y
del gusto al ir adelantándose de una forma más que reveladora al devenir de las
diferentes corrientes artísticas que van desde el siglo XIX hasta mediados del
XX, con una sinergia de aciertos entre obra y artista dignas de mención y
alabanza. Gracias a él y a esta exposición comisariada por la conservadora de
la Phillips Collection, Susan Behrends Frank, podemos contemplar
y admirar las diferentes formas que la realidad ha adoptado a lo largo del
tiempo bajo la mirada de los artistas que la han reinterpretado. Así, no es lo
mismo acercarse a las composiciones de Ingres o Cézanne que a las de Matisse o
Picasso, sólo por poner un ejemplo. Estas diferencias, sin duda, van aparejadas
también a los profundos cambios políticos y sociales experimentados por el
mundo en apenas un centenar de años, lo que conllevó un cambio en las
costumbres y en la forma de vida. No obstante, las convulsiones y diferencias
de las obras pictóricas de los diferentes artistas, no se refieren sólo a las
formas, sino también a los colores y a esa simplicidad compositiva que los
artistas van experimentando ante la obra de arte, como si la naturaleza misma
de la expresión no necesitara de más argumentos que de una composición binaria
de colores o de una distorsión total de la imagen y el color, para de esa
forma, obligarnos a reinterpretar la obra de arte más allá de sí misma, en una
especie de plano intelectual o filosófico que sobrepasa los límites del propio
lienzo. En este sentido, expresionistas, impresionistas, cubistas, artistas
abstractos y modernos, sin olvidarnos de los paisajistas del siglo XIX, se van
deconstruyendo unos a otros en una rueda que, como la vida, no se para, y nos
demuestra las múltiples formas de expresión que caben en el mundo del arte, en
el que sin duda, destaca sobre cualquier otra característica, la posibilidad de
la contemplación por la contemplación, una magnífica herramienta con la que poder
llegar a la belleza, y a partir de ahí, a la esencia de la verdad, como
demiurgo de la génesis que mueve y sigue transformando el mundo.
La Phillips Collection en el Caixa
Forum de Madrid es una magnífica oportunidad para enfrentarnos a esa
posibilidad de contemplación, y a esa capacidad que todos tenemos de
reinterpretar el mundo y a nosotros mismos a través del arte, porque quizá, no
halla un empeño más loable y apasionado en nuestras vidas, que el hecho mismo
de apartarnos del del día a día para volcarnos sin miedo en esa necesidad
—demasiadas veces oculta— que todos tenemos de buscar y atrapar la belleza, tal
y como expresaba el poeta romántico inglés John Keats en uno de
sus poemas: «La belleza es verdad; la verdad, belleza. Todo eso y nada más
habéis de saber en la Tierra».
Ángel Silvelo Gabriel
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