En El manantial somos conscientes de que hay veces que, con las cuerdas de unas guitarras y las teclas de un piano, se crean atmósferas tan fratricidas que te noquean los sentidos. Ese quejío envolvente y mágico se traspone en una fuerza que te lleva lejos de la rutina diaria y se levanta como una fuerza rompedora de la mediocridad que se eleva como una nube sobre la niebla, el miedo, la penumbra y los mares interiores que nos ahogan. Ese corazón —que es la portada del disco, Las canciones del agua—, que se abre paso en el agua sobre el que se zambullirá, ya nos habla de lo impetuoso de su gesto y la valentía de su apuesta. Aguas transparentes sobre las que pueden volver a crecer nuevas vidas salidas de las raíces de ese corazón-tierra que más pronto que tarde volverá a ver la luz del sol sobre el que una vez más nacerá una nueva vida, ya sea esta vegetal o humana, porque la letra del poema sobre el que descansa esta canción es una mezcla de amor, desesperación y necesidad de una libertad que no siempre está al alcance de nuestras manos, porque siempre hay una fuerza mayúscula que se oculta en los otros que nos lo impide: «¿Qué alfabeto de auroras ha compuesto/ sus oscuras palabras?/ ¿Qué labios las pronuncian? ¿Y qué dicen/ a la estrella lejana?/ ¡Mi corazón es malo, Señor! Siento en mi carne/ la implacable brasa/ del pecado. Mis mares interiores/ se quedaron sin playas./ Tu faro se apagó. ¡Ya los alumbra/ mi corazón de llamas!/ Pero el negro secreto de la noche/ y el secreto del agua/ ¿son misterios tan sólo para el ojo/ de la conciencia humana?/ ¿La niebla del misterio no estremece/ a un árbol, el insecto y la montaña?/ ¿El terror de las sombras no lo sienten/ las piedras y las plantas?/ ¿Es sonido tan sólo esta voz mía?/ ¿Y el casto manantial no dice nada?
El manantial, el tesoro mejor guardado de nuestras vidas que, como un milagro, surge de un arrebato de luz sobre las tinieblas. Y que crea temores y secretos que aguardan su instante y se cobijan bajo ese otro misterio que es el secreto del agua.
Ángel Silvelo Gabriel.
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