miércoles, 12 de mayo de 2010

MALA MÁLAGA: VARIOS AUTORES



A veces, la literatura te regala sorpresas que por mucho que te pongas a soñar, nunca habrías imaginado, y de paso, ayuda al destino a unir lazos y caminos que en principio no estaba previsto que llegasen a encontrarse. Este libro de relatos, me llegó en forma de regalo a través de las manos de un amigo, que me lo dedicó de una forma tan sencilla como sincera: “con afecto para una larga relación literaria y cultural”.

En primer lugar, hay que felicitar a la Editorial del Planeta Rojo por editar iniciativas literarias que combinan la novedad con la posibilidad de conocer a artistas consagrados y autores noveles bajo un mismo punto de encuentro, que en este caso, es la parte oscura de la ciudad de Málaga, es decir, de aquello que en principio no queremos ver o desechamos de antemano, lo que nos permite conocer, además de artistas y formas de expresión de lo más variadas, lugares y personajes que de otra manera nunca conoceríamos. Pero en esta ocasión, la diversidad anteriormente ensalzada, también se convierte en el talón de Aquiles de este proyecto, pues algunos de los relatos incluidos en este libro, no pasan de ser meras anécdotas o divagaciones que no encuentran acomodo en la estructura formal de lo que se entiende en el ámbito literario como un relato corto, lo que devalúa de alguna forma el resultado final de tan magnífica e interesante iniciativa. En este sentido, y sin querer ser muy exhaustivo, un cuento se caracteriza por tener un mismo tono, un ritmo único o la misma puntuación, combinando a su vez intensidad y tensión, y son un medio de expresión, en donde los grande escritores son capaces de llegar a mostrarnos la regla de oro del arte literario que no es otra que la omisión, amén de la tan manida estructura de la historia evidente y la historia cifrada que sólo aparece al final del cuento.

Dicho lo cual, cabe destacar el relato que lleva por título Contra el día, del poeta Álvaro García, que desde una premisa tan sencilla como es la entrega de una tesis, es capaz de dotar a la acción del relato de un paralelismo que no nos cuesta comparar con el de la propia vida, en concreto, con las etapas en las que ésta se divide y que culminan con un magnífico final, cuyo cláusula de cierre recuerda a esos magníficos finales de las películas de Ettore Scola (véase, La Familia), donde en unas pocas palabras se cubre todo un gran espacio vital, que fuera de reducir la capacidad de interpretación del final de la historia que se trata de contar, nos abre un gran abanico de posibilidades con las que reconfortar nuestra curiosidad literaria y existencial.

Del mismo modo, que en el relato titulado Muerte entre Langostinos, del periodista y escritor malagueño Jesús Nieto Jurado, podemos ver reflejado sin mucha dificultad un estilo que se acerca al del gran escritor Francisco Umbral, con expresiones cercanas a su léxico como: “allí estaban los dos, dialogando sobre poesía y destinos exóticos; ella con su traje de noche ceñido, bien escotado, y él, porteño y cabrón, sosteniendo la cámara como una evocación netamente fálica que la sumía…” lo que sin duda le convierten en una firme esperanza de las letras patrias, algo que trata de confirmar con su flamante nueva novela que lleva por título El año de la rubia. Aunque a este buen relato, Muerte entre langostinos, le sobra el último párrafo, donde el protagonista se encuentra en la cárcel junto a su gato, lo que en este caso le quita espontaneidad y fuerza a una historia de celos y pasión perfectamente relatada y magníficamente acabada en la escena del bar.

En cuanto al relato titulado San Julián del historiador y escritor Cristóbal Villalobos, quizá sea el que engendra la historia más apropiada para un relato corto, en él, se nos ofrece la posibilidad de conocer algunos de los rincones más peculiares y olvidados de la ciudad de Málaga, en un relato que combina a la perfección la intriga, con el pasado de la ciudad y la investigación de un hechos en principio enigmáticos y cotidianos para su narrador. Todo ello, bajo la sombra del antiguo centro psiquiátrico penitenciario malagueño de San Julián.

Y quiero dejar para el final, el relato de Ibán Munárriz, La Noche Antes de Partir, donde de una forma intensa, se relata la experiencia vital de una persona que trata de esquivar a su destino cuando sabe que finalmente nada, ni nadie, logrará salvarle de él. El relato comienza con una magnífica frase que nos muestra desde le principio el lugar a dónde nos quiere llevar su autor: “tenía pocas horas para salvarse, pero no terminaba de creerse su destino”. El estilo de Munárriz se acerca a la luminosidad y claridad del primer Fitzgerald o a la brillante rudeza de Marsé, donde cabe destacar la gran construcción de frases creadoras de imágenes y sensaciones muy reales y cercanas a aquello que nos trata de contar, lo que sin duda es un ejemplo de buen ejercicio literario, algo de lo que no carece la trayectoria de este escritor novel de origen navarro con títulos como El Secreto y La Ciudad sin Cielo, que estuvo a punto de ser finalista en el 3º Concurso Literario que la editorial Book and You organiza a través de El Corte Inglés.

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