lunes, 17 de junio de 2013

THE NOISES EN LA SALA EL SOL DE MADRID: LA NECESIDAD DE SENTIRSE MÚSICOS

The Noises salieron al escenario con la necesidad de sentirse músicos, como si no lo fueran ya, pero las dudas inherentes al ser humano a veces tienen esa faceta de poner en duda lo obvio. Sin embargo, lo que hay que decir en primer lugar es que nadie se dio cuenta de ese detalle, hasta que al final del concierto (antes del bis) Fran Gómez, cantante del grupo, hiciera tal confesión, porque si de algo hicieron gala The Noises en el escenario fue de una explosión de fuerza, ritmo y vivacidad que se mueve a medio camino entre el pop-rock que, en ocasiones, acaricia al rock’n’roll con tintes rockanroleros de los ochenta. Y así quedó plasmado en su actuación en la Sala el Sol, que tuvo una buena entrada. La presentación de las nuevas canciones de Rapto fue la excusa, pero sólo fue eso, una excusa que el grupo madrileño aprovechó para presentarnos temas de lo que será su nuevo disco (hasta el número de cuatro), y que según nos contó Fran, grabarán en octubre o noviembre del presente año, por lo que fuimos testigos del nuevo sonido de The Noises. El nuevo concepto musical del grupo ha variado sensiblemente respecto del que hasta ahora conocíamos, pues las nuevas canciones transmiten un sonido más maduro y oscuro, donde los teclados tienen mayor protagonismo y las letras tienen ese matiz de denuncia de los que los nuevos discos del indie español se están nutriendo, en consonancia con los tiempos que nos están tocando vivir.
En cuanto al concierto en sí, The Noises arrancaron como la mayor de las olas del Pacífico, sólo apta para los más expertos windsurfistas, pues desplegaron todo un arsenal de energía con canciones como Rara avis (que sirvió de apertura), 1984, Mandanga y Equilibrios, en las que la conexión con el público fue total, y que a buen seguro, les hizo disipar las dudas que en algún momento hayan podido tener acerca de su carrera musical. A partir de ahí, atacaron los cuatros temas nuevos de la noche (no incluidos en Rapto): Sideral, Chusa, Antártida y Caza. Aquí el ritmo bajó, pero no así la intensidad de una música que siempre sonó muy alta, y a la que acompañó la potente voz de un Fran plenamente entregado tanto en su faceta de cantante como de frontman y perfecto maestro de ceremonias. Chusa fue dedica al Sr. Rubi y Antártida fue la primera canción en calma de la noche, que dio paso a uno de los mejores temas, Caza: “sígueme, seguiré…”  que conectó muy bien con sus seguidores a pesar de no haberla escuchado antes. Control fue el regreso a su primer trabajo “Bellavista” muy en la línea del rock argentino de los ochenta que desembarcó en la movida madrileña y que les sirvió a The Noises para argumentar su incandescencia sonora de alto voltaje. Rey dragón fue la primera incursión den el nuevo EP llamado Rapto, en la que el grupo aprovechó para dar las gracias a Sergio (anterior bajo del grupo que hasta subió al escenario) y de paso al resto del grupo. ¿Nos ayudáis con unas palmaditas? Nos pregunta Fran que, en un golpe de éxtasis interpretativo llega hasta nuestros pies (justo hasta donde le da el cable del micrófono) y rodilla en tierra pulsa el ritmo de la sala. Una demostración de furia y energía que dio paso a otro de los grandes momentos de la noche con Rapto, donde la vuelta a los teclados envolventes realzan sin duda mucho más el sonido de The Noises, y en la que Fran aprovechó para dar las gracias a las personas que trabajan junto a ellos (Mónica Caballero, Kike del Toro, etc) y entonar un mea culpa por los malos momentos “tontos” por los que han pasado.
Shake es el inicio del bis con Fran presentándose con una máscara de calavera en la cara; una magnífica tarjeta de presentación que desembocó en La ciudad es tuya, otra gran canción, al grito de: “a todos nos gustan las putas canciones intensas” que nos llevó hasta Colmillos con una introducción muy extraterrestre que puebla el escenario de una niebla a la que le sigue el sonido más oscuro e introspectivo de The Noises; un magnífico broche para una actuación vital y enérgica como pocas: pura dinamita.
 
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.

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