Ventanas sin fondo recogen a mis
huérfanos oídos. Las fotografías del verano todavía se preguntan qué ocurrió el
día que te fuiste. ¿A qué saben los deseos? Reflejos rotos que nadie sabe a
dónde han ido a parar. Los exploradores de sentimientos no encuentran tu
rastro. Las vallas que han sido destruidas abren sendas hacia lo desconocido.
Teléfonos que no suenan y palabras que no se oyen. Tus recuerdos me arrastran
hacia ventanas sin fondo. Caigo, caigo y caigo, mientras siento que tú estarás
al final de la caída, en un colchón de rosas amarillas. Flores azules y pájaros
verdes nos acompañan en nuestra despedida. Trazo un sinfín de corazones en el
aire con tu nombre, pero todos se desvanecen entre las nubes y tu recuerdo.
Microrrelato de Ángel Silvelo
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