La última película del realizador Jason Reitman utiliza el grave problema del desempleo como reclamo para exponer lo que sin duda es una de las características de la sociedad actual, la falta de comunicación entre las personas. Algo que parece querer expresar desde los bellos títulos de crédito, donde unas impactantes imágenes desde el aire, nos muestran la distancia que separan al avión de la tierra firme, como parábola entre la distancia que ha separado al mundo actual entre realidad y ficción.
George Clooney interpreta a un ejecutivo que recorre los EE.UU. despidiendo a los trabajadores de las empresas que contratan a la suya para hacer el trabajo sucio. Un empleo lleno de grandes dosis de psicología aplicada, que la frialdad del personaje que interpreta (Ryan) desempeña a la perfección, con artimañas muy estudiadas, que hacen frente a cualquier situación adversa, e incluso para que el perjudicado vea el despido como una oportunidad, versión ampliamente extendida en las Escuelas de negocios anglosajonas.
Pero Up in the air no va sobre esta parte oscura de la realidad de nuestros días, Jason Reitman ha trabajado en esta ocasión sobre el problema de las relaciones humanas, para lo que se ha servido de la novela homónima de Walter Kirn, escribiendo el guión de la misma, y por el que recientemente ha recibido el Globo de Oro en dicha categoría. A lo que hay que unir, una excelente realización y montaje, cuya máxima expresión es la trepidante acción inicial del film, donde se nos muestra de una forma magistral el ir y venir de los aeropuertos y toda su idiosincrasia en forma de coreografía de movimientos e imágenes (mención especial se merece la forma en que Clooney hace una maleta y lo que mete en ella).
Todo parece que va como quiere Ryan, camino de conseguir su sueño dorado, que no es otro que llegar a una cifra mágica de millas voladas por las que conseguirá la tarjeta de cliente super VIP de la compañía aérea y que tan sólo tienen seis personas antes que él, cuando en primer lugar aparece en escena Alex (Vera Farmiga), una ejecutiva que como él, pasa buena parte de su vida volando, y que su belleza y forma de vida, harán temblar los cimientos sentimentales de Ryan; y en segundo lugar, cuando su jefe le dice que una nueva ejecutiva Natalie (Anna Kendrick) ha implantado un sistema informático en la empresa que ya no hará falta que vuelva a seguir volando, lo que derrumba su sueño por un lado, y su forma de entender el trabajo por otra.
¿Encontrar a la persona adecuada, puede cambiar la filosofía de vida de los solitarios? en el caso de Ryan parece que sí, pues su relación con Alex le va transformando en una persona más cercana, incluso en su trabajo, cuando dentro de la hecatombe del despedidor aparece su lado más humano, herramienta que utilizará también con sus hermanas. Pero cuando todo parece que va tal y como Ryan quiere, la realidad que el distribuye cada mañana en su trabajo, al final le paga a él con la misma moneda, y le deja huérfano de un final feliz. Hecho que queda reflejado en una última frase final, donde nos dice, que si se le quiere buscar, sólo hace falta mirar a las estrellas, pues la punta de una de ellas, es el pico de las alas del avión donde el va viajando.
Up in the air, es una buena película a medio camino entre el melodrama y la comedia, con un George Clooney que borda su papel, y que con una sonrisa maliciosa, se lleva de calle a los espectadores, a lo que contribuyen sus compañeras de reparto con unas más que solventes interpretaciones (cabe resaltar la belleza de Vera Farmiga).
Up in the air, es una candidata clara al Óscar a la mejor película, si no fuera por el furor desenfrenado de las aventuras interestelares de mounstruos y guerreros que tanto gustan al gran público.
¡Ah! como nota final, decir que hacía mucho tiempo que no esperaba una cola tan larga para entrar a ver una película y no veía una sala llena, pues eso, bienvenidos de nuevo al cine.