miércoles, 28 de agosto de 2013

SECOND, MONTAÑA RUSA: SONIDOS ENVOLVENTES, QUE BUSCAN OTRA REALIDAD, PROTAGONIZAN LOS NUEVOS VIENTOS MUSICALES DE LOS CINCO DE MURCIA (LA LIBERTAD COMO MEJOR FORMA DE EXPRESIÓN). 1ª Parte.

Los sonidos envolventes son los auténticos protagonistas de Montaña rusa, el nuevo disco de Second que, en palabras de su cantante, Sean Frutos, se trata de: “un disco más directo, crudo y visceral que los anteriores… en el que hemos tratado de ser más sinceros con nosotros mismos”. Este cambio radical en el concepto musical de Second, se sustenta en la ausencia de adornos, tanto en la instrumentación del mismo como en la voz, tal y como también nos ha relatado el propio Sean Frutos, ya que 2502, título de su primer single, también podría ser la distancia que existe entre la música que hasta el momento conocíamos de Los Cinco de Murcia y esta nueva apuesta descaradamente dirigida a la pista de baile de un nuevo planeta musical que Second ha sustentado en ritmos envolventes y endiablados, a los que han añadido pequeñas dosis de existencialismo retro futurista, como en su single 2502, sin duda, la mejor canción del disco, pues en ella se aúnan los nuevos sonidos más brillantes del grupo y la esencia de las letras de un consagrado Sean Frutos, que ya en El eterno aspirante (una de las mejores canciones del siglo XXI de la música española hasta el momento) dejó muestras de su valía, estando a la altura de autores tan consagrados como Berlanga, El Zurdo o Auserón. De ahí que, en principio, haya que alabar este cambio de rumbo en su música, a la que podríamos definir como la valentía del riesgo; un estigma que todo artista se plantea en un cierto momento de su carrera, y que en este caso, aparte de nuevos vientos musicales, viene definido por una búsqueda de otras formas de expresión y libertad a la hora de componer, porque LIBERTAD podría ser un concepto que se alía muy bien con este Montaña rusa, un álbum pletórico de esos inputs tan necesarios a la hora de plantear un cambio de ciclo.  

Sin embargo, y a pesar del cuidado con el que ha sido concebido, Montaña rusa es un disco que necesita de varias audiciones para poder apreciar los nuevos matices que Second ha impulsado a su música, que van desde los ecos del bajo de U2 (Adam Clayton) en esta ocasión de la mano de Nando Robles en Extenuación, hasta ese toque más ochentero de Caramelos envenenados que en los coros se diluye hasta los años sesenta, y que no es sino una muestra que no todas las canciones están concebidas para la pista de baile, pues a pesar de los bucles programados de algunos de sus sonidos, otros se muestran como más desnudos y directos, casi tanto como la estética futurista que a pesar de todo no es tan fría ni solemne como la exportada por los vídeos de los grandes maestros, Kraftwerk, iconos universales de la música electrónica por excelencia.  

Diversión a raudales y ganas de escapar hacia otro lugar menos oscuro que nuestro planeta Tierra se dan la mano para ayudarnos a soportar el gran peso que estamos aguantando sobre nuestros hombros, y Second se lo han tomado como una obligación, pues sus nuevas propuestas musicales son escapistas e inciden en la huida; una huida hacia adelante con tintes de un existencialismo no programado, pues les sale desde el corazón, ese órgano generoso e infinito con el que transmiten cada una de sus composiciones, lo que nos permite hacer nuestro un nuevo grito de guerra: ¡bienvenidos a la pista de baile del planeta Second, una galaxia que estará presente allá por el año 2502. (Continuará en los próximos días... con un análisis pormenorizado de las once canciones del disco). 

Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.

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