La estética y conceptualidad del cine indie americano está de moda. Poco a poco se nos van colando en la cartelera películas que nos sorprenden por ser de donde viene, pero que no hacen sino demostrarnos que algo está surgiendo, cada vez con más fuerza, en la contradictoria industria del primer productor del cine mundial, y así, se cuelan en la cartelera (para nuestro deleite), películas como Juno, Historia de un beso a medianoche, Pequeña Miss Sunshine, y ahora la deliciosa 500 días juntos.
La película comienza con la advertencia nada original de: esta es una historia de chico encuentra chica, pero ahí acaba su similitud con la típica comedia romática hollywoodiense, a no ser por ese afán que mueve a parte de los seres humanos de encontrar el amor, o ese amor que sea para toda la vida, en el que algunas personas consumen parte de su existencia y a veces genialidad.
Una parte de la originalidad del guión de Scott Neustadter y Michael H. Weber, viene por ese vaivén continuo entre las diferentes etapas por la que atraviesa la relación, lo que nos presenta a la misma, como un juego de flash-back entre las primeras intenciones, la separación, el enamoramiento, la soledad o la primera noche juntos. Todo ello, bajo una cuidada ¿estética pop? ensalzada sin lugar a dudas por una magnífica banda sonora, que pasa por los Smith, The Clash o Hal & Oates, sonidos muy representativos de una generación, pero sobre todo atemporales como representantes de lo mejor de la música pop de todos los tiempos.
La química en Tom (Joseph Gordon-Levitt) y Summer (Zooey Deschanel) no parece gratuita, pues ya han protagonizado otra cinta de cine independiente, y el juego de miradas entre ambos demuestra una complicidad para nada fingida. En este caso, los roles en el juego del amor se cambian y Summer representa el típico hombre incrédulo que no cree en el amor aunque esté inmerso en él, y a Tom le corresponde el papel de la dulce mujer enamoradiza que cree en el AMOR con mayúsculas y que va en su búsqueda sin miedo a equivocarse. En una de las escenas de la película él sale dando un portazo del apartamento de ella preguntándole ¿qué no somos una pareja? algo bastante plausible si se sigue el curso de la narración. Pero ese es el juego entre Tom y Summer, de amor y desamor, o de lo que algunos prefieren denominar amistad cuando no lo es. Y como dice mi chica: no hay pena que mate.
Otro matiz a reseñar, es sin duda, la magnífica cualidad de la película, de querer mostranos la ciudad de Los Ángeles, alejada de las playas y Melrose Place, etc, algo que ya ocurría en Historia de un beso a medianoche y que es un fiel reflejo del cuidado de los guionistas y su director Marc Webb de filmar imágenes y lugares más auténticos y reales.
Recomendable película para pasar un buen rato en el cien. Quizá, 500 días juntos sea la película indie del año.
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