Paramales como antídoto
contra los males, Paramales desglosada en: para amarles. Ambos significados caben
en el título y en las canciones del nuevo disco del gallego Xoel
López, que sigue atrapado en el cancionero de los claroscuros y en la
fusión de múltiples ritmos y sones que le proporcionan una gran amalgama de
matices sonoros. Aparte de su sempiterna guitarra española se hace acompañar de
instrumentos musicales que le catapultan hacia ecos sonoros muy particulares
que describen perfectamente una ruta que va desde lo más étnico a lo más cool. Esa gran variedad de registros es
la que define este disco como de ecléctico y único. Originalidad a raudales que
es muy de agradecer en un universo indie muy mimetizado por las guitarras
eléctricas y los sonidos anglosajones. Si quieres escuchar algo diferente y
novedoso escucha este Paramales, pues el nuevo trabajo de Xoel
López no te defraudará. Además, este nuevo cancionero del coruñés es
una especie de puente tendido entre los dos extremos del Atlántico que, nos
permite, en algunas ocasiones, seguir las huellas de su anterior trabajo, Atlántico,
así lo hace por ejemplo, la canción que abre el disco, Patagonia, donde los lazos expuestos se dan la mano como en un
camino que no tiene fin. Perfecto inicio que nos habla de esa dicotomía de la
diversidad y la contradicción: «ahora nada es igual, pero todo es distinto..., nada
es igual, todo será lo mismo».
Las ramificaciones de este álbum ya
empiezan a extenderse de una forma clara en Yo
solo quería que me llevaras a bailar, perfecta melodía pop destinada a ser
una de las canciones del disco, pues su hipnotismo sonoro te atrapa para no
soltarte. Una rama que enseguida se bifurca en melodías, del más de allá, con Antídoto una demostración de las
múltiples reinterpretaciones que se pueden dar de los más oscuros estados de
ánimo. Entre dardo y dardo, y disparo y disparo, llegamos a una de esas sensaciones
sonoras de Paramales, ritmos trepidantes, por lo tribales e hipnóticos.
Cantada en gallego, A sera e o mariñeiro,
es una de esas extrañas joyas que te encuentras en algunos discos. Despojado de
todo prejuicio, Xoel López se lanza sin miedo a reinterpretar este cuento y
encuentro entre una sirena y un marinero, como si lo imposible ya no lo fuera,
xilofón incluido. Atrapados por estos ritmos inigualables, acudimos a la
catedral sonora de la oscuridad que es Caracoles:
melancolía y mitología de la buena se fusionan bajo las notas musicales que nos
llevan hacia la elongación de unos sentimientos acunados por la desesperación: «como
una diosa atlántica», nos canta Xoel entre trompetas apocalípticas. Sensaciones
de fracaso y frustración que se vuelcan en Un
año más, canto de esperanza desde la oscura realidad, donde el paso del
tiempo siempre supone una pérdida. Guitarras eléctricas cargadas del ímpetu de aquello
que pudo ser y nunca será. Brindis cargado de la rabia incontenida de la insatisfacción,
esa rara avis que, sin embargo, todavía sigue moviendo el mundo.
Todo los que merezcas es la canción que abrió boca de este Paramales,
una clara reivindicación de la música que Xoel López compuso en Deluxe,
y que aquí se comporta como una de las ramas más gruesas que le han nacido a
este nuevo árbol repleto de canciones distintas y cargadas de la esencia de una
forma de entender la música muy especial. Las maldiciones de la letra de esta
canción no son sino una declaración de intenciones en las que se pueden dar por
enterrados esos fantasmas que de alguna forma nos persiguen a todos: «y que tus
días se llenen de infinito desierto». Perfecta reivindicación cargada de un
sonido de órgano portentoso e imprescindible. Algo parecido podríamos decir de
un Yo vi un hombre desaparecer, pues
aquí asistimos a esa vertiente más pop marca de la casa, donde la voz de Xoel
López se reivindica entre palabras y toques de batería de una forma
firme y muy adictiva, a la que por no faltarle, no le falta ni ese riff de
armónica que termina de pintar esta canción como un cuadro teñido de colores
evanescentes. Ritmos pausados y no por ello intensos, que siguen su curso en Sol de agua, una nueva manifestación de
esos medios tiempos tranquilos que tan bien definen a este músico coruñés y,
que sin duda, son los que mejor le definen como músico y compositor.
Con Almas del norte de nuevo nos subimos a la plataforma de los ritmos
más rápidos e incisivos que nos llevan a esa necesidad de huida de la oscuridad
que nos impregnan la noche. Noches sin estrellas que, sin embargo, en esta canción,
adivinamos tras las notas de una melodía muy envolvente, sin duda, una de las
más adictivas del disco, lo que nos permiten elegirla como una de las canciones
de Paramales,
pues tiene todos los ingredientes para convertirse en el santo y seña del
mismo. Perfecta fusión de voces, música y ritmos. Algo que continúa en Ningún hombre, ningún lugar, igual que
si nos hubiésemos subido en un perfecto bucle de derrotas que acaban en
victorias, pues esa es la sensación que a uno le queda después de escuchar
estas canciones pues, sin duda, nos encontramos en el mejor tramo musical del
disco. Anclados en este devenir de miedos inciertos, llegamos a Laberinto: «nos perdimos en el tiempo, dentro
de este laberinto», como declaración de la íntima necesidad de volverse a
encontrar refutada por notas musicales muy eclécticas donde cabe casi todo.
El punto y final es La casa hace ruido cuando no estás, un
tema compuesto por Lola García Garrido y que representa la fusión de todo lo
antedicho, pues se comporta como un cántico en el que caben todas las señas de
identidad de Xoel López a lo largo de su dilatada carrera que, en esta
ocasión, nos ha regalado un cancionero de claroscuros.
Ángel Silvelo Gabriel.
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