
Si alguien no tenía claro todavía la esencia de este grupo abulense de Pedro Bernardo, ayer
Los Pedales en la mítica y remozada
Sala El Sol de Madrid, nos ofrecieron una sin par lección de buen rhythm&blues. Una forma de sentir la música que los hermanos
Muñoz (Gustavo y Rodolfo) expresan con profundidad y claridad sobre el escenario, al que se suben acompañados de unos buenos músicos que de una forma muy efectiva se acoplan a esa forma de entender la música que sale muy de dentro, sin duda, la forma anglosajona musical más cercana a nuestro flamenco. Pero
Los Pedales no se apoyaron sólo en estos sonidos, sino que alternaron su actuación con ritmos de rock’n’roll con acento sureño y en ocasiones se desplazaron hasta el pop, donde sus canciones ganan en ese matiz de cercanía hacia el gran público que les hace conectar con sus fans en las primeras notas de sus canciones, lo que no las hace desmerecer con el resto de su repertorio, sin duda, más ambicioso desde el punto de vista conceptual de la causa musical.

Abrieron el concierto con
Las Noticias como un claro ejemplo del rhythm&blues marca de la casa en el que ya sobresalió el grande y potente órgano de
Gabri Casanova (inconmensurable todo la noche), que se tornó en un rock’n’roll al más fiel estilo de los veteranos
La Frontera con
Te Gusta Gustar, y ese toque sureño que casi nos hacía ver el polvo del camino que recorrían anoche
Los Pedales sobre el escenario de la
Sala El Sol, y que continuó en un buen medio tiempo con el mismo acento en
Días de Sol, donde las guitarras de
Gustavo y Rodolfo suben y suben y que en
Paseo Inventado son el comienzo de una ruta de secuencias sonoras muy cercanas al blues, que rematan en una
Dirección Sur donde la intensidad de los teclados y su conjunción con las guitarras españolas acaparan todo el protagonismo, llevando a
Rodolfo a tocar sentado con la guitarra en posición horizontal.
Dejarme Llevar es un tema nuevo que en cierta medida su melodía nos recuerda a una ranchera mejicana con acento pop y R&B, donde el órgano Hammond nos deja adheridos a su magnífico sonido, que en
Desorden se convierte en un inicial punteo de guitarras que acaba en un dinámico y rítmico sonido de rock’n’roll con claros ecos de nuevo de
La Frontera (a excepción de la voz de
Javier Andreu). Lo que nos lleva a uno de sus temas más conocidos
Razones Comunes, y a la primera dedicatoria de la noche, a
Virginia Díaz de
Radio 3. Una canción que es coreada por el público, y que también supone la versión más pop del grupo, con una melodía sencilla y directa que la hacen muy fácil de seguir, y que ayer finalizaron con un potente discurso multi instrumental por parte de todo el grupo, que continuaron en
Me vendiste la Moto, donde los teclados de nuevo nos hacen levantar el ánimo y las ganas de bailar a los asistentes de este rock’n’roll que
Los Pedales nos proponen con grandes argumentos instrumentales por parte de todos los músicos de la banda. Lo que nos lleva a la segunda dedicatoria de la noche, que en esta ocasión es para su manager
Kike del Toro, y que sirve de presentación para otro tema nuevo,
El Temporal, que nos desplaza a ritmos y sonidos típicamente sureños hasta llegar a
Señorita, una canción donde nos presentan al resto de la banda,
Gabri (teclados),
Daniel (batería) y
Alfonso (bajo). Un tema redondo que se inicia con una contundente batería a la que se unen en un mágico encuentro las guitarras y la voz, que se despliegan hacia melodías más pegadizas y cercanas al pop, pero que se comportan como un falso espejismo, pues el tema final del concierto es el instrumental
Rock and Roll Instrumental, como un claro homenaje a los sonidos que más apasionan a
Los Pedales.

El primer bis se convierte en un mini concierto acústico de dos canciones que comienza con
Cuentacuentos, donde
Gustavo y Rodolfo sólo se hacen acompañar de guitarra y armónica respectivamente, ofreciéndonos ese lado más intimista del grupo, que la en versión de la canción
Buona Sera, se convierte en un original y castizo blues. Lo que nos lleva al segundo bis de la noche, ya con el resto de la banda, y que se inicia con
La Máquina del Tiempo, un reencuentro con un buen inicio instrumental de guitarras que se acercan al pop, y que
Gustavo convierte en un eco desgarrado en su voz, que poco a poco se retira para dar paso a las guitarras que se retan y se juntan en un herrumbroso quejido.
Dominó es el final del concierto a través de un blues dinámico, apabullante, contundente y que plasma a las mil maravillas la razón de ser de
Los Pedales, donde
Rodolfo nos recuerda a
Andrés Calamaro. Un fin de fiesta que sirvió para recordarnos que habíamos asistido a unas intensas lecciones del mejor rhythm&blues de un grupo patrio.
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