martes, 12 de octubre de 2010

UN PROFETA: CINE NEGRO FRANCÉS DE ALTO VOLTAJE


Rousseau dijo que "el hombre es bueno por naturaleza" y Hobbes nos advirtió que "el hombre es un lobo para el hombre", y aunque parezca una contradicción, en esta ocasión ambas definiciones cuadran a la perfección con el comportamiento del protagonista Malik el Djebena, interpretado por Tahar Rahim. En las primeras imágenes del film, somos testigos de la entrevista previa a su ingreso en la cárcel, y como un papel en blanco, el funcionario de prisiones trata de buscar un arraigo o un ancla donde situarlo, pero él niega una y otra vez. Sin familia, sin amigos, analfabeto y sin nadie a quien acudir Malik ingresa en la cárcel limpio tanto de bondad como de maldad, y es la epopeya que le llevará hasta su salida de la misma, la que su director Jacques Audiard nos retrata con gran precisión, dotándola de un realismo cruel y sin tapujos, dejando al descubierto la naturaleza humana sin más.


Descarnada, brutal, directa y llena de imágenes impactantes, éste es el lenguaje visual que Audiard nos propone en su acercamiento al mundo carcelario francés, muy próximo al cine negro de toda la vida, pero al que él proporciona el matiz de la actualidad y la lucha social de las culturas y las religiones. La limpieza de las imágenes que nos propone en el devenir de la vida carcelaria, nos acercan aún más la lucha por la supervivencia dentro de una institución, que para los que estamos fuera, pensamos que es un lugar donde se reconducen las conductas antisociales de quienes las habitan, pero Audiard parece decirnos bien a las claras que sin duda estamos en un gran error. Además, Audiard tiene la habilidad de dotar a la película de imágenes cargadas de lo que podríamos denominar un realismo mágico, que nutren a su historia de esa parte tan necesaria en el ser humano como son los sueños, aunque a veces se conviertan en pesadillas.


El reto intepretativo al que se enfrenta Tahar Rahim es sencillamente inmenso, y lo más sorprendente es que sale indemne de él, pues logra adaptarse muy bien a la piel de su profeta, dejándonos atónitos en el camino que nos lleva desde su inicial inocencia a su gansterismo final; pero no está sólo en este duelo por el poder y la supervivencias, pues Niels Arestrup en su papel de mafioso corso (César Luciani) y con una aparante frialdad y sencillez le presenta batalla.


Un Profeta es una singular muestra de cine negro, en esta caso francés, pero eso es lo que menos importa, pues se trata de una película de alto voltaje que no deja indiferente, y que nos avisa del poder del entorno sobre el individuo.

No hay comentarios: