
Desde el inicio del concierto, se notaba que Javier Corcobado y su equipo, habían preparado con mimo la actuación, lo que se percibía en las cámaras que grabaron todas las canciones, el elegante y acompasado juego de luces, que jugó un papel muy importante a la hora de crear la atmósfera idónea en cada canción, y en los efectos especiales de niebla que se intercalaron con la gran banda que le acompañó.

Los lentos sonidos de
Desde tu herida nos advirtieron que estábamos ante un concierto íntimo, diferente y que buscaba en las partes más oscuras de nuestra alma, y este primer tema, a veces nos recordó a un bolero triste como en otras a una lenta canción de club repleta de llantos.
La Canción del Viento se inició con un potente bajo que derivó en un tango sonoro que acabó fragmentándose en varias partes, para dar paso a la rítmica
Orquesta de Perros donde la dicotomía entre los perros y el póker se hizo presente en el escenario en la forma casi mística de afrontar las canciones de un
Javier Corcobado, siempre muy concentrado en su mimetismo compositivo, que le llevó a atacar
Coches de Choques con un sonido más pop que adornó con ecos de acordeón y que derivó en uno de sus temas más potentes
En el Coño del Mar, que interpretó junto a su banda con una larga introducción y él con una guitarra eléctrica entre sus manos, necesaria para este poema sonoro que le hizo regresar a la oscuridad más absoluta, que se hizo acompañar a la mitad de la misma, con uno teclados vivos que le imprimieron acción e intriga al tema.

En lo que podíamos denomiar como segunda pate del concierto,
Javier Corcobado y su banda, hicieron una serie de versiones de temas que suponemos son del agrado del cantautor, y así, un movido
Losing Touch With my Mind de
Spacemen 3 les sirvió a
Javier para demostrar a su público la banda de grandes músicos que le acompañaban (
Susana Cáncer, Fino Oyonarte, Jesús Alonso y Juan Marina), que nos llegó a recordar en la forma de interpetarlo a
The Doors en lo que se convirtió en un alucinógeno festín sonoro. A continuación siguieron con
The Shadow of Your Smile y
El Futuro se Desvaneció Ayer, para pasar a rendir homenaje a
Serge Gainsbourg donde se notó la fuerza de la clásica chanson francesa y de la poesía de
Boris Vian, y que fue muy aplaudida por sus incondicionales fans que llenaron la
Sala Rockitchen de Madrid.
El Camino de la Noche inundó el escenario de un sonido de ranchera mejicana en versión moderna y unas notas de acordeón que hicieron cobrar de nuevo un gran protagonismo a a
Susana Cáncer, que se redoblaron en el tema
Te Estoy Queriendo Tanto, un clásico de
Manuel Alejandro que también hemos escuchado en la voz de
Raphael entre otros, y que
Corcobado interpretó desapasionadamente en plan película de detectives de los años sesenta.
Con A Nadie y Caballitos de Anís dieron por concluido el concierto.

Como sorpresa final de la noche, hicieron un bis con el
Sr. Chinarro con el tema
¿Por qué Estoy tan Triste? que hizo las delicias del público, y con un escenario totalmente iluminado, llenó de entusiasmo a los que cantaban y a quienes escuchaban, como contrapunto al órdago a la tristeza que
Javier Corcobado y su banda echaron a la música en su actuación en la
Sala Rockitchen de Madrid.
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