
A medio camino entre una road movie y un continuo videoclip, la guionista y directora Shana Feste, ha dejado en manos de Gwyneth Paltrow, el peso de esta fallida crónica del fracaso de una cantante, que por lo que a su protagonista se refiere, ha acertado de pleno, pues las dotes interpretativas de la señora Paltrow salen indemnes y reforzadas, en esas dos aguas de ternura y destrucción que dan vía libre a su labor como cantante; una faceta que aunque no es nueva para la actriz, nos ofrece un nuevo campo en el que brilla como una auténtica estrella, no en vano, el tema Coming Home, uno de los muchos que interpreta en la película, ha sido nominado al Oscar a la mejor canción original.
Una pena, que la falta de un guión bien estructurado y capaz de proporcionar unas mayores dotes dramáticas y de verosimilitud a unos personajes perdidos en sus vidas, sea el culpable del naufragio de esta película que entretiene, pero nada más, a pesar del esfuerzo meritorio de un repertorio musical que lejos del clásico country, y mucho más cercano al pop country actual, se deja ver y escuchar, pero que no traspasa la barrera del recuerdo, por esa ausencia de un guión que esté a la altura del elenco de protagonistas que se reúnen en ella, pues tanto Tim McGraw en su papel de marido de la estrella, como Garret Hedlund en el de amante de la misma, y la Gossip Girl, Leighton Meester, en su papel de Chiles Stanton, podrían haber configurado una película con la suficiente sustancia como para habernos dejado un buen sabor de boca, más allá de la mera anécdota reiterativa, del camino que conduce al final de un sueño, en este caso, el de una estrella del country pop norteamericano.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.
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