Con un globo terráqueo en forma de universo y dando nombre a su gira, Depeche Mode comenzó su concierto con los acordes comedidos de In Chains, una de las canciones de su último trabajo y a la que siguieron Wrong y Hole to Fedd. Cuando ya creía que había perdido mi apuesta, Dave Gahan antes de empezar a cantar su reconocido Waking In My Shoes, le regaló a nuestros oídos el clásico grito de ¡buenas noches, Madrid! en un castellano apenas reconocible.
Este Tour Of The Universe tal y como nos prometía Andy Fletcher es un show medido al milímetro tanto en sonido como en ejecución, y como muy bien dice él: si no hubiera rutina, no habría concierto. Lo que no es óbice para caer rendido a los pies de uno de los clásicos de la sempiterna ruta de macroconciertos actuales.
Depeche Mode es un grupo de pop electrónico electrizante, que no defrauda a sus incondicionales seguidores con versiones que poco varían de las originales y con un apoyo cada vez más importante de las proyecciones de la pantalla situada detrás del escenario, en un juego que combina a la perfección un gran espectáculo multimedia: palabra, imagen y sonido.

Un gran concierto y un magnífico espectáculo, en un escenario que poco a poco se está convirtiendo en el referente de los recuerdos y la memoria musical de muchas generaciones.
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