lunes, 15 de octubre de 2012

PATRICIA MOON, OXYTOCIN: ALEGORÍAS QUE DIBUJAN LO ABSTRACTO EN FORMA DE SONIDOS SOUL, BLUES, SWING Y ROCK

Compositora, solista, letrista, y formada en la disciplina de la música clásica, que ella ha tratado de atenuar bajo un sinfín de colaboraciones con diferentes músicos y grupos de pop y rock, son sólo las principales notas de una artista que si sobresale por algo, es por una gran amalgama de ecos y sonidos que tienen en común la originalidad, y que en algunos casos llegan a la brillantez como en el tema All That’s left for you is to howl. Patricia Moon no se reprime y quiere probar con los diferentes estilos que copan el universo de la música popular más masiva, y así, se atreve con el swing, el rock, el pop, el folk o incluso el rhythm and blues pasado por su tamiz más personal. Ese caleidoscopio musical tan indefinido, nos hacen definir su trabajo como alegorías que dibujan lo abstracto en forma de sonidos soul, blues, swing y rock.

El cd se abre con el tema que le da nombre, Oxytocin, donde la voz de Patricia trata de conquistar un territorio marcado por las voces de las cantantes americanas y en donde el sonido de la trompeta nos retrotrae a escenarios repletos de brillos dorados de finales de los setenta y principios de los ochenta, sólo atemperados por un violín que definitivamente deviene en un solo de guitarra incisivo en la mejor tradición de Nile Rodgers y su gran grupo Chic. Una fusión de sonidos que se trasladan a una faceta más pop que intenta situar sus influencias más directas de una forma atenuada de grupos como Siniestro Total en versión pop en The last rock star. Edulcorados o no, los sonidos que busca y encuentra Patricia Moon residen en ese espacio en el que navegan las melodías de las grandes solistas americanas y This is my life es un nuevo ejemplo de lo dicho, donde las notas del violín están al servicio de la voz dura y profunda de la solista; un violín que es capaz de reproducir sonidos cargados de sentimientos y que se convierten en el auténtico leitmotiv de este medio tiempo.

Los ritmos más atemperados e íntimos de este Oxytocin dejan de nuevo paso a la fuerza de esta jovencísima gallega en Who dares to bribe death?; un tema que busca el brillo del funk rock más puro (con piano incluido); sonidos que por otra parte ya no estamos acostumbrados a escuchar y que por eso nos cuesta identificar, pero no por ello, son menos valiosos que los manidos y prototípicos sonidos indies que surcan el espacio musical español. Un sonido propio que se acentúa en la potente y clásica Oh my home, una balada dulce y suave como un claro de luna en mitad de la noche. Brillo, brillo… mucho brillo a través de una armónica perenne e infinita que revalida a cada nota su mágica presencia hasta llegar a lo más profundo. Y la armónica da pie a una trompeta que se convierte en la compañía perfecta de Patricia en All that’s left for you is to howl, como una vela que se extiende en la inmensidad del océano para surcar las corrientes más cálidas que su voz clara y cercana nos proporcionan, lo que sin duda convierten a esta canción en el tema insignia de este Oxytocin.

Blue note es un blues intenso y con sabor al mejor brebaje con añoranzas sureñas. Notas que se pierden en un sinfín de iconos e imágenes que forman parte de nuestro subconsciente colectivo (quien no recuerda a Michelle Pfeiffer sobre el piano en la memorable secuencia de Los fabulosos Baker Boys); y para que el sueño en el que nos hemos sumergido sea completo, Patricia Moon nos regala Linden street experience, toda una declaración de intenciones donde la fuerza del soul y del blues se dan la mano bajo la atenta mirada de un piano que como un suicida va en busca de nuestro corazón. Y nosotros no podemos hacer otra cosa que agarrarnos con fuerza al mástil de nuestros sueños para dejarnos llevar por estas alegorías que buscan sus propias formas en forma de soul, blues, rock, pop…

Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.

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