
El resto del disco se apropia de
mil y una forma distintas de interpretar eso que se ha dado en llamar fusión,
en algunos casos del flamenco con el pop, en otros del rap con blues, o el rock
con el hip hop callejero más apegado a la cultura de barrio que, en la vida de Nya,
es el del barrio de Triana en Sevilla, cuna de toreros, artistas flamencos, y sobre
todo, puro sentimiento: ¿quién da más?. En este sentido, Paco Ortega en la
presentación del disco habla de "La Mala" y "El Bicho"
como dos influencias directas en la música de Nya de la Rubia, aunque nosotros
detectamos, en el inicio de alguna de las canciones, sobre todo, ese duende que
te enreda hasta fugarte con él, de las melodías e intenciones de los discos de Chambao
y la voz de Lamari, así ocurre por ejemplo en la canción que abre el disco,
Cojo colocón, que se inicia como una invitación
a visitar un zoco árabe, como otra muestra más de la mezcla de culturas, hasta
que la voz de Nya la rompe en un rap; o en Roneo, que nos vuelve a traer aires del otro lado del Estrecho,
enigmáticos y mágicos, a los que acompañan la pureza de una guitarra española
que junto a la voz de Nya de la Rubia forman lo mejor del
disco, pero que se diluyen en las nuevas fórmulas de ver la fusión en la música.
Quién me va a querer es el primer
single del cd y su nuevo videoclip, quizá por ser la canción que mejor define
el punto medio entre los dos extremos que hemos referenciado, y que se
aproximan al estilo más clásico del flamenco pop explotado por muchos artistas
anteriormente.
Entre flamencos es la muestra de la unión entre el rock y el
flamenco que enseguida deriva en un lamento acompasado de Nya y su potente voz, que
se muestra poderosa cuando se acerca a la versión más flamenca de su música,
una cara de su arte que se muestra como más auténtica, tanto por su sencillez
como por su fuerza directa y sin complejos; o en Rulando el rulo su inicio es clavado a cualquiera de las versiones
de lo que se ha dado en llamar como músicas
del mundo, donde la mezcla de las melodías tradicionales con las bases más
modernas se dan la mano sin pudor alguno, y que acaba en una clásica canción
pop en Callejuelos, digna de una
serie de televisión; o Mucho lirili
de potentes bases rebotadoras que nos dejan ver esa otra versión de Nya
de la Rubia, quizá más cercana a un público más joven y desencantado.
En definitiva, el primer disco
homónimo de Nya de la Rubia es una muestra perfecta del difícil arte de la
fusión de estilos.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.
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