lunes, 29 de septiembre de 2025

DIQUE, NOVA GALEGA DE DANZA BAJO LA DIRECCIÓN DE ESCENA Y DRAMATURGIA DE MARTA PAZOS: EL CUERPO QUE EMERGE DE LA PIEDRA


 

El cuerpo que emerge de la piedra. Materia hecha carne y huesos. O esencia de la vida que se da de bruces con la naturaleza. De ahí procede y, a partir de ella, se transforma el universo de “las estibadoras”. Como dice la ley de la transformación de la materia del químico francés Antoine de Lavoisier: «Todo se transforma, nada se destruye». Y, así parece que sucede en Dique, una majestuosa y epopéyica puesta en escena de la construcción del Dique de la Campana de Ferrol que se llevó a cabo entre 1874 y 1879 por 200 mujeres que, primero excavaron, y luego transportaron 245.000 metros cúbicos de tierra y piedra sobre sus cabezas. Esta odisea Marta Pazos la convierte en algo único a través en un relato de danza, música y puesta en escena que nos cuenta mucho sin decir una palabra. Su concepción dramática, una vez más, aparta de nuestra mirada lo obvio para sumergirnos en un mundo distinto, por visceral, singular y trasgresor. Su concepción artística mueve nuestras cabezas hacia el terreno de la múltiple sensibilidad por lo que tiene de acaparadora de nuestros sentidos una puesta en escena que habla por sí sola y, a la que se adhiere una potente, enérgica y magnífica coreografía de Belén Martí Lluch que sabe interpretar el inabarcable espacio temporal entre lo antiguo y lo moderno, lo clásico y lo contemporáneo, dotando a sus bailarinas de un perfecto encaje con los objetos que hay en el escenario. A lo que se une la potencia de una luz —diseñada por Cristina Bolívar— que nos provoca multitud de sensaciones al unísono de la música electrónica, a veces, y con rasgos populares, otras, a través de las que Clara Aguilar derrocha enormes cantidades de ritmos y matices tan repetitivos como hipnóticos; una simbiosis perfecta a la hora de recrear un mundo mágico en el que nos sumergimos sin darnos cuenta. 

Dique y su compenetración en una cultura —la gallega— resplandecen como un faro en plena noche; noche que se funde con el tiempo y su naturaleza, y que se plasma en forma de danza y sonido, construcción visual y sonora repleta de ecos: de la danza tradicional gallega —cómo nos recuerdan en ocasiones los pasos de las bailarinas a los de la tradicional muñeira, o su manejo de las panderetas—, o de los gritos de unas mujeres que poblaron y aún pueblan la geografía gallega. Mujeres con sus cestos encima de sus cabezas en las que aún llevan la ropa a casa desde el lavadero, o la comida a los que trabajan en el campo. 

Todo ello se nos aviene en un relato sin parangón, por lo original que se nos presenta; luminoso por el devenir de unos colores que van desde el magenta y sus múltiples tonalidades, al azul celeste tan presente en Galiza, terra de meigas, que esta vez se han transformado en mujeres de carne y hueso, pues son ellas las únicas que conforman este espectáculo y crean un conxuro de ritos y leyendas. Ritos y leyendas con un lenguaje actual y atrevido, símbolo de la modernidad de una tierra donde dicen que se halla el fin del mundo. 

El elenco de las bailarinas está formado por: Alba Vázquez, Carmen Cebrián, Alba Cotelo, Estefanía Gómez, Alicia López, Laura Santamariña. María de Vicente y Lúa Cárdenas. 

Ángel Silvelo Gabriel.

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