¿Cuándo empieza la decadencia de una persona? ¿Cuál es el motivo de la misma? ¿Son la soledad y la pobreza las consecuencias que nos llevan al abismo?, y sobre todo, ¿hay algo más significativo que ser vencido por el sol del Mediterráneo? En el fondo, quizá solo seamos una especie de dioses perdidos en un olimpo que no existe salvo en nuestra imaginación. Terca. Inaccesible. Y oscura. La vida y el destino que la engendra, son los elementos básicos que determinan nuestro final. La primera porque se apaga o la apagamos de un zarpazo. Y el segundo porque ejerce de juez, muchas veces, injusto y cruel, pero juez al fin y al cabo de las últimas consecuencias de aquello que nos hacen llegar al final. Vicente Valero, en este ensayo a medio camino entre un libro de viajes y una biografía titulado Experiencia y pobreza, Walter Benjamin en Ibiza, ejerce, con la solemnidad que se merece, de voz universal sobre los últimos días al sol del Mediterráneo del filósofo alemán. Alma perdida la suya que, durante sus dos estancias en la isla, ejerció de muchas cosas, pero sobre todo de caminante, como nos recuerda Valero: «En “Al sol”, Benjamin camina y se detiene una y otra vez para contemplar el paisaje, para coger y comer almendras, para elegir un nuevo sendero, para observar desde lejos los islotes. A un observador tan sagaz como era Benjamin no se le podían escapar algunos detalles muy concretos, detalles que al lector pueden resultarle bastante curiosos. Por ejemplo, el hecho de que la tierra le pareciera que sonaba a hueco». Esa metafórica oquedad fue la que le marcó los últimos años de su vida. Viajero errante o refugiado sin patria, Benjamin da plena vigencia al relato vital que en este ensayo biográfico representa la senda de la vida, en la que disfrutaremos de buenos y grandes momentos, como los que pasaremos tumbados al sol y al lado de las personas que acompañan, pero también de la parte más oscura que nos lleva al silencio. Este viaje no programático del filósofo alemán es un estadío de silencios provocados por ese aislamiento que muchas veces precede a la muerte. No hace falta dejar de estar vivo para no pertenecer al mundo que habitamos, y en este sentido, Benjamin parece retroceder sobre lo andado para no reflexionar sobre su futuro. Aquí es donde surge «el camino como espacio para la revelación y el caminante como especial receptor de la esencia de las cosas». Una esencia que Valero sabe descifrar muy bien, y además, mostrarnos con inteligencia mediante una prosa ordenada, limpia y siempre iluminadora de esos rasgos y detalles que no están al alcance de todos los escritores. Como gran observador que es, nos permite poner sus ojos sobre el último tramo de la vida de Benjamin de una forma abrumadora y esclarecedora a la vez, como si esa parte oscura y silenciosa del ser humano fuese una de las partes de su faceta como escritor, porque, sin duda, este libro es el inicio de lo que vendrá a posteriori en la literatura y la escritura de Valero: la recuperación de las vidas perdidas en un pasado oscuro y anónimo, que en sus palabras se transforma en un elemento más que revelador de esa parte de la historia de la humanidad del siglo XX que ha abordado en sus últimos libros publicados en la editorial Periférica. Y todo ello, desde la isla de Ibiza, que aquí se comporta como un faro universal capaz de iluminar la oscuridad que gobierna el mundo.
Experiencia y pobreza, Walter Benjamin en Ibiza es un extraordinario estudio del escritor alemán a través de la profusa documentación que nos aporta Valero acerca de las personas que conoció y con las que se trató. Este semblante del filósofo está basado en las cartas que envía y recibe, los artículos y relatos que escribe y publica, los recuerdos de su vida e infancia, de su país, de la situación política que le ha tocado vivir, pero sobre todo, de la experiencia vital que le proporciona Ibiza. Todo ello nos lo traslada Valero hasta que conseguimos construir en nuestra mente la figura de un Walter Benjamin perdido dentro de sí mismo y alejado de un mundo que cada vez más no es el suyo, aunque todavía tardara un tiempo en darse cuenta de ello. Justo hasta la noche del 26 de septiembre de 1940 en la que se quitó la vida. En todo este minucioso y pormenorizado estudio de las dos estancias de Benjamin en Ibiza a lo largo de los años 1932 y 1933, donde la isla todavía era un paradigma del primitivismo cultural y etnológico hay, si cabe, una última jugada maestra de Valero, que no es otra que la magnífica cláusula de cierre de esta historia donde da carpetazo a la vida de todos aquellos que acompañaron a Walter Bernjamin en Ibiza, porque de algún modo nos ayuda también a cerrar la del propio protagonista de este ensayo biográfico, dado que representan la luz que el paso del tiempo derrama sobre nuestras vidas como si fuera un relámpago justiciero y a la vez iluminador de un futuro que ya no es, porque con el paso de los días solo se convirtió en pasado. Un pasado que ya no mueve montañas pero sí conciencias, las de todos aquellos que se acerquen a este magnífico trabajo de Vicente Valero; una extraordinaria oda a los últimos días al sol del Mediterráneo del filósofo alemán Walter Benjamin.
Ángel Silvelo Gabriel.