martes, 27 de abril de 2010

ÁNGEL SILVELO GANA EL 2º PREMIO DE LA IX EDICIÓN DEL PREMIO NACIONAL DE RELATOS CORTOS MUJERES PROGRESISTAS DE BADAJOZ 2010


Pues eso, que me acaban de llamar para decirme que he tenido la suerte de obtener el 2º Premio que en su Novena Edición convoca la Asociación de Mujeres Progresistas de Badajoz, y que se acaba de fallar hoy día 27 de abril de 2010 durante las XI Jornadas "Mujer y Sociedad", por el relato corto titulado "A través de su miradas", que narra los desvelos de una madre, que además de componer poesías y hacer de cuenta cuentos para su hijos cada noche, lucha por imponerse a las maquinitas de marcianitos que cada día más la distancian de sus hijos.
Los mejores relatos serán publicados por la Diputación Provincial de Badajoz.
Aquí os dejo el inicio del cuento.
Una vez más, el timbre de su voz consiguió transmitirles la magia del sueño a sus dos hijos. De entre todos sus avatares diarios, su tarea predilecta era la de cuenta-cuentos. Sus hijos, un libro y su voz, para ella no había combinación más perfecta y armoniosa. Atravesó la puerta con el mayor de los sigilos posible, porque no quería que se rompiera este mágico momento. Cuando se vio sola en el salón, pensó que ahora le tocaba disfrutar de un poco de tiempo para sí misma. Se acercó al escritorio, pero no tuvo fuerzas para abrirlo. Necesitaba relajarse un poco más antes de abrir el cuaderno y leer lo que había escrito el día anterior. Si les hubiese leído alguna de sus poesías a los niños, ahora le resultaría más fácil saltar el espacio que existía en su mente entre realidad y ficción. Cuando ellos le decían lo que pensaban de sus poemas, o simplemente, cuando surgía la magia a través de sus miradas, le resultaba más fácil saltar esa barrera. A veces sus miradas, tenían el poder de adueñarse de sus pensamientos y llevarla a un lugar íntimo. Un lugar, que ella se empeñaba en buscarlo en la poesía. Pero sus hijos, cada vez más, se dejaban seducir por las máquinas que su padre les compraba cuando había algo que celebrar, y ella poco a poco veía como perdía terreno respecto de unos personajes inanimados, que ni tan siquiera eran tan reales como los personajes de sus composiciones poéticas. Ella les plantaba cara con todas sus fuerzas a estos extraños competidores, pero había veces que se sentía derrotada y no era capaz de esgrimir argumentos suficientemente válidos para convencer la frágil voluntad de sus hijos.

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