lunes, 23 de noviembre de 2009

THOMAS MANN: MARIO Y EL MAGO



La relación entre este gran escritor alemán y las narraciones cortas, ya viene puesta de manifiesto en una de sus obras maestras, Muerte en Venecia, pero en este caso, voy a comentar la edición que para NH Hoteles se hizo de su Mario y el mago, y Sangre de Welsas.

El primero de los relatos, Mario y el mago, bien podría ser calificado como de novela corta más que de relato corto en cuanto a su extensión. Pero no sólo este matiz, hace de ella una magnífica narración, y en la que una vez más, Thomas Mann intenta diseccionar a la sociedad centroeuropea de principios del siglo XX en ese difícil y tormentoso período que divide a las dos Guerras Mundiales. En este caso, el escritor alemán, basa su historia en las vacaciones que una familia extranjera pasa en la villa italiana de Torre di Venere. Una vez allí, el narrador nos presentará bajo la excusa de acontecimientos cotidianos, como la expulsión de dicha familia del hotel donde se hospedan por culpa de una pasada tosferina ya repuesta, la radiografía del ambiente que en aquella época se va respirando en una sociedad italiana inundada por el fascismo y un nacionalismo exacervado.

La historia de Mario y el mago, fue escrita por Thomas Mann poco después de recibir el Premio Nobel, y la misma, se divide claramente en dos partes. Una primera, en la que se nos muestra el ambiente encorsetado de la sociedad de la villa italiana; y una segunda, que se apoya exclusivamente en la actuación que el mago Cipolla realiza en el pueblo. El mago, es un personaje caprichoso, enigmático y cruel, que cabe asociar con la figura de Mussolini.

La actuación del mago Cipolla, se va desarrollando en un clima de misterio y manipulación, en el que los distintos espectadores, y sus participaciones en el espectáculo, van conformando el retrato de un pueblo sumido ante el poder inmanente del jorobado mago, que desembocará en un trágico final.

El relato está escrito con un sentido lento del ritmo, pero para nada carente de interés, en donde el genio del autor alcanza dotes de maestría, al dirigir al lector al punto donde él quiere que éste llegue.

Por otra parte, Sangre de Welsas, si tiene la estructura de un relato corto. En él, se nos presenta un tema recurrente en la obra de Mann, que no es otro, que la decadencia de la burguesía. Aquí, en una sola jornada, la familia del señor Aarenhold queda magistralmente retratada en unos pequeños retazos, entre los que destacamos el desprecio de los hijos por los padres y los privilegios que éstos han consentido darles, sin que sus hijos sepan ver en ellos más que unas personas faltas de cultura y modales; y que en la segunda parte del relato, se centrarán en la relación entre los hermanos mellizos Sieglinde y Sigmundo, éste último, claro reflejo del artista caprichoso y para nada comprometido, que busca a través de la belleza aquello que no es capaz de encontrar en su anodina y cómoda existencia.

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