lunes, 22 de mayo de 2017

OLIMPIADAS DE LECTURA.- MICRORRELATO DE ÁNGEL SILVELO


Nos quedamos a vivir en la librería, allí, al menos, vendían libros. Okupas de las letras nos llamaban, quizá, porque nuestra dieta era mucha luz, algo de agua y una cantidad infinita de sueños. Aislados del mundo, corríamos detrás de cada palabra por el mero placer de hacerlo. Queríamos volver a sentir la suave caricia del aire que bañaba nuestro rostro cada vez que pasábamos una hoja. Éramos unos atrapa sueños que necesitaban volver a sentirse libres a través del alimento inmaterial que sólo un libro puede proporcionar a las metas imposibles. «¡Sois unos irresponsables!», nos gritaban los que no leían, como si fuéramos unos inconscientes que estaban poniendo sus vidas en peligro en unas oníricas olimpiadas de lectura. Pero a nosotros nos daba igual, porque el anhelo irrefrenable por volver a vivir un sueño, era más fuerte que la sensación de peligro que tanto nos jaleaban los demás, cuando nos recordaban que llevábamos varios días sin comer. Pero lo que ellos no entendían, era que, en el fondo, sólo éramos dos amantes de los libros que, mientras leían, habían materializado un anhelo: unir realidad y deseo. 
Microrrelato de Ángel Silvelo Gabriel 

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