jueves, 23 de diciembre de 2010

TRON LEGACY: UNA ODISEA DE OPACOS TRANSPARENTES


Las imágenes iniciales del film, nos recuerdan más a una película de acción que a una historia de ciencia ficción. Una realidad que sin darnos cuenta, se convierte en una pura fantasía de colores y líneas fosforescentes sobre un fondo oscuro, casi negro. Sin duda, al margen de las secuencias de peleas y rebotes que se producen a lo largo de la narración de esta odisea de opacos transparentes, lo que más llama la atención de esta secuela de Tron (1982) es la magnificencia de sus decorados, con ciudades envueltas en nubes y ascensores y plataformas que suben y bajan, por no hablar de la mansión de Kevin Flynn (Jeff Bridges) donde toda ella es puro diseño zen.
Pero ¿qué es Tron Legacy? pues en el fondo, esta película futurista no es sino una historia de aventuras dirigida a un público juvenil, que contiene todos los ingredientes clásicos del género. Aquí, el protagonista, Sam Flynn (Garret Hedlund) va en busca del padre perdido (Jeff Bridges), y en el camino, se encontrará con la chica de la película, que en este caso, no es otra que una guapa de ojos profundos Quorra (Olivia Wilde). En ese afán de búsqueda se suceden las clásicas escenas de acción y peligro que toda buena película de acción debe contar, y que en Tron Legacy se desarrollan en el más puro mundo digital, con efectos especiales de todo tipo, claramente dirigidos a impresionar a un nada fácilmente impresionable público juvenil harto de consumir videojuegos en tres dimensiones.
De ahí, que más allá de resaltar el escasamente original impulso narrativo que atesora la película, sí cabe sin embargo, hacer mención a ese homenaje a películas como La Guerra de las Galaxias y sus naves suspendidas avanzando por el espacio, que visualmente nos producen una sensación de tranquilidad y que sirven de reposo en la búsqueda de la salvación, pues la misión de Garret no va a ser otra que la de sacar a su padre Jeff Bridges del juego que el mismo ha creado, como reflejo de la maldición del creador devorado por su propia creación. En este sentido, el bien y el mal, y el ying y el yang, vienen reflejados en la dualidad del personaje que interpreta Bridges que también en esta ocasión retoma la interpretación de los años ochenta en su doble cara: Kevin / Clu, su álter ego juvenil y rebelde que se opone a que el bueno de Kevin abandone el universo del juego en el que se hallan inmersos.
Y por otro lado, hay que destacar la magnífica música del film, que corre a cargo del grupo Daft Punk, y que consigue inundar de grandes dosis de buena música electrónica muchos momentos de la película, y que alcanza su zénit, en las secuencias del club donde se produce uno de los enfrentamientos de buenos y malos, y en el que los pinchadiscos son unas réplica robotizada de los primeros Kraftwerk.
En definitiva, Tron Legacy viene a cubrir en estas Navidades, las expectativas de un público juvenil que abarca desde los 8 ó 9 años en adelante, y que a pesar de que no sean conscientes de ello, el mensaje al que se verán expuestos, no se diferencia mucho del que ya contenía Indiana Jones, pero esta vez, la odisea se presenta envuelta en opacos transparentes.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

AN EDUCATION: UNAHISTORIA DE DOS MENTIRAS


La narración de este clásico drama romántico, que a lo lejos puede parecer una versión de la celebérrima Lolita de Nabokov (aunque nada más lejos de la realidad), se desarrolla en la Inglaterra de 1961, y que según Philip Larkin (tal y como se recoge en la contraportada de la novela Chesil Beach de Ian McEwan): "1962 es un año antes, por tanto 1961 sería dos años antes, de que en Inglaterra se empezase a follar, cuando El amante de Lady Chatterley aún estaba prohibido y no había aparecido el primer LP de los Beatles..." Lo que nos sitúa en los estertores de la época imperialista, donde a la vez que nos vamos adentrando en la época de la revolución social de los sesenta, todavía existe un cierto miedo a deshacerse de los pilares que hasta entonces regían los modos y costumbres, lo que reflejan a la perfección los padres de la joven Jenny.


Su directora, Lone Scherfing (Italiano para Principiantes) nos propone una visión altamente estética y suave de las aristas que existen en la relación de una jovencita de apenas diecisiete años, y a la que Carey Mulligan da pie con sobrada solvencia, y un joven de treinta y cinco, encarnado por Peter Sarsgaard, un buscavidas y mejor encantador de serpientes, que logra engañar a una inteligente jovencita ávida de experiencias vitales que la lleven más allá de su próximo ingreso en Oxford o de los conciertos de música clásica para aficionados del colegio. Porque An Educacion es una historia que se forja con dos mentiras, por un lado, la de una sociedad temerosa de sí misma que todavía no ha terminado de romper las fuertes ataduras que la unen a un poderoso pasado, y por otra, la de la historia de amor que a fuerza de no ser nada convencional, acaba rompiéndose por uno de sus débiles flancos.


Carrey Mulligan recibió un premio BAFTA por esta interpretación, de la que cabe decir, que gracias a ella, el frágil discurso narrativo de la película, se eleva ante cada aparición en la pantalla de la joven Mulligan que constata unas dotes interpretativas más que notables, logrando sacar a su personaje de cualquier estereotipo de anteriores jovencitas enamoradas de hombres más mayores, pues su inteligencia aderezada con unas gotitas de ingenuidad y frescura, nos logran convencer de aquello que estamos viendo.

La cuidada estética con la que Lone Scherfing viste a esta película de encargo, no nos puede hacer obviar, que si bien An Education es un intento más que digno de reflejar una sociedad inglesa que en los inicios de los años sesenta se debate entre la timorata apertura del pasado y la bienvenida a otra forma de vida, no acaba de dejar tras de sí una estela de embrujo o una sensación de empatía con la historia que nos cuenta, a pesar de contar con el gran pilar interpretativo de una gran Carrey Mulligan.

viernes, 17 de diciembre de 2010

ÁNGEL SILVELO FINALISTA DEL III CONCURSO DE MICRORRELATOS ABOGADOS.ES DEL MES DE DICIEMBRE


Esta vez he sido seleccionado con un micro diferente, más poético y generador de imágenes que espero sean de vuestro agrado, y cuando aún no se han resuelto el del mes de noviembre, otra vez estamos metidos en el lío. La verdad, ya no sé que palo tocar para inventar una micro historia atractiva para el jurado. ¡Ah!, se me
olvidaba que esa es la verdadera razón por la que existe el poder de la fabulación, entonces perdón.
Aquí os dejo el micro:

LA PENA
Las campanas vuelan por el aire, y su sonido se convierte en tu recuerdo. Los ecos de mi memoria van hacia ti como mi sombra se abalanza sobre las columnas de los soportales camino del Juzgado. En la soledad que me acompaña, mientras atravieso la ciudad con tu corazón envuelto en papel de plata, las voces se escriben y las letras ya no se oyen. Lucho contra el vencimiento de mi derrota, pero sólo encuentro cartas que no existen y mensajes que no se leen. Sí, la distancia entre nosotros fue dinamitada, y ahora los colores nos delatan, yo soy el rojo y tú el mandarina. Cómo le explico ahora mi pena a la jueza, cuando ayer le prometí que hoy ya te habría abandonado. Cómo le digo que mientras llego a su despacho, sólo pienso en mi dulce abogada defensora, cuando anoche me preguntaste ¿a qué saben los deseos?

jueves, 16 de diciembre de 2010

ÁNGEL SILVELO GANA EL PRIMER PREMIO DE LA 14ª CONVOCATORIA DE LOS PREMIOS ARTÍSTICOS Y LITERARIOS DE LA SUBSECRETARÍA DE DEFENSA


Ayer cuando regresaba a casa en el Metro después de la comida navideña del trabajo, recibí la llamada de la Secretaria del Premio para comunicarme que había sido el afortunado este año con el primer premio. Este galardón, además de para darme ánimos y fortaleza a la hora de mantener el discurso narrativo que he retomado hace poco más de un año, me ha servido para compartir con mis compañeros la lectura y las múltiples interpretaciones que ha dado el relato, y así, cerrar el mágico círculo que componen, el creador, la obra y el lector, lo que sin duda da sentido a la escritura y al que escribe.

Este aprendiz de escritor que soy expresa desde esta pequeña ventana que tengo abierta al mundo mi gratitud a todos aquellos que me han apoyado y a aquellos otros que han disfrutado con la lectura del cuento.

Aunque remota, cabe la posibilidad que lo publiquen en la Revista Defensa, ojalá sea así. Aquí os dejo el inicio del mismo:

ADRIÁN SÓLO TENÍA DIECISÉIS AÑOS
Algo sigue roto dentro de mí. Hay grietas que nunca se tapan y que permanecen en un lugar donde no somos capaces de encontrarlas, pero hay veces que las grietas se agrandan y que llegan a donde hacen más daño. Ellas conocen el camino y no les cuesta llegar.

Hay una noticia que busco desde hace días, la busco a solas, porque no quiero que los demás me vean desnudo, lleno de heridas. Es una confirmación más que una esperanza. Hoy es viernes, veintisiete de febrero de dos mil nueve. Por fin la encuentro…

No por ser una noticia esperada me siento más aliviado, todo lo contrario, abro el cajón de mi mesa y busco entre mis papeles personales. Encuentro lo que busco, una carpeta de gomas azul con el nombre de Literaria. No me cuesta mucho dar con ello, es el conjunto de folios más amarillento. Mis grietas se abren con facilidad y encuentran el lugar adecuado mientras leo lo que allí está escrito. Una lágrima cae de mi mejilla y se posa sobre el folio seco y desteñido, maloliente como los trágicos recuerdos...

Adrián y yo teníamos una gran amistad, el tipo de amistad que sólo se tiene a los dieciséis años, cuando se entrega todo sin pedir nada a cambio. Todos nos veían, pero todos estaban ciegos. Nadie entendía esa cercanía, ni nuestros padres, ni el resto de nuestros amigos. En verdad, éramos los maricas oficiales del colegio y la pandilla, pero nuestras vidas no eran muy diferentes a las del resto de nuestros amigos. En el colegio sólo queríamos aprobar, y si se podía, sacar buenas notas. Fuera de él nos divertíamos con nuestros amigos, y si se podía, veíamos una sesión doble de cine los sábados por la tarde. Por la mañana echábamos un partido de fútbol contra otros chavales de barrios cercanos, y si se podía, lo ganábamos; en definitiva nada nuevo. La única diferencia entre Adrián y yo, y el resto de nuestros amigos, era que a nosotros dos nos gustaba estar juntos. Nos encontrábamos bien el uno cerca del otro sin hacer nada especial, a pesar de que nos llamaban siameses y barbaridades por el estilo. Al principio fue duro, pero luego nos acostumbramos. De ahí, que nadie se sorprendió el día que fuimos juntos a hacer la prueba para entrar en el Atlético de Madrid. Nos habíamos jurado que sólo entraríamos si lo hacíamos los dos a la vez, que siempre estaríamos en el mismo equipo y que nuestros destinos estarían siempre unidos pasara lo que pasara.

ÁNGEL SILVELO FINALISTA DEL VIII CONCURSO DE CARTAS CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO DEL AYTO. DE LALÍN


Rastreando por internet, y para mi sorpresa, he encontrado mi nombre en la relación de finalistas de este concurso, al que se presentaron 119 cartas, de las que seleccionaron 22. Es cierto que me llamaron por teléfono para avisarme de la fecha de entrega de premios, pero nada me dijeron al respecto de que era uno de los finalistas. Además, mi carta ocupa el número 15, junto a la de Eumelia Sanz y por delante de la de Isabel García Viñao, dos de las autoras más premiadas del panorama concursil español.

Ahí va la carta:

QUE HE SIDO YO PARA TI, SINO LA MÁS EFÍMERA DE LAS NADAS.

Nada tiene sentido cuando se pierde el poder de las palabras. Pero tú creíste vencer a aquellas que tanto despreciabas. Lo que no sabías entre tanta sabiduría disfrazada, es que no hay poder más milenario que el poder de la palabra. Mi llanto no es un quejido cargado de lágrimas saladas, es más bien un grito cargado de razón ante tus lágrimas. Lágrimas intelectuales que no me dicen nada, y amores apagados que un día se destruyeron por culpa de tu mano alargada. Pasiones desnudas que se conformaron con una tarde desaforada. Amores sin amor que ya no significan nada. Promesas congeladas caídas de una luna halada. Palabras de amor que no son de amor ni de métrica versada. Corazones sin latidos que ya no buscan la pasión desbordada. Miradas frías de amantes que ya no son amantes ni son nada. Promesas plagadas de ilusiones que ya quedan muy lejanas. Palabras y más palabras que siempre se quedaron en nada. Misiles envenenados que velan nuestras armas. Antigua complicidad ahora reconvertida en la más absoluta de las nadas. Imágenes olvidadas de cuerpos sin palabras. Sombras que se escapan más allá del recuerdo de las hadas. Exploradores de una efímera felicidad y de anhelos sin trabas. Deseos que nos llevaron a la más absoluta de las nadas. Nunca quise enamorarme de ti adalid de las palabras. Pero utilicé tarde mis antídotos contra tus cartas marcadas. Nunca supe conjugar tus palabras en mis entrañas. Pero tú me las grabaste con fuerza entre mis nalgas. Busco tu rastro entre sábanas olvidadas. Pero solo encuentro aullidos disfrazados de inocentes baladas. Tus fieras promesas se difuminaron en dóciles nadas. De ahí que la distancia entre nosotros fuera dinamitada. Quiero aprender de ti y terminar como si nada. Pero hay algo que me impide borrar tus recuerdos en forma de cicatrices marcadas. Abandono los sentimientos dejando atrás tus palabras olvidadas. Huyo de los sollozos solitarios entre sábanas olvidadas. Qué he sido yo para ti, sino la más efímera de las nadas. Adiós falso amante, adiós, del que sólo me queda una profunda cicatriz en el centro de mi cara.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

ÁNGEL SILVELO: SELECCIONADO EN EL VII CONCURSO DE NARRATIVA "ACERCANDO ORILLAS" DEL AYTO DE ZARAGOZA


En este caso, el lema del concurso "Acercando Orillas" invitaba a narrar las experiencias migratorias en Zaragoza. Como yo estuve destinado dos años y medio en la Gerencia Territorial de Zaragoza-Capital de la sacro santa capital maña, me decidí a participar en el concurso. Diez folios de recuerdos intercalados de pequeños aderezos literarios, dieron forma a mi relato que llevaba por título Resolución... en recuerdo de la resolución del Boletín Oficial del Estado que me llevó hasta allí.

El otro día, desde el Ayto de Zaragoza se pusieron en contacto conmigo para invitarme al acto de entrega del único premio que en esta ocasión se ha llevado un autor cubano por unanimidad del Jurado y al que aprovecho para felicitar desde aquí, en el que me dijeron que se me entregaría un diploma, y el mejor premio de todos, ver el relato publicado en una selección de todos los presentados, y que será editado por el Ayuntamiento para las próximas Fiestas del Pilar de 2011.

Como ya he hecho en otras ocasiones, os cuelgo el inicio del relato:

RESOLUCIÓN…
Cuando en una tarde lluviosa del mes de octubre de 1991 me comunicaron que había aprobado la oposición, y que días más tarde saldría publicada la resolución en el Boletín Oficial del Estado, nunca imaginé que esa noticia se convertiría en un boomerang de mi existencia, y que además, se comportaría como el lema del “concurso historias de vida: acercando orillas”, pues las orillas que se acercaron en la biografía de mi vida fueron las del trabajo y la literatura.
Respecto al trabajo, inicié una nueva andadura profesional en la Gerencia Territorial de Pontevedra, en la que apenas estuve destinado año y medio, y de la que casi no disfruté al convertirme en la víctima de mi incontrolable afán de volver a Madrid. Allí, también comencé a escribir mi primera novela, Fragmentos, frente a un ventanal desde el que podía contemplar la ría de Pontevedra, pero en ese primer envite de tan colosal proyecto, salí vencido por las vistas que la naturaleza me ofrecía, y ante las que poco o nada podía hacer para concentrarme en mi nuevo oficio de escritor aficionado.
Mediante otra resolución, que me llegó como regalo de navidad el 23 de diciembre de 1992, fui destinado a Zaragoza, una ciudad que me acercaba considerablemente al que por entonces era como mi gran destino final. En ese período de tiempo, que va desde el primer cese a la segunda toma de posesión de mi carrera administrativa, intenté visionar en mis recuerdos todo aquello que mi subconsciente relacionaba con la ciudad maña, pero éste, sólo supo acercarme tres imágenes más o menos difusas: una panorámica de la ciudad por la que pasaba el río Ebro; una plaza atestada de gente en la ofrenda floral anual a su patrona, la Virgen del Pilar; y los sonidos épicos del grupo musical Héroes del Silencio como estandarte de la modernidad aragonesa. Escaso bagaje, que sin embargo, me vino muy bien para enfrentarme sin prejuicios a una ciudad entonces desconocida para mí, pero que con el paso del tiempo, supo alumbrar la atracción que les asiste a los enamorados cuando el uno cae en los brazos del otro, y adivinarse ante mis ojos como una ciudad abierta, hospitalaria y entrañable, que afortunadamente, me tenía guardados buenos momentos que compartir y vivir.

lunes, 13 de diciembre de 2010

JOHN LENNON: LOS VACÍOS QUE NUNCA SE LLENAN CON LA FAMA


El pasado 8 de diciembre se celebró el triste 30 aniversario del asesinato de John Lennon, el Beatle que finalmente se llevó el gato al agua en cuanto a su fama de rebelde y maldito. Los medios de comunicación tan proclives a hacerse eco de las cifras redondas (y el 30 parece ser que lo es) se unieron para publicitar al unísono la efemérides, de modo que nadie en el planeta Tierra se olvidara del músico de Liverpool. Uno que se confiesa seguidor de los Beatles, y por tanto, podría autocalificarse com beatlemaniano (aunque más de su primera versión pop, juvenil y desenfadada) no deja de sorprenderse de los datos que con el paso del tiempo han ido saliendo acerca de la existencia diaria de John, lo que de nuevo, nos debería hacer reflexionar sobre la relación que existe entre la música y sus iconos, pues uno tras otro, acaban en la más absoluta de las soledades.


Lennon se pasó la mayor parte del tiempo de sus últimos años de vida, encerrado solo en su habitación y tumbado en la cama, como si tuviera que recuperarse de todos los excesos de su juventud y del elixir de vida que había dejado atrás, y que a última hora, todavía seguía aderezando con grandes dosis de café, tabaco y todas aquellas drogas que pudiera conseguir. Víctima de la anorexia, sólo ingería té y dos bocados de alimentos bajos en calorías, lo que le llevaron a convertirse en un fantasma de sí mismo. Su aislamiento de la vida real era tan grande, que apenas tenía contacto con Yoko Ono y su hijo, al que sentaba de espaldas en sus rodillas para no tener que darle un beso, tal y como se recoge en la biografía Las muchas vidas de John Lennon, de Albert Goldman (Lumen, 1988) y que se ha reeditado para la ocasión.


En contraposición con todo ello, Lennon en la última entrevista que concedió a Jonathan Cott para Rolling Stone, no se resignaba a dejar de crecer, y a convertirse en una leyenda a los cuarenta años, y a modo de excusa decía: "yo sólo hago canciones y contesto preguntas". Lo que no le sirvió, para ahuyentar su semblante de músico dolido por no haber conseguido que ninguna de las canciones de su útimo trabajo Double Fantasy hubiese despertado el interés de los críticos y menos del público en general, tal y como recoge Julián Ruiz en el diario El Mundo, donde nos traslada, que Yoko Ono (madre) le consolaba diciendo que el álbum había arrancado con entusiamo en su lejana Inglaterra.


En ese más que tenebroso panorama, en el que para que no faltase de nada, Lennon se enfrentaba a la asfixia económica de la inversión de su último trabajo, se puso a componer, y a pesar del ocultismo de Yoko, El Mundo, a través del gremio de productores ha tenido acceso a sus dos últimas canciones, de las que os extraigo la titulada "Tú salvaste mi alma".


Cuando estaba solo y asustado

casi me tragué lo de un telepredicador

en una habitación de hotel de Tokyo

Oh, sólo tú me salvaste realmente de aquel suicidio

Porque en todas las cosas perezco contigo


Recuerda aquella vez

cuando fui a saltar por la ventana de aquel apartamento

al oeste de la ciudad del viejo Nueva York

Oh, sólo tú me salvaste realmente de aquel suicidio

por todo mi estúpido orgullo.

Bien, si pudiese agradecértelo, gracias

por salvar mi alma con tu amor verdadero


La otra canción que Yoko Ono tampoco no ha querido dar a conocer es Dear John, un tema de auto-compasión, quizá el único camino que le quedaba al solitario Lennon para evadir los vacíos que nunca se llenan con la fama.

jueves, 9 de diciembre de 2010

MAGNÉTICA, MAIDA VALE: LA NECESIDAD DE EXPRESAR NUESTROS ESTADOS VITALES


Que la música indie española disfruta de una envidiable mala salud es un hecho incontestable. Día sí, día también, un grupo con ganas de hacerse un sitio en la escena musical española salta a la palestra, y casi todos ellos, dejándose las entrañas en el intento. Magnética no son una excepción y abren su disco Maida Vale con un tema redondo titulado Pez de Plomo.

Después de pasar una temporada en el barrio londinense de Maida Vale gestando el álbum (y que además les sirve para dar nombre a su primer cd), decidieron volver a la piel de toro para expresar todas las experiencias que habían tenido fuera de casa, y a fe que lo han conseguido.
Maida Vale se compone de 13 temas muy meditados, y como ya ha quedado dicho, comienzan con un insinuante y premonitorio piano en Pez de Plomo, que engancha con una letra nada despreciable y cargada de un halo existencialista: "lo que nos pudo condenar, hoy puede salvarnos, esta es nuesta Guerra Mundial, es un pez de plomo...". Y así se lo han tomado, porque son la perfecta muestra de un pop trabajado a la perfección en letra y música, con canciones directas que intentan llegar a la gente normal de la calle, planteando situaciones de lo más cotidianas. Balas potentes, como en el caso del tema Enérgica, en el que las guitarras poco a poco se ensalzan buscando la conquista de sonidos redondos; se entremezclan con grandes canciones como es Boomerang, un rotundo himno del mejor sonido pop patrio al que no le falta nada para convertirse en su estandarte sonoro del año 2010.
Magnética esta formado por Aksel (voz y guitarra eléctrica), Davile Matellán (voz y guitarra acústica) e Israel Leal (bajo) que han contado en esta ocasión con la inestimable colaboración de Juan Carlos Cárdenas (guitarras solistas) y Daniel García Podador (batería), y tras ellos su música, una carga de sonidos que tiene la necesidad de expresar nuestros estados vitales.
Si estáis por Madrid, mañana tenéis la oportunidad de verlos junto a Miss Caffeína en la Sala Gigntik que está en el Pº de Recoletos, 14.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

DISCURSO DE VARGAS LLOSA EN ESTOCOLMO: APRENDER A LEER ES LA COSA MÁS IMPORTANTE QUE ME HA PASADO EN LA VIDA.


De esta forma tan contundente, Mario Vargas Llosa iniciaba su discurso del Nobel en Estocolmo. El regreso al origen de las cosas, la génesis que comienza como un orden absoluto para más tarde convertirse en caos. Todo comienza ahí, cuando uno aprende a leer, pues ese es el primer paso que nos llevará al mundo de los sueños y más tarde a la ficción que nos permite sobrevivir a nuestra existencia.

Esta afirmación tan sencilla como categórica, nos vuelve a demostrar que tenemos el privilegio de encontrarnos ante una mente clara en sus ideas, en su vida y en sus pasiones. Un discurso titulado Elogio de la lectura y la ficción, y que sus familiares han calificado como "emocionate y entrañable", como cuando hace referencia a Patricia, su mujer: "es tan generosa, que hasta cuando me riñe, me hace el mayor de los elogios, Mario para lo único que tú sirves es para escribir", pero que además, contiene grandes lecciones magistrales para todos aquellos que se quieran convertir en escribidores, como cuando expresa que: "no es fácil escribir historias. Al volverse palabras, los proyectos se marchitaban en el papel y las ideas e imágenes desfallecían. ¿Cómo reanimarlos?... Flaubert me enseñó que el talento es una disciplina tenaz y una larga paciencia".

La larga línea que recorre su vasto discurso, nos lleva con aparente facilidad por su vida, sus lecturas y sus ideas, que lejos de renunciar a ellas, asume y defiende. Un recorrido que nos traslada a Perú, España, París o Barcelona, y que también se detiene en los nacionalismos, las dictaduras o la transición española; pero donde de verdad se ensalza la calidad del niño que se hizo hombre, para más tarde convertirse en escritor, es en los recuerdos relacionados con la literatura, como cuando reconoce que al terminar sus primeras lecturas, lo primero que hacía era continuarlas o enmedarlas el final, lo que le lleva a confesar que "... acaso sea eso lo que me he pasado la vida haciendo sin saberlo: prolongando en el tiempo, mientras crecía, maduraba y envejecía, las historias que llenaron mi infancia de exaltación y de aventuras". Lo que nos lleva a preguntarnos, si acaso cabe mayor sinceridad en un hombre que ya lo tiene todo en el mundo de las Letras, aunque en el fondo de su ser, seguramente le quede el gusanillo de la eternidad, un don que lamentablemente ni él ni nadie será capaz de contemplar y disfrutar junto a los suyos.

No deja de ser menos estremecedora la alusión que hace al inicio de su lecturas y el cambio que se produjo en su vida cuando se mudó con su madre a Lima. El mundo y la vida que le tocaron vivir entonces, le alejaron de la dulce Arequipa, y fue precisamente ahí, en el mundo de la fábula y la ficción donde se refugió del universo real que no le gustaba, y esa fue su salvación; leer. Allí era don él se sentía libre, una libertad que le llevó a escribir: "y fue escribir, a escondidas, como quien se entrega a un vicio inconfesable, a un pasión prohibida. La literatura dejó de ser un juego. Se volvió una manera de resistir la adversidad, de protestar, de rebelarme, de escapar a lo intolerable, mi razón de vivir".

Por encima de la parálisis del fabulador y del creador de historias, siempre se impone la literatura, y Vargas Llosa nos recuerda al final de su discurso, que vale la pena acoger a la literatura en nuestro seno, y de esta forma, abandonar la violencia que nos rodea diariamente: "por eso tenemos que seguir soñando, leyendo y escribiendo, la más eficaz manera que hayamos encontrado de aliviar nuestra condición perecedera, de derrotar a la carcoma del tiempo y de convertir en posible lo imposible". Ojalá sea así, y si no nosotros, si al menos nuestra huella en forma de historias noveladas se impongan a la barbarie intrínseca de la civilización, y de paso, tengan el poder suficiente para vencer al infinito paso del tiempo.

EL BAZAR DE LAS SORPRESAS


No se me ocurre mejor título para esta obra maestra del eterno Lubitsch, porque en pocas palabras atesora el poder de transmisión de las pequeñas historias que al final se convierten en grandes. El Bazar de las Sorpresas posee toda la magia de las grandes películas antiguas, que tienen el extraño valor de la permanencia en el tiempo, y que en este caso lo hace con la sencillez del sentimiento más universal: el amor.
Esta gran comedia romántica con tintes sentimentales, y que al acercarse la fiesta sensiblera por antonomasia, recae en la programación de algunas cadenas televisivas que todavía rescatan las obras maestras del cine de todos los tiempos, nos hace sentir que todavía vale la pena permanecer delante del televisor a horas intempestivas, sobre todo, si no tienes que madrugar al día siguiente.
La sencillez con la que Lubitsch disfraza a esta película, nos hace pensar que nada es casual en su concepción y en su mágico final, donde el juego de las palabras tiene un gran protagonismo, pues imponen la lógica más aplastante que poseen, que no es otra que la comunicación.
El retraso en su rodaje, fue debido a la condición impuesta por el bueno de Lubitsch, hasta que James Stewart y Margaret Sullavan pudieran encabezar el reparto, y sin duda la espera mereció la pena, porque los primeros planos de estas dos grandes estrellas, nos sumergen en el lenguaje de lo mítico en la historia del cine. Stewart con ese diáfano y angelical rostro, en el que parece que nada malo puede albergarse (como anticipo de su interpretación en ¡Qué Bello es Vivir!) nos dan muestras de por donde debe ir el anhelo de un hombre enamorado de una mujer a la que sólo conoce por carta. Y dándole réplica, una Sullavan divertida y manipuladora, a la vez que cabezota, en su afán de que nada se interponga en su destino amoroso, ni siquiera el tozudo de su jefe. Esta película de ambigüedades calculadas en un perfecto guión, convierten a esta historia epistolar en un juego de malos entendidos que sólo buscan una cosa, el final feliz.

El elenco de secundarios de este film está a la altura de los protagonistas, y baste citar a Frank Morgan en el papel del jefe rígido pero sensible que es Hugo Matuschek, o a Félix Bressart como perfecto confidente de los desvelos amorosos de Stewart.

Con unos sencillos decorados como telón de fondo de la historia, Lubitsch vuelve a sorprendernos en el manejo de la cámara, y de los encuadres y puntos de vista que extrae de la tienda Matuscheck y sus empleados, ese bazar de las sorpresas en el que el maestro nos sumerge para hacernos no querer salir de él.

lunes, 6 de diciembre de 2010

CHÉRI: EL IRRESISTIBLE JUEGO DEL AMOR


La literatura de Colette se caracteriza por la exploración del mundo de los sentidos, pero lo hace de una forma sensual a la vez que nada discreta, saltándose todos los parámetros establecidos a la época que le tocó vivir, por lo que podemos decir sin temor a equivocarnos que Colette fue una mujer adelantada a su tiempo, y su literatura también lo fue. Chéri y el Fin de Chéri son las novelas en las que está basada esta adaptación cinematográfica, y son el resultado de la propia experiencia amatoria de Colette con el hijo de diecisiete años del marido de su segundo matrimonio, como respuesta a las infidelidades de éste. En este laberinto moral y sexual se desarrolla la película bajo las pinceladas de la pasión y la ausencia del ser amado.

Chéri no es un nombre de mujer aunque lo parezca, sino el de un joven bon vivant al que le ha tocado en suerte ser el hijo de una de las madames de principios del siglo XX que disfrutaban de la nada desdeñable característica de la riqueza de bienes y dinero como recompensa a sus innumerables artes amatorias ofrecidas a los hombre más ricos de la época. Y es en este entorno de lujo y pasiones desenfrendas, es donde Stephen Fears trata de mostrarnos un cuadro pictórico de la época que en ocasiones nos recuerda a su celebérrima Amistades Peligrosas, pero que sólo se queda en eso, en un breve apunte, al que eso sí, ha dotado de unas plásticas imágenes en tonos azules y turquesas que enmarcan el lienzo de una época que se conoció como La Belle Epoque, pero que en esta ocasión, Fears nos retrata en la proximidad de la relación que se establece entre Michelle Pfeiffer y Rupert Friend.

El inicio del relato se establece cuando Madame Pelaux (Kathy Bates) le encarga a Lea de Lonval (Michelle Pfeiffer) que encamine a su hijo en el milenario oficio de las artes amatorias, con el fin de esposarle más adelante con una rica heredera. Este punto de partida tan pragmático se torna en una relación de pasión y atracción con la que nadie contaba, y que nos sirve de escenografía para adentrarnos en el mundo que la escritora Colette dota a sus narraciones, donde la búsqueda de uno mismo es su principal elemento, y en donde la mujer tiene un papel preponderante como guía y dueña de su propio destino, lo que nos lleva al retrato de grandes personajes femeninos, como en este caso es el que interpreta la Pfeiffer, con una semblante pleno de madurez y serena belleza, y que representa a la perfección la pasión contenida, en contraposición con el desenfreno y la pasión explosiva de su amante, Rupert Friend, que aunque acaba cediendo a los planes de su madre, se ve abocado a su entrega hacia su verdadero amor.

Fears nos retrata una época de grandes jardines, invernaderos y hoteles de lujo con la pretensión de acercarnos al hedonismo más aúreo posible, en una época (la de los locos años veinte) que se caracterizó por el lujo y el desenfreno, pero en esta ocasión, a pesar de situarnos perfectamente en ese entorno en el que destaca la fotografía de Darius Khondji, se rebela contra la magnitud del excelso exterior para mirar fijamente al mundo de los sentidos, del amor y de la pasión, en una batalla entre dos antagonistas que no resisten la terquedad de la sociedad en la que viven.

Chéri, en definitiva, es un retazo de tintes literarios donde se nos muestra el irresistible juego del amor, más allá de la edad y del tiempo.

domingo, 5 de diciembre de 2010

CHLOE: SOBREVIVIR A LA TRANSPARENTE INVISIBILIDAD DEL AMOR


Por encima de la pretendida carga sexual de la película, Julianne Moore se encuentra perdida en la transparecia de su existencia para aquellos a los que ella verdaderamente quiere, véase su marido (Liam Nesson) y su hijo (Max Thierot). Dentro de la gélida cápsula de una Toronto nívea y nevada, su vida transcurre monótona y ordenada sin que nada aparentemente le haga sospechar de los peligros que su propia mente encierra. De ahí, que la ausencia de su marido en la fiesta sorpresa de cumpleaños que ella con tanto esfuerzo le había preparado, se convierta en el punto inicial de su inflexión existencial y en el del guión de esta película, sin duda, fallida.

Eran Cressida Wilson, a la sazón su guionista, adapta el guión de la película francesa Natalie X para ponérselo al servicio de Atom Egoyan. Una colaboración, que al inicio del film cuenta con las típicas claves que todo relato literario debe contener, y donde las pistas que el escritor (o en este caso el director) nos va mostrando, juegan un papel importante. Hasta ahí Chloe funciona a la perfección, pero se pierde en el instante que llega al punto donde la historia tiene que tomar fuerza por sí misma, y además, desplazarnos sin darnos cuenta hacia un final que nos demuestre que ha merecido la pena estar una hora y media sentados viendo la trama que se nos propone, y es ahí, donde Chloe cae, porque la historia en sí no parece ser tan importante y necesaria, a lo que se une un final que te deja frío, preguntándote el por qué del resto del metraje.

Chloe podría ser considerada sin ambages una película de mujeres, porque ya en su título se refleja esa preponderancia, donde una jovencísima Amanda Seyfried es el sustento de la película junto a la polivalente Julianne Moore, dejando un tanto de lado al tercero en discordia, un Liam Nesson que ejerce de excusa para la tensión sexual que finalmente se establece entre las dos mujeres. En este sentido, Seyfried sale indemne ante la abundancia de primeros planos a los que Egoyan la somete y en los que sobresalen la profundidad de sus ojos, en contraposición con la opacidad de los de Julianne Moore que igualmente sobresale en esos planos cercanos, y que la convierten en la espina dorsal de la película.

Atom Egoyan se ha ido en esta ocasión a una fría Toronto para rodar la contraposición de los efluvios amatorios de sus protagonsitas, y ha elegido para ello, un envoltorio profundamente estético, no sólo en los decorados interiores de las casas donde ha filmado, sino en los exteriores siempre nevados y en las plásticas imágenes iluminadas de colores blancos y rojizos de la noche. En esta ocasión, Egoyan nos intenta llevar a ese punto de intriga y misterio de su exitosa Exótica, con la que Chloe comparte algunos puntos en común, pero no logra trascender a ese enigmático influjo de la atracción entre dos mujeres que él muy brillantemente sitúa no sólo en el cuerpo de la protagonista, sino también como Chloe nos anuncia al principio, en el poder de las palabras, algo que se disuelve con el transcurso de las imágenes increíblemente plásticas del film, pero que por sí mismas, no logran traspasar la barrera de la epidermis de los sentimientos.

Lo mejor de la película es sin duda su magnífica banda sonora, compuesta por Mychael Danna, cuyo enigmático poder nos transporta al intrincado mundo de los sentimientos ocultos, porque Chloe, en el fondo, es la necesidad de sobrevivir a la transparente invisibilidad del amor.

jueves, 2 de diciembre de 2010

COLDPLAY Y HURTS ADORNAN LA NAVIDAD CON VILLANCICOS POP

Ya se sabe, una vez llegan estas fechas, todo comienza a rodar alrededor de la Navidad. Toca olvidarse de la crisis y de todo aquello que no llegamos a conseguir durante el resto del año, para caer rendidos ante el mágico poder de la Navidad. Y para que en este mundo de fantasía no falte de nada, este año Coldplay y Hurts han decidido formar parte de la banda sonora de estas blancas Navidades con sendos villancicos pop.
En Christmas Ligths, Chris Martin y sus muchachos, nos ofrecen una canción que podría formar parte de cualquiera de sus anteriores álbumes, porque si algo caracteriza a este villancico, es ese toque Coldplay marca de la casa. Tema al que acompaña un vídeo acorde a estas fechas, donde los deseos se cumplen en un entrañable y romántico teatro, con un piano de madera que a veces toca solo por arte de magia, como por arte de magia también vuelan sobre el escenario tres violinistas vestidos de Elvis Presley, lo que da al villancico un toque más rockero, entre tanto buenismo de sonidos y colores. El toque mágico final, viene adornado, por las magníficas vistas del Támesis y la Catedral de St. Paul mientras una lluvia de fuegos artificiales simbolizan los deseos que en las próximas noches todos más o menos pediremos.


Hurts se apunta a la fiesta con, All I Want for Christams in New Years Day, una canción con un toque más sobrio y tradicional en el catálogo de las buenas intenciones de los villancicos navideños, y al que Hurts ha acompañado de un tecno pop muy comedido, muy en la línea de los hits de su primer larga duración. Bajo una blanca nieve, nos adornan los oídos con sonidos llenos de campanas de fondo, que no nos anuncian otra cosa que la llegada de la dichosa Navidad, a la que ellos se suman en forma de entierro con sorpresa, pues del nicho de la vida, al que inexorablemente se conducen todas las parejas que allí se han reunido, sale un espléndido árbol navideño que vuelve a alegrar los corazones de los presentes, y lo hace de tal forma, que hasta se atreven a pedir su manido deseo, pero ¿que es la Navidad sino la época de los deseos? porque aunque todos sepamos que nunca se cumplirán, siempre caemos vencidos ante su influjo y pedimos con el mayor de los anhelos aquello que deseamos, aunque para hacerlo, lo hagamos camuflados bajo el disfraz de niño que cada uno guarda dentro de sí mismo para exhibirlo en estas fechas.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

GLASSER, RING: PURA EVANESCENCIA SONORA


Cameron Mesirow (Glasser) disfraza su música de sonidos étnicos a los que adorna con una voz limpia. Una voz que busca tanto un timbre vocal que sea capaz de llenarnos de ecos musicales nuestro recordatorio discográfico particular, como la pura evanescencia sonora a la que tiñe de un pop difuminado en una música new age en el sentido más instrumental. Su música se apoya en todo tipo de instrumentos para mostranos a donde quiere llegar, y se expande en cada final de canción con un eco sonoro con el que sembrar nuestro subconsciente, que de una forma automática vuelve a él con la esperanza de volver a encontrarlo. Su tema Home es un buen ejemplo de ello, y de sus ganas de llevarnos a visitar su particular casa de música.

Apply se postula también como un ejemplo de la capacidad vocal de Glasser, y una vez más, es su particular timbre de voz es el que predomina con facilidad a la hora de crear sonidos, como si de una caja de efectos especiales se tratase, y que determina un camino cuyo final no es otro que el de los sueños más especiales y excéntricos. Esta neoyorquina afincada en Londres, no se resigna a pasar desapercibida en la farándula de la cultural musical actual, pero en vez de hacerlo de una forma exagerada en sus formas, ha elegido el difícil camino de los contenidos. Para ello, ha confeccionado los nueve temas que conforman este Ring, su primer larga duración, y que funciona como una campana acústica que nos avisa de sus dotes nada corrientes para crear bellas imágenes sonoras cargadas de anhelos místicos y esperituales. Unos anhelos que no se conforman con alimentar nuestros oídos, sino que quieren llegar a lo más profundo de nuestras entrañas.

Glasser y su Ring son pura evanescencia sonora. Un rara avis que no se quiere parar a la puerta de nuestra piel, sino que necesita pasar más adentro. La libertad de elección, es la que cada uno tiene decidiendo hasta dónde la va a dejar pasar.