lunes, 22 de junio de 2009

A PROPÓSITO DE SCHMIDT



La vida de las personas se compone de ciclos, y la jubilación es uno de ellos. Este ciclo que finalmente desemboca en la muerte, se supone que debe ser un periodo dorado de nuestra existencia, pero en muchas ocasiones se convierte en una pesadilla y en la pérdida de aquellos valores por los que siempre hemos luchado. Quizá esto ocurra, porque nos pasamos una gran parte de nuestras vidas trabajando, y el tipo de sociedad en la que vivimos no ha sabido prepararnos para hacer otro tipo de actividades, o incluso, porque muchas veces un jubilado ya no es bien visto. No deja de resultar paradójico que aquella persona que era tan necesaria para su empresa o su familia hasta poco tiempo antes, cuando se jubila se convierte en un armario difícil de recolocar.

A propósito de Schmidt es un recorrido por todos estos valores, pero también es la experiencia vital de una persona que ya no sabe cual es su sitio. En primer lugar, sorprende que el cine comercial norteamericano aborde este tema, y luego, que lo haga de una forma tan descorazonadora y sencilla a la vez. Si esta película se caracteriza por algo, es por la falta de adornos, que van desde la interpretación de Jack Nicholson hasta la forma de plantearnos la historia e incluso su final.

El primer fotograma es realmente esclarecedor, porque nos muestra a un Nicholson con gesto comedido y concentrado mirando el reloj de su despacho, una habitación fría y vacía, donde el armario, la mesa y la silla donde él está sentado, simbolizan la desnudez, no sólo del espacio, sino también del personaje. Ambos, Nicholson y el paso del tiempo, serán los verdaderos protagonistas de la película.

Si a la falta de actividad, le unimos la muerte de su esposa, y la ausencia de una relación afectiva con su hija, el caos emocional y existencial del protagonista se van acrecentado. De ahí que Schmidt, como otras muchas personas, se cobije en los parámetros de la huida como la mejor solución a la hora de enfrentarse a sus problemas, y que en el caso de Schmidt vienen definidos, por un lado, en las cartas que le escribe al niño que ha adoptado, y donde refleja su necesidad de comunicación y su soledad, y por otro, en la escapada que emprende en su caravana, con la que inicia una nueva vida en busca de lo que no tiene, pero que finalmente se convierte en un viaje hacia ninguna parte que le acaba llevando hasta la boda de su hija.

Alexander Payne logra mantener a Nicholson en unos registros interpretativos muy comedidos, logrando que tanto la película como el personaje aumenten su credibilidad.
Con esta crítica quedé finalista del Concurso Crítico de Cine de la Guía del Ocio en el año 2003

No hay comentarios: