La cosa empezó en Mayo de 2010 cuando todos seguíamos creyendo que Fracciones de Un Segundo era su mejor disco. Cuando todos rodábamos y nadie se paraba a pensar qué era lo que se podía estar gestando en la factoría Second. Y, en plena gira de su cuarto álbum, con mucha paciencia, con mucho cuidado, con mucho trabajo, reflexionando a cada segundo, mimando cada nota y parando cada vez que era necesario, terminan la grabación de su quinto disco: Demasiado Soñadores.
Empecemos por el nombre: “Demasiado soñadores es un título que nos viene muy bien, ya que seguimos siendo unos soñadores. Aunque hayamos tenido cientos de contratiempos, aquí estamos y tenemos cosas que contar. No vamos a rendirnos”.
Y sigamos por la producción y vuelvo a citar textualmente a Sean Frutos, vocalista y autor de las canciones de Second: “Ha sido producido por Raúl de Lara y por nosotros. Raúl es el productor del disco Invisible y co-productor de Fracciones de Un Segundo y, además, nos acompaña desde hace siete años como técnico de directo. Conoce al grupo a la perfección. Digamos que es como casi un miembro más del grupo”.
Con esto ya podemos adelantar, sin ningún miedo a equivocarnos, que Demasiado Soñadores es el mejor disco de Second. El más completo.
Y aquí es donde hay que frotarse las manos porque vamos a empezar a hablar de las canciones. Raúl y Second han conseguido un sonido que es pura energía y que refleja exactamente lo que la banda expone sobre un escenario. Así son ellos en directo, con la fuerza que este disco pretende plasmar.
Y tiene hits para aburrir. Hay artefactos que explotan desde que escuchas el nombre, corto y contundente. Y tenemos ‘Autodestructivos’ -que produce la misma sensación que si te metieras en la boca un peta zeta y se desenvuelve efervescente como si fuera ‘Let’s Get Clinical’ de Maxïmo Park-, ‘Psicopático’ -que te distrae en los primeros segundos hasta que aparece la batería, mientras que en la segunda mitad baja un poco el ritmo para que respires con el efecto de la voz de Sean Frutos y termina sin previo aviso para aumentar las ganas de más- o ‘Prototipo’ -que nada mas empezar te advierte: ‘vas a sudar de lo lindo’-.
Y hay otras dos bombas de relojería: ‘Mañana es Domingo’, que junto a ‘Autodestructivos’ ha tenido más de treinta versiones diferentes con “noches enteras trabajando, escribiendo, decidiendo, y luego tirando todo lo anterior a la basura y volviendo a empezar”. Y otras como la que bautiza el disco, ‘Demasiado Soñadores’, en las que “el lápiz corría sobre el papel, como si
tuviera la necesidad de descargarme”. Sin retoques, sin trampa, ni cartón -Ya no cuenta lo de antes, solo importa lo que viene-. Y no paras de bailar. Enganchan y ¡de qué manera!
Cinco descargas de pura energía, aptas para romper la noche y lo que haga falta. Y en todas ellas hay electricidad y guitarras, hay estribillos altamente eficaces y adictivos, hay coros… perfectos. Y todo tipo de detalles cuidados al máximo: teclados ochenteros, baterías poderosas, un sonido que transciende y que hace que captes cada segundo, que mastiques cada nota y que la disfrutes. Se nota –y mucho- que este es el trabajo en el que más tiempo han empleado, aunque haya sido creado a intervalos.
Nos falta un poco más de la mitad de Demasiado Soñadores. Son medios tiempos como ‘N.A.D.A’. O ‘Muérdeme’ en los que la voz de Sean Frutos está impecable y, asimilando su desesperación – Bella, muérdeme hasta desangrarme. Quédate con lo que reste y luego lárgate- demuestra los registros que puede llegar a tener. Con instantes que parecen operetas y que recuerdan ligeramente al Viva La Vida de Coldplay.
Son viajes alrededor de una búsqueda constante, de una continua comparación entre el presente y el pasado. Pasajes rebeldes que significan etapas en las que se han dejado llevar y en las que han sido más autodestructivos... Momentos que hablan de estar sólo entre tanta gente y de cosas que se han ido perdiendo por el camino.
Todo envuelto con una delicadeza extrema que aparece reflejada en ‘Aquella Fotografía’ o en ‘En Pequeñas Cosas’ -Tu cuello al descubierto se queda por cabellos, que se enredan en pendientes, que simulan caramelo (...) No hay ninguna forma de salir corriendo y que te borres de mi pensamiento. O quizá no quiero-.
Lo bueno es que, aunque ellos aseguran haber vuelto, en cierto modo, a la oscuridad de sus comienzos, aquí hay luz por todas partes. Y la prueba definitiva se encuentra en el mensaje con sonido semi-acústico que proyecta ‘Tu alrededor’ donde las nubes que no flotan terminan haciéndolo y los discos que no hablan de amor luego lo cantan y, de una manera épica y con voces corales al final, la historia acaba bien. Porque “intuimos la luz al final del túnel...somos unos soñadores, en realidad...”.
En eso consiste perderse para volver a encontrarse, deber ser…
Virginia Díaz (180 grados, Radio 3)
Empecemos por el nombre: “Demasiado soñadores es un título que nos viene muy bien, ya que seguimos siendo unos soñadores. Aunque hayamos tenido cientos de contratiempos, aquí estamos y tenemos cosas que contar. No vamos a rendirnos”.
Y sigamos por la producción y vuelvo a citar textualmente a Sean Frutos, vocalista y autor de las canciones de Second: “Ha sido producido por Raúl de Lara y por nosotros. Raúl es el productor del disco Invisible y co-productor de Fracciones de Un Segundo y, además, nos acompaña desde hace siete años como técnico de directo. Conoce al grupo a la perfección. Digamos que es como casi un miembro más del grupo”.
Con esto ya podemos adelantar, sin ningún miedo a equivocarnos, que Demasiado Soñadores es el mejor disco de Second. El más completo.
Y aquí es donde hay que frotarse las manos porque vamos a empezar a hablar de las canciones. Raúl y Second han conseguido un sonido que es pura energía y que refleja exactamente lo que la banda expone sobre un escenario. Así son ellos en directo, con la fuerza que este disco pretende plasmar.
Y tiene hits para aburrir. Hay artefactos que explotan desde que escuchas el nombre, corto y contundente. Y tenemos ‘Autodestructivos’ -que produce la misma sensación que si te metieras en la boca un peta zeta y se desenvuelve efervescente como si fuera ‘Let’s Get Clinical’ de Maxïmo Park-, ‘Psicopático’ -que te distrae en los primeros segundos hasta que aparece la batería, mientras que en la segunda mitad baja un poco el ritmo para que respires con el efecto de la voz de Sean Frutos y termina sin previo aviso para aumentar las ganas de más- o ‘Prototipo’ -que nada mas empezar te advierte: ‘vas a sudar de lo lindo’-.
Y hay otras dos bombas de relojería: ‘Mañana es Domingo’, que junto a ‘Autodestructivos’ ha tenido más de treinta versiones diferentes con “noches enteras trabajando, escribiendo, decidiendo, y luego tirando todo lo anterior a la basura y volviendo a empezar”. Y otras como la que bautiza el disco, ‘Demasiado Soñadores’, en las que “el lápiz corría sobre el papel, como si
tuviera la necesidad de descargarme”. Sin retoques, sin trampa, ni cartón -Ya no cuenta lo de antes, solo importa lo que viene-. Y no paras de bailar. Enganchan y ¡de qué manera!
Cinco descargas de pura energía, aptas para romper la noche y lo que haga falta. Y en todas ellas hay electricidad y guitarras, hay estribillos altamente eficaces y adictivos, hay coros… perfectos. Y todo tipo de detalles cuidados al máximo: teclados ochenteros, baterías poderosas, un sonido que transciende y que hace que captes cada segundo, que mastiques cada nota y que la disfrutes. Se nota –y mucho- que este es el trabajo en el que más tiempo han empleado, aunque haya sido creado a intervalos.
Nos falta un poco más de la mitad de Demasiado Soñadores. Son medios tiempos como ‘N.A.D.A’. O ‘Muérdeme’ en los que la voz de Sean Frutos está impecable y, asimilando su desesperación – Bella, muérdeme hasta desangrarme. Quédate con lo que reste y luego lárgate- demuestra los registros que puede llegar a tener. Con instantes que parecen operetas y que recuerdan ligeramente al Viva La Vida de Coldplay.
Son viajes alrededor de una búsqueda constante, de una continua comparación entre el presente y el pasado. Pasajes rebeldes que significan etapas en las que se han dejado llevar y en las que han sido más autodestructivos... Momentos que hablan de estar sólo entre tanta gente y de cosas que se han ido perdiendo por el camino.
Todo envuelto con una delicadeza extrema que aparece reflejada en ‘Aquella Fotografía’ o en ‘En Pequeñas Cosas’ -Tu cuello al descubierto se queda por cabellos, que se enredan en pendientes, que simulan caramelo (...) No hay ninguna forma de salir corriendo y que te borres de mi pensamiento. O quizá no quiero-.
Lo bueno es que, aunque ellos aseguran haber vuelto, en cierto modo, a la oscuridad de sus comienzos, aquí hay luz por todas partes. Y la prueba definitiva se encuentra en el mensaje con sonido semi-acústico que proyecta ‘Tu alrededor’ donde las nubes que no flotan terminan haciéndolo y los discos que no hablan de amor luego lo cantan y, de una manera épica y con voces corales al final, la historia acaba bien. Porque “intuimos la luz al final del túnel...somos unos soñadores, en realidad...”.
En eso consiste perderse para volver a encontrarse, deber ser…
Virginia Díaz (180 grados, Radio 3)
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