¿Existe algo más absurdo que
vetar la asistencia a la inauguración de su propia exposición al artista que la
ha creado? Todo parece posible ya en un mundo que se replantea todo, hasta el
hecho de prohibir contemplar expuesta su obra al artista que la ha creado. Ahí
es donde parece que se crea esa generación de espacios imaginarios y físicos a
los que el artista madrileño, Guillermo Masedo, se refiere en la entrevista que
hoy sale publicada en el Diario Montañés. Como dice el artista en su cuenta de
Facebook: «Mañana viernes 8 de marzo, a las 19.00 h,
inauguro exposición individual en Santander. Bueno, yo no, puesto que se me
prohíbe la asistencia a ella y el acceso a la muestra durante toda su duración
(a ver si alguno conseguís algo así). Un incumplimiento de un contrato verbal —y
escrito en unas bases— por parte de la galería condujo al conflicto —crudo y
divertido a partes iguales— que se arrastra desde hace ya meses, siendo
desterrado de mi propia exposición desde el inicio. Pensando que no aceptaría, acepté con cortesía y con una sonrisa
cachonda en mi interior. Así, y desde ese mismo momento, imaginé mi trabajo —alejado
de la pintura por la cual la galería me conoció— convertido en un grito sordo e
irónico de mi propia presencia, haciéndome presente en un espacio en el cual
sabría que iba a estar ausente. Valiente la galería por haberse atrevido a
colgar una expo que les he mantenido oculta hasta que les han llegado las obras
(ayer) y cuyo único leitmotiv es la
reivindicación de mi propia presencia (¿60 fotografías-autorretratos personales
en distintos medios y obras serán suficientes?) enlazada con la obra de otros
artistas (Wilde, Beuys, Sierra), y la crítica del tratamiento que han tenido
hacia mi persona. PARA SER POPULAR. JC galería. Calle rampa de sotileza 3. Desde
el 8 de marzo al 14 de abril. ¡Os esperamos (o no)!
Tras esta breve exposición de los
antecedentes que han llevado a esta irónica situación, Guillermo Masedo ha
sabido convertir una situación adversa en otra propicia, pues desde que hizo pública
tal situación no ha parado de recibir elogios en las redes sociales en las que
tiene cuenta y, convertir así, una negación en la mejor publicidad de sí mismo
y de su obra. Esa expresión de valentía y hartazgo, le han visualizado como un
estandarte al que seguir en el truculento mundo del arte. O eso al menos es lo
que han parecido entender todos lo que son conocedores de tal situación:
pintores, amigos, seguidores de su obra, e incluso el galerista. Aquí es donde parece
entrar muy bien las palabras que, el propio artista madrileño, Guillermo Masedo,
expresa acerca de su obra: «Un lugar sin fin es un lugar inhabitable», pues no
hay nada más inhabitable que la de la imposición y la prohibición del libre
movimiento de las personas por el mundo. En una globalización que, cada día
más, pone más y más fronteras o muros, Guillermo Masedo sin embargo se las
salta y, como un niño travieso repleto de genialidad, juega de una forma
magistral, inteligente y única con la idea del: «DENTRO-FUERA», como si la obra
que ha creado para la exposición “PARA SER POPULAR”, que se expondrá en la
galería JC de Santander desde el 8 de marzo al 14 de abril, fuese la más libre
manifestación que a día de hoy se puede dar en el mundo del arte; una
manifestación de libertad bajo el título de: «La genial reivindicación de un
artista hacia sí mismo y su obra». Para ello, el artista madrileño, alejándose
de lo que es su pintura habitual con la que ha sido reconocido en numerosos concursos
a lo largo de los años, y como por ejemplo son: El Premio Ciudad de Badajoz de
Pintura 2017, o La Bienal de Artes Plásticas de Albacete 2018, por citar solo dos
de sus últimos logros, ha optado esta vez en convertirse a sí mismo en el protagonista
de una muestra a la que no puede asistir. Esa idea de frontera, a modo de muro
de Trump impuesta por el galerista, él la burla traspasando ese límite o frontera
hasta convertirlo en algo imaginario —como suponemos que hará los días que dure
la exposición desde su residencia habitual en Madrid— y a la vez físico, pues
la obras son una serie de montajes de sí mismo: de su cara, de sus gestos, de sus
alegrías, sus odios y reivindicaciones. Una expresión, sin duda, de
originalidad, genialidad y ruptura. Ruptura de fronteras, por supuesto, pero
también de los límites que éstas representan, porque como dice muy bien
Guillermo Masedo: «Un lugar sin fin es un lugar inhabitable». Un mundo que escarba
más allá de clases o ideas políticas, porque es un mundo que grita: LIBERTAD. Y
lo hace sin miedo.
Ángel
Silvelo Gabriel.
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