A pesar de los problemas técnicos
con la guitarra del cantante de la banda, Rafa Val, Viva Suecia ejercieron de
perfectos teloneros de McEnroe, y lo hicieron plenos de intensidad
y ritmo, para de esa forma aprovechar la oportunidad que se les brindó anoche
de estar delante de una Sala Ocho y Medio llena hasta la
bandera. Guitarras afiladas, oscuras y cómplices que se difuminaron en la noche,
pues las calabazas y las brujas remaban contracorriente, pero que, gracias a la
música del grupo murciano Viva Suecia, estuvimos a salvo de
ellas. Pop-rock progresivo y envolvente que juega con las sombras hasta arrebatar
nuestras sensaciones, así fue como los murciano atacaron de frente a nuestros
corazones. Viva Suecia arrastran sus notas hasta el infinito con una
asombrosa capacidad para acaparar en el escenario ecos y resonancias
espectaculares, como si estuviésemos bajo una perfecta cúpula musical, y lo consiguen
a través de la limpieza de unas guitarras ataviadas de ecos shoegaze que nos
transportan al más allá.
Relatos de ansiedad recubiertos
de unas eléctricas guitarras que satinaron con un escueto: ¡buenas noches! En la
tercera canción, se mostraron algo más locuaces con un: gracias por venir a
apoyar a los teloneros. Os tenemos que dar una buena noticia. Hemos fichado por
Subterfuge,
lo que se convirtió en la primicia de la noche. A lo que siguió una fría
intensidad acoplada a un alarde de sensaciones encontradas y escondidas en la
última grieta de nuestros sentidos: «nada es inmortal» nos recordó Rafa
Val. Entonces, las guitarras se siguieron elevando, y mucho, hasta alcanzar
horizontes arrebatadores, iluminados por la pasión y las resonancias
anglosajonas, porque cuando las guitarras cogen el mando, planean muy alto.
Viva Suecia son Rafa
Val (voz y guitarra), Alberto Cantúa (guitarra), Jezz
Fabric (bajo) y Fernando Campillo (batería), y producen
sonidos de altos vuelos que no tienen nada que envidiar al resto de bandas
consagradas del indie español, pues lo hacen conjugando verdades y mentiras
reforzadas por la bruma del silencio, lo que le llevó Rafa a dejar la guitarra
averiada sobre el escenario y asumir con valentía la soledad del micrófono como
mejor compañía para salir del paso. Sin duda, Viva Suecia fueron y ejercieron
como una gratísima sorpresa, atrapando oscuras y cómplices sensaciones.
Ángel Silvelo Gabriel.
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