El título de la novela, Al pie de la escalera, simboliza el arranque en la vida fuera de la familia de su protagonista, Tassie Keltjin, y que encaja a la perfección, con la representación de la nueva América nacida de un país que necesita denodadamente reencontrarse tras los atentados del 11-S.
Nada es casual en la suave superficie de la vida de los personajes que ha creado Lorrie Moore en su última novela después de once años de silencio, en donde los personajes femeninos aparecen perfectamente delineados y nos resultan más amables (aunque se encierren dentro de un frasco lleno de histeria) que los masculinos, siempre alentadores de aquello que nos resulta más feo y oscuro en nuestras vidas.
Moore nos propone un viaje hacia el interior de las perdidas almas norteamericanas a través de la joven Tassie, cuando una vez instalada en la Universidad de Troy, decide buscar un trabajo de niñera con el que sacarse un dinero extra. La mirada de la joven, le servirá a Moore para mostrarnos diferentes estados mentales y sociales de una sociedad a la par hipócrita y perdida.
Lo que comienza con un drama en la adopción por parte del matrimonio formado por Sara y Edward Brink, nos llevará, no sin esfuerzo (tanto narrativo como de acción) desde el tema del mercado sin escrúpulos en el que se ha convertido la adopción de niños, hasta el siempre sensible y lleno de prejuicios tema del racismo, un cisma que todavía existe en la sociedad estadounidense, por mucho que su máximo mandatario sea negro. Hecho éste, que sale perfecta e inteligentemente (aquí Moore hace un gran ejercicio de estilismo narrativo) reflejado por las conversaciones que la propia Tassie escucha desde la buhardilla en la que cuida a los hijos del grupo de reunión que la propia Sara Brink ha creado para defender e identificarse con la adopción de una niña negra.
Sin embargo, el talón de Aquiles de esta extensa narración, se haya en la dipersión que Moore nos infringe de vez en cuando, dilatando la acción (que no la calidad de la novela) con interminables a la vez que exahustivas pero anodinas recreaciones culinarias, campestres o macrobióticas, lo que unido a un incomprensible punto muerto con el que da por finalizadas algunas de las tramas de la novela (véase por ejemplo la relación de Tassie con los Brink), dejan en mal lugar a un trabajo ambicioso, inteligente y de gran calidad técnica, poética y narrativa, que de no ser por lo anteriormente comentado (parece que todo gran escritor joven norteamericano debe desenvolverse en las grandes extensiones a la hora de dar el salto definitivo en su carrera), estaríamos ante una de las grandes novelas de los últimos tiempos. Lo que no deja de sorprender, pues nos encontramos ante una excelente narradora y cuentista (quizá la más importante de su generación), pero que en este caso no ha logrado conjugar los momentos memorables que existen en la novela, como es por ejemplo su parte final, donde se nos narra la muerte y destrucción de la inocencia de la propia Tassie, y cuyo ejemplo más álgido (que no el único) es la visita que hace en solitario al restaurante de su antigua jefa donde de una forma sencilla y magistral, nos describe el paso a la edad adulta de Tassie.
Al pie de la escalera tiene todos los ingredientes para llegar a ser una gran novela (incluso un final que sorprende), pero flaquea en las largas descripciones que por muy bien escritas que estén, no llegan a enganchar con una narración que posee todos los elementos de la gran literatura.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel
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