domingo, 14 de noviembre de 2010

CONCIERTO DE INTERPOL EN MADRID: ALARMAS SONORAS DE INDIE ROCK


Paul Banks intuía que el concierto de ayer en el Palacio de Vistalegre iba a ser muy diferente a los que le esperan en la larga gira de presentación de su último trabajo titulado Interpol, porque no en vano, eligieron Madrid para arrancar su gira europea en una mezcla de buenos recuerdos adolescentes por parte de Banks, y de fans entregados a un grupo que sabe levantar del letargo más profundo a cualquier amante de la música pop. Nada más aparecer los integrantes del grupo en el escenario, el público les recibió con una buena ráfaga de aplausos, que se desataron en gritos de júbilo cuando comenzaron a sonar los acordes de Success, canción que abre el disco y el concierto de ayer, como un estímulo ascendente de una actuación repleta de grandes momentos.

Con un lenguaje visual perfectamente fusionado con el sonoro, Interpol vistió sus nuevos temas de un color azul y morado, para decirnos que esa era la tonalidad de sus nuevas canciones. Unos temas más profundos y oscuros que intentar buscar el lado más melancólico de nuestros corazones, algo que sin duda consigue viendo la reacción del público ayer congregado en un repleto Palacio de Vistalegre. Un himno tras otro fueron desgranados por un Paul Banks que en la guitarra nos llegó a recordar a Vini Reilly de Duruti Column, pero que se mostró más comedido en sus movimientos, pero inmensamente agradecido por el recibimiento que les estaba dando el público madrileño en un perfecto español, a lo que añadió una envolvente y contundente voz grave que enaltecía aún más el sonido arrebatador y directo del resto de la banda, donde sobresalía Daniel Kessler a las guitarras, y al que acompañaban más que notablemente Sam Fogarino a la batería y el nuevo bajo David Pajo y Brendan Curtis a los teclados.

Interpol consiguió llenar el Palacio de Vistalegre de un sonido indie rock, convincente como pocos, con ritmos que en ocasiones se aproximaban a las alarmas sonoras que lanzaban sobre sus incondicionales fans para pedirles paso en el más recóndito de sus recuerdos sonoros. Un efecto que consiguieron con temas como Barricade o Lights que ya se han convertido en auténticos himnos del grupo neoyorquino, y a los que acompañaron temas de anteriores trabajos bañados con luces blancas y naranjas como Rest My Chemistry, donde el júbilo de los asistentes se dio rienda suelta en forma de botes colectivos.

Anoche, el acierto de Interpol estuvo en la estudiada alternancia de los cambios de ritmo en sus temas, que mezclaban con versiones más extendidas de sus canciones más conocidas, dotándolas de otra capa sonora, que en el directo de ayer, los asistentes agradecieron con creces; y en las que el medio tempo se deslizaba hacia la contundencia más poéticamente sonora cuando entraban en una armónico juego la batería, los teclados y las guitarras.


Interpol pasó ayer por Madrid repartiendo alarmas sonoras del mejor indie rock del momento, con canciones que buscaban rendirse a la supervivencia de los latidos de sus seguidores.

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