




En Fragmentos tienen cabida la literatura, la música, el cine, el teatro, el arte y, de vez en cuando, se cuela algún microrrelato.
Yesterday fue la tercer versión, que atacaron solos Carlos y Maryan y que sirvió de nuevo para el lucimiento de la voz de Maryan, que consiguió convertir a la canción en el momento más íntimo de la noche, que nos llevó a otro gran momento con Seguirás Corriendo, donde el ritmo vuelve a subir con una nueva buena canción pop que tiene una melodía pegadiza para los oídos y con un falso final que la banda prolonga en plan instrumental, lo que la convierte en la canción mejor interpretada de la noche, que desencadena en Yellow de Coldplay, una versión donde la voz de Maryan no se encuentra tan a gusto como en el resto de versiones anteriormente elegidas, y que nos lleva al final, con la interpretación de nuevo de su single Dando Vuelta, que empieza con aplausos por parte del público y donde una Maryan ya liberada baila de nuevo fuera del escenario e invita al público a cantar.
Al final del concierto tuvimos la oportunidad de hablar primero con Carlos, que nos comentaba su paso como músico de la banda de Julieta Venegas y las dificultades de grabar entre los dos solos todos los temas de la maqueta en su casa, que como digo, ha quedado más que bien, para luego seguir la conversación con Maryan, que siemrpe divertida y risueña, nos habla de las ilusiones puestas en Kuve y la necesidad vital de encontrar una discográfica que se lo edite, para luego decirnos sus gustos musicales van desde Vetusta Morla y sus letras a Quique González o Coldplay, sin duda es una chica con buen gusto, y entre pregunta y pregunta se fue consumiendo la noche y las renovadas ganas de Kuve de tocar al sábado siguiente en Albacete como teloneros de Second.
Crónica de Ángel Silvelo Gabriel
EL COME EXPEDIENTES
Las denuncias van en globo y surcan campos repletos de presuntos malhechores que vendimian litigios, jueces y abogados. Hay que tener en cuenta que desde una cierta altura las cosas se ven diferentes, el mal es menos mal, y el bien apenas se aprecia. Con un simple golpe de teclado, comienzan a llover expedientes sobre la papelera de reciclaje con historias repletas de miserias humanas, hasta que un proyectil en forma de antivirus aparece por la parte derecha de la pantalla e impacta de pleno en mi come expedientes. El justiciero volador pierde altura, y yo intento salvarle, pulsando Esc para seguir bañando prados y huertos con todos los legajos que puedo. Cuando todo está perdido, oigo la puerta del despacho de mi jefe, y antes de que sea consciente de donde van a parar los recursos del juzgado, pulso Ctrl+Alt+Supr y abandono a mi destructor de denuncias voladoras.
Microrrelato de Ángel Silvelo Gabriel
CERRADO POR VACACIONES:
¿Qué hago a las nueve de la mañana embutida en unas pantuflas con cara de conejo? Admito que siempre soñé con una habitación propia, como Virginia Woolf, pero mi sueño se ha convertido en un macabro espejismo, donde la realidad se impone sin ambages a lo que yo siempre visualicé como una especie de territorio íntimo bajo el que cobijarme. A veces creo que todo es producto de mi imaginación, como si mi alma de niña nunca se cansara de renunciar a poseer aquello que ella sabe mejor que nadie que me hace feliz. El problema es que ya no soy una niña a la que todo el mundo hace caso e intenta proteger y conceder sus caprichos, sino una mujer que no admite que sus sueños de la infancia hayan sido desdibujados por el paso del tiempo y la lucha por hacerse un hueco en el infortunado mundo de los hombres. Antes de ponerme a trabajar, necesito crear, aunque sólo sea mentalmente, ese lugar que sólo a mí me pertenece, ese espacio interior desde el que engendrar un universo único, el mío… Abro los ojos, e intento evitar el espejo de mi habitación para no verme, pero a pesar de todo, no puedo esquivar el poderoso reflejo que mi cerebro me devuelve ¿En qué se ha quedado todo? Me miro y no me reconozco, voy vestida con un chándal asqueroso y un calcetín de cada color. Estoy sin peinar y por supuesto sin maquillar, es decir, con un aspecto deplorable. Desde hace unos días, este es el viaje mental que me lleva hasta mi ordenador, que se comporta como la antesala de todas mis desdichas y el soporte de mi desencanto. La oda a mi otra vida, entonces se pierde en el vericueto de cables y conexiones que me mantienen enchufada a mi vida real, esa que comienza una vez que mi marido y mis dos hijos se han ido de casa, y que prosigue, cuando mi jornada de teletrabajo se convierte en una irónica contradicción de la conquista de un poco tiempo para mí misma. En este espacio de frías soledades y de grandes conquistas laborales, todo en apariencia parece pertenecerme, pero mi yo más real y pragmático, me dice que en este corto espacio de tiempo de apenas cuatro meses, ya no queda ni rastro de todas aquellas ilusiones que tuve el día que decidí trabajar en casa. Menos mal, que en mi auxilio acude mi otro yo, ese que todavía me recuerda la mujer que siempre quise ser, y que me pide que me resista a dejar de ser yo misma, y que me siga comportando como la heroína de todas mis aventuras existenciales. Pero al final siempre me pregunto: ¿dónde está mi habitación propia? Vuelvo a la carga, y por más que me digo a mí misma que soy una mujer independiente, licenciada, que ejerce una profesión liberal, y… pero ahí se acaba todo, en un mero juego de intenciones mentales de metas olvidadas en el tiempo y de logros arrinconados en cajas que descansan en el fondo de un armario. Ahora, únicamente puedo decir muy a mi pesar, que desde hace cuatro meses, sólo tengo una certeza: estoy aprisionada por dos pesadas agendas, la de mi jefe y la de mi familia. Enciendo el ordenador, y mientras arranca el sistema operativo, me acerco a la cocina a prepararme un café que caliento en el microondas, y en el tiempo muerto que me deja antes de que pite avisándome que ya está listo, me acerco a la habitación de mi hijo mayor para comprobar el estado en el que la ha dejado. Nada más abrir la ventana para ventilar su particular leonera, el timbre del microondas me avisa que ya tengo listo el primer café de la mañana. Ignoro el desastre que me rodea y me marcho con diligencia a saborear el líquido elemento que me espera en la cocina, un ritual que para mí se convierte en uno de los pocos placeres de los que podré disfrutar a lo largo de la mañana. Pienso en encender la radio para escuchar las noticias, pero cambio de opinión con el primer sorbo de cafeína que me meto para el cuerpo, lo que me hace sentir bien y a gusto conmigo misma. Cierro los ojos, y durante unos segundos, navego por el océano de mis sueños…
Fragmento del relato "Cerrado por Vacaciones" de Ángel Silvelo Gabriel
7 de abril - Zaragoza - FNAC Plaza España (Acústico)
19 de mayo - Madrid - Sala Charada
8 de junio – Barcelona – Fnac La Maquinista
9 de junio - Barcelona - Sala Sidecar
10 de junio - Zaragoza - La Casa del Loco
17 de junio - Valencia - FNAC San Agustín
17 de junio - Valencia - Sala Matisse
18 de junio - Murcia - FNAC CC Nueva Condomina
18 de junio - Murcia - Sala Mariano (Antigua Sala Stereo)
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel
La propuesta de Eladio y sus Seres Queridos es un pop para adultos que contiene múltiples propiedades como todo buen producto que se precie, porque en este disco se pueden apreciar matices que buscan la calidad no exenta de ingenio, que ya se pone de manifiesto en el tema que abre el disco La Cruz, con un inicio muy en la línea de algún tema de los Arcade Fire con esas guitarras acompañadas de sonidos de tambores, que se van convirtiendo en un tema-río, que como algunos otros del cd, entran enseguida por los oídos con la intención de quedarse, y que en el caso de La Cruz es una perfecta excusa para comenzar a escuchar el disco, que prosigue con el sonido de tambores, a los que en esta ocasión acompañan unas líricas gaitas gallegas en el tema Están Ustedes Unidos, que aparte de dar nombre al disco, se convierte en un leitmotiv sonoro identitario del quehacer musical de Eladio y sus Seres Queridos, con una letra no exenta de valor.