Fanny Brawne, La Belle Dame de Hampstead,
es la revelación de un sueño, el que tuvo Fanny —amada de John Keats en su
juventud— antes de morir. En este sentido, el título de la obra de teatro, hace
referencia al poema que Keats compuso en la primavera-verano de 1819, al mismo
tiempo que escribía sus famosas odas y Lamia.
En los versos de La Belle Dame Sans Merci
(La bella dama sin piedad), a pesar de que su autor siempre la consideró como una
obra menor, se concitan los grandes temas universales de la literatura, ya que además
del desamor, está muy presente el cuestionamiento que el poeta se hace sobre la
dualidad existente entre realidad y deseo o certidumbre y misterio,
interrogantes que planean igual que una alargada sombra sobre este texto
teatral.
Al otro lado, e
impregnada del estado embriagador que provocar el amor, Fanny pasará sus
últimos días atrapada por sus recuerdos sin decidirse a hacer frente al gran
desafío de su vida: su historia de amor con John Keats, del que aún conserva
sus cartas. Unas misivas que, aparte de ser el único salvoconducto para llegar
a descansar en la eternidad junto a su amado, se transformarán, de una forma
mágica, en la posibilidad de vislumbrar a una nueva Fanny.
Fanny Brawne, La Belle Dame de Hampstead
es un viaje sensitivo al más allá, donde el amor se transforma en la búsqueda
de la belleza y, donde los sueños, tienen forma de mariposa. No obstante, esta
obra de teatro también está concebida a través del temor que todo ser humano
tiene de pasar al otro lado del espejo. La muerte siempre nos ha causado dolor
y angustia, pero Fanny Brawne le buscará otro significado, justo el que le
daban los griegos: el AMOR como no muerte. De ahí, que se pregunte una y otra
vez: ¿hay vida después del amor?
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