Un período de vida relatada a través de los libros y una biblioteca. Los libros como dueños de la verdadera vida, la íntima, la auténtica, la que sólo nos pertenece a nosotros; y cobijándola cual guardián de la fortaleza, la imaginación. La imaginación como fuente de sensaciones… de libertad… de nuevos mundos y nuevas vidas… las soñadas. Mary Ann Clark recrea en esta deliciosa nouvelle autobiográfica una parte de su vida a modo de Memorias de sensaciones y recuerdos irreductibles al paso del tiempo; y lo hace construyendo un relato bajo el signo del ritmo poético de los latidos del corazón, ese otro universo que necesitamos para reconstruirnos día a día y seguir viviendo. El final de la Segunda Guerra Mundial, la muerte de sus padres, la de su querido tío Marcel, y esa soledad impuesta por las circunstancias de la vida, la llevarán hasta un lugar en el que un día fue feliz, como sólo se puede serlo en la adolescencia y primera juventud, sobre todo, si estás rodeada de libros: “serás una solitaria siempre, si no dejas los libros algunas horas para salir a jugar con las demás niñas”, le advierte su tío cuando ella era pequeña. La soledad del lector, del escritor, de los creadores; la soledad como línea que divide realidad y ficción y nos transporta al mundo de los sueños.
A lo largo que avanza el relato del libro, y por ende de esta Biblioteca de verano, vemos como los libros en sí mismos desprenden vida, reflejos de vidas que están impresas en las hojas que los conforman unas veces, pero también en otras, a través de las anotaciones que otros han hecho cuando los leían, y así, la vida se prolonga indefinidamente sin necesidad de cerrar el círculo, y la intriga se acrecenta hasta un desenlace que se convierte en una puerta abierta por la que transitar de nuevo. Y la sabiduría que nos proporciona también, pues no sólo se nos cuenta la vida de la protagonista y su familia, sino que también hay un espacio, un gran espacio para la literatura y sus autores, Paul Valéry, John Milton, Daniel Defoe, William Hazlitt… e incluso para el amor; sentimiento universal que mueve el mundo, y junto a los libros, son dueños de la vida verdadera.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.
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