Da igual la disciplina del arte a la que nos refiramos, pero es un denominador común de todas ellas, el que los artistas noveles que inician su carrera intenten decirlo todo en su primer disco, libro o exposición fotográfica o pictórica, por ejemplo. Ese ansia incontrolada de decir, mostrar y dejarse ver desnudo/a ante los demás, en no pocas ocasiones se convierte en un turbio velo que no nos deja apreciar al verdadero artista que hay detrás. Este matiz es quizá el mayor debe del primer disco de Nya de la Rubia que bajo la producción de Paco Ortega se lanza al
difícil arte de la fusión de estilos. En estas diez canciones tenemos un poco
de todo, pop, flamenco, blues, hip hop, rap, e incluso destellos de auténtico duende
que no roneo. En este sentido, Miel de
luna es la mejor canción del disco, porque en ella asistimos a la caída del
telón que en otras canciones nos entorpece la visión de la artista que se encuentra
detrás de esta joven artista sevillana afincada en Madrid. Aquí sí asistimos a los
mejores versos del disco, y a un registro de voz que esta vez sí, nos camela,
pues juega sin pudor a enamorarnos con la autenticidad de una guitarra española
que te derrumba por lo majestuosa que se presenta, sin que desmerezcan nada las
bases pre programadas, ni a las frases en las que Nya recita y no canta: "ojos de luna llena/ Verde tan intenso/
Ya tu ser, ya tus besos/ Como un sol ardiendo/ Me encandilas y encaminas...
Luna llena de mujer/ Vuelvo a yo a nacer..." puro blues intenso y directo.
Esta perfecta fusión de estilos sigue por la mejor de las sendas en la canción
que cierra el disco, Y ya lo ves,
pues de nuevo asistimos a la mejor versión de un elegante rap que se abraza
como un amante a la voz dulce y profunda de Nya, porque igual que no
es lo mismo roneo que camelo, tampoco lo es con el falso duende del verdadero, que
todo artista de raíces flamencas tiene y Nya sin duda lo posee: "amanece
un nuevo día/ Y no estás a la vera mía/ Soy mujer pájaro / sin miedo a la deriva/
Sin miedo a caer/ Volar hasta tus sueños.." ¿acaso cabe mayor lirismo?
El resto del disco se apropia de
mil y una forma distintas de interpretar eso que se ha dado en llamar fusión,
en algunos casos del flamenco con el pop, en otros del rap con blues, o el rock
con el hip hop callejero más apegado a la cultura de barrio que, en la vida de Nya,
es el del barrio de Triana en Sevilla, cuna de toreros, artistas flamencos, y sobre
todo, puro sentimiento: ¿quién da más?. En este sentido, Paco Ortega en la
presentación del disco habla de "La Mala" y "El Bicho"
como dos influencias directas en la música de Nya de la Rubia, aunque nosotros
detectamos, en el inicio de alguna de las canciones, sobre todo, ese duende que
te enreda hasta fugarte con él, de las melodías e intenciones de los discos de Chambao
y la voz de Lamari, así ocurre por ejemplo en la canción que abre el disco,
Cojo colocón, que se inicia como una invitación
a visitar un zoco árabe, como otra muestra más de la mezcla de culturas, hasta
que la voz de Nya la rompe en un rap; o en Roneo, que nos vuelve a traer aires del otro lado del Estrecho,
enigmáticos y mágicos, a los que acompañan la pureza de una guitarra española
que junto a la voz de Nya de la Rubia forman lo mejor del
disco, pero que se diluyen en las nuevas fórmulas de ver la fusión en la música.
Quién me va a querer es el primer
single del cd y su nuevo videoclip, quizá por ser la canción que mejor define
el punto medio entre los dos extremos que hemos referenciado, y que se
aproximan al estilo más clásico del flamenco pop explotado por muchos artistas
anteriormente.
Entre flamencos es la muestra de la unión entre el rock y el
flamenco que enseguida deriva en un lamento acompasado de Nya y su potente voz, que
se muestra poderosa cuando se acerca a la versión más flamenca de su música,
una cara de su arte que se muestra como más auténtica, tanto por su sencillez
como por su fuerza directa y sin complejos; o en Rulando el rulo su inicio es clavado a cualquiera de las versiones
de lo que se ha dado en llamar como músicas
del mundo, donde la mezcla de las melodías tradicionales con las bases más
modernas se dan la mano sin pudor alguno, y que acaba en una clásica canción
pop en Callejuelos, digna de una
serie de televisión; o Mucho lirili
de potentes bases rebotadoras que nos dejan ver esa otra versión de Nya
de la Rubia, quizá más cercana a un público más joven y desencantado.
En definitiva, el primer disco
homónimo de Nya de la Rubia es una muestra perfecta del difícil arte de la
fusión de estilos.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.
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