domingo, 14 de febrero de 2010

EL SECRETO DE SUS OJOS


El amor convertido en recuerdo, la pasión transformada en rencor y el anhelo desdibujado en destierro, sirven a este film, a medio camino entre el thriller, el cine negro y el drama romántico, para convertirse en una de las mejores películas de habla hispana del año 2009, que seguramente se vaya de vacío tanto en los Goya como en los Oscar, por tener la mala fortuna de enfrentarse con filmes como Celda 211 y La Cinta Blanca.

¿El secreto de sus ojos? podría ser el de la obsesión apasionada del Oficial Espósito (Ricardo Darín) por la Secretaria de su Juzgado (Soledad Villaamil), o el del propio Darín por la fotografía de la joven asesinada, y que sirve tanto de punto de partida como de nexo de unión a todas las historias que se vierten en el largometraje. La perfecta desfragmentación del argumento, nos va dosificando las claves de unas vidas que a medida que éste avanza, nos proporcionan datos, por un lado, desalentadores de lo que se intuye pero no se ve en la Argentina de los años setenta, y por otro, de los lazos apasionados de los protagonsitas, pero no sólo de ellos sino del elenco de magníficos secundarios (perfectamente definidos) y entre los que destaca (Guillermo Francella). En este caso, el productor Gerardo Herrero ha sabido encontrar en la novela de Eduardo Sacheri (La pregunta de sus ojos) una buena historia para ser llevada al cine.
Ricardo Darín, dispone de un personaje a la medida de sus dotes interpretativas, y en verdad lo consigue, a través de una interpretación contenida de pasión y de rabia, pero a su vez apasionada y firme en sus principios, en donde los primeros planos de sus rostro dejan muestras de su fuerte carácter actoral, en el que no se queda atrás Soledad Villaamil y sus ojos, que guardan un secreto a voces de pasión por su compañero de trabajo, y que desprenden una fuerte química entre ambos. A lo que sin duda contribuye la luz con la que está rodada la película, que alterna los planos con gran claridad con otros medio en penumbra, lo que nos deja rastros, sin duda, de un inigualable recuerdo de la luz austral. Luz a la que va unida la música de Federico Jusid, capaz de crear la atmósfera suficiente de ternura y desgarro a las escenas a las que acompaña.

El Secreto de sus ojos, sin duda, es una buena película, a la que su director Juan José Campanella ha sabido sacar un gran partido tanto al guión, como a la dirección de actores, así como al montaje, y que de no tener enfrente a tantas competidoras de gran altura, sería una de las grandes triunfadoras del año, lo que queda respaldado por el gran número de espectadores que ya la han visto, el mejor regalo que una película hoy en día puede recibir.

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