sábado, 24 de enero de 2015

SALA & THE STRANGE SOUNDS, FOTOMATIC: CANCIONES RECONVERTIDAS EN HIMNOS DE LOS REBELDES CON CAUSA


En esa necesidad de regresar a la electrizante música de los setenta por parte de Sala & the Strange Sounds, aparte de ritmo y concepto musical, también se percibe el reto de volver a respirar un aire puro todavía no contaminado por la tecnología. La imagen del grupo con películas fotográficas alrededor de su cuello y sus cabezas, y esa otra de una Photomatique con cortinilla, destilan eso, un aire de otra época —un tiempo en el que ellos todavía no habían nacido y otros rompíamos terrones de tierra en pantalón corto—. Lejos ya de todo aquello, Fotomatic es una colección de canciones que muy bien podrían ser reconvertidas en himnos; himnos de rebeldes con causa, igual que si todavía pudiéramos ser Jimmy y lanzar nuestra Vespa por el acantilado, en una acto descontrolado de nihilismo. Punks o no, setenteros o no, Sala & the Strange Sounds consiguen afianzar su sonido con su nuevo trabajo discográfico, y lo hacen con las premisas que nunca les han traicionado: el ritmo endemoniado, la música directa, entendida esta, como un arma arrojadiza, y letras demoledoras. Los tiempos han cambiado, pero la esencia y propuesta musical de este grupo con base en Madrid, no, y siguen fieles y cercanos al pogo y la música anglosajona de la que casi siempre son deudores, aunque en este caso, ellos primero la parieron allí y luego se la trajeron aquí. Anti reyes de las etiquetas, lo mejor a la hora de escuchar este nuevo Fotomatic es dejarse llevar por ese cúmulo de sensaciones que se buscan y entrecruzan, pues todas ellas pertenecen a nuestro recargado imaginario colectivo, que ya está muy recargado de imágenes y sonidos, y que en el caso de la música de este grupo, seguro que encuentran más de un acomodo.
 

Fotomatic es la canción que abre este cd y que de una forma libre camina por los adoquines de la vieja London. Sonidos electrizantes para empezar que, entre riffs entrecortados avanza de una forma decidida a esa otra cacofonía del mar y sus gaviotas; un magnífico inicio. Take it es la continuación de este grito de guerra. Este tomarlo es toda una declaración de intenciones del grupo, acorralado en unas contundentes guitarras y una gamberra batería, y con un Sala Elassir claramente protagonista con su voz que casi llega al desgarro. Con This old town casi cogemos el caballo al inicio de sus primeras notas que, sin embargo, enseguida deviene en ritmos aptos para el pogo más desenfrenado. Fiesta, fiesta, parecen reivindicar Sala & the Strange Sounds de una forma definitiva: ¡arriba, arriba! Y sin miedo a atravesar los límites, así empieza Now that we know en la que por momentos parece que volvemos a The Beatles cruzando el famoso paso de cebra de Abbey Road. Aquí Sala suministra grandes dosis de adrenalina al resto del grupo, que consigue avanzar junto a su voz, por la senda de los ritmos plenos de ritmo, como si se hubiesen subido a una gigantesca ola de notas musicales. Shout se relaja en el tono musical que no en el concepto. Este, grito, busca ser un alarido desesperado de libertad, del que el grupo no se despega en I get fucked; una nueva demostración de la necesidad vital de libertad de los componentes del grupo. Aquí, quizá, nos recuerden un poco más al grupo que eran en It's alive!!: escuetos y puro nervio.
 

What it is to be loved, sin embargo, es la versión más plácida de Sala & the Strange Sounds, pero no por ello, dejan de sonar a lo más auténtico del grupo. Aquí, las notas de esta banda son como ese sol de mediodía que nos pilla a punto de tumbarnos en algún parque de Londres. Esa enérgica sencillez es una de las señas de identidad de este grupo que cabalga firme a la hora de llevar sus riendas musicales, pues siempre parecen decirnos que quieren más, en una hermosa manifestación de inconformismo. Rock & Roll es su particular homenaje a este género musical del que ellos beben de una forma directa, y en el que de nuevo nos demuestran lo bien que les sienta la estridencia reconvertida en pura fibra. Still on my mind, es la canción más conocida del grupo, y que formó parte de la banda sonora de la película Tengo ganas de ti. Esta es una de esas piezas pensadas para recrearnos en las sensaciones placenteras, aunque a veces, estas lleguen después de la autodestrucción. De una forma algo más relajada, Sala & the Stanrge Sounds siguen cumpliendo su función a la hora de expresar su devoción hacia un tipo de música que nunca les va a fallar, y Kali ali es un pequeño gesto de alumbramiento sonoro, acústico, directo y genial. Un disco, este Fotomatic, que se cierra con su celebérrima versión del Yes Sir I can Boogie de Baccara, y con el que han recorrido medio mundo, además de entrar en muchas de las grandes listas musicales del ídem. Versión electrizante, como el grupo, que combina muy bien ese espíritu de fiesta que en muchas ocasiones reivindica el grupo que, en esta ocasión, sin embargo, podríamos tildar como de canciones reconvertidas en himnos de los rebeldes con causa.

  
Ángel Silvelo Gabriel. 

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