La Historia de la Literatura se muestra pertinaz en su anecdotario, repitiéndose una y otra vez en lo que denominamos errores o fracasos literarios. Esto es lo que ha ocurrido con la primera novela de Catherine O'Flynn, rechazada por más de veinte editoriales antes de ver la luz, y que gracias a la insistencia de su autora, hoy podemos disfrutar de lo que sin duda es un prometedor punto de partida. Una vez superado el escollo inicial, Lo que perdimos ha cosechado innumerables premios como por ejemplo: el Costa Award, el Galaxy British Book Award, el Jef Group Award, etc.
¿Qué sentido encierra el título en la obra? Lo que perdimos es la ausencia de una parte de los binomios en los personajes de la novela; en la niña detective (Kate) de su padre, en la dependienta de la tienda de discos (Lisa) de su hermano Adrian, en el vigilante jurado (Kurt) de su esposa. Lo que convierte a la novela, en una búsqueda de aquello que perdimos en la intemperie de los sentimientos, o en la dura y cruel soledad diaria.
La estructura de Lo que perdimos se desarrolla en cuatro partes. En la primera se cuenta la historia de Kate Meaney, una niña que sueña y juega a ser detective, y que está relatado como un cuento o relato para niños, pero sin ser ellos sus destinatarios. Aquí hay aventura, inocencia e ilusión. La segunda parte desarrolla las vidas de Kurt y Lisa, ambos con su propia pérdida sobre sus grises y anodinas vidas, una sombra demasiado larga y que está relatada en un tono existencialista sincero, auténtico y real, con grandes descripciones de los sentimientos y experiencias vitales de los personajes, sin duda lo mejor de la novela. En las dos partes restantes, la autora intenta cerrar todos los círculos abiertos en el desarrollo narrativo de la intrahistoria de la novela, y aunque los cierra hasta en la última línea de la obra y nos deja pruebas de todo lo que hasta entonces ha sucedido, no llegan a ser tan convincentes como las dos partes anteriores, pues una vez más en la literatura contemporánea, nos muestran una historia de ¿fantasmas? para resolver la existencia de unos personajes que en sí mismos ya lo son.
Este matiz del más allá, es algo que por ejemplo emplea Murakami en lo que él llama su viaje o el traspaso al otro lado, y que en su caso y en el de O'Flynn son muestras muy significativas de la creación de un nuevo sentido trascendente de la muerte, en una sociedad que cada vez más explora e intenta dar respuestas alternativas a la propuesta religiosa de la cultura católica occidental.
Pero si no nombrásemos al centro comercial Green Oaks, de Birmingham (un personaje más de la novela) no estaríamos abordando con rigor este comentario. El centro se erige como el lugar donde se reúnen todas las personas de una comunidad (la ciudad de Birmingham) y que sin duda, como he leído en algún comentario sobre esta novela, los centros comerciales representan las actuales catedrales de la humanidad en el mundo civilizado. A esta afirmación, se le pueden añadir todos los matices que cada uno quiera, pero en sí misma es una comparación muy acertada.
Lo que perdimos, es una primera novela muy notable, de ahí que no nos extraña los premios que ha cosechado, y que sin duda nos da a conocer a una nueva voz, la de Catherine O'Flynn, a la que no nos queda si no felicitar.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel
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